Por Nahomi Onofre y Emilia Villegas

Sentarse y mantener un diálogo con él es una tertulia encantadora y fervorosa que a cualquiera contagia de amor.

La labor que realiza Víctor Hugo Calderón hace muchos años por la comunidad la resume en una frase de la recordada Madre Teresa de Calcuta: “El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz”.

Tener en su radar importantes aprendizajes como el anterior, los recuerdos de tiempos económicos difíciles durante la construcción en la sede de Mucho Lote 1, y en especial importantes legados, como el de su padre don Ángel Calderón, hacen que se fortalezca, se inspire y luche cotidianamente por seguir construyendo una generación que adquiera aprendizajes provenientes de las ciencias, pero sobre todo con valores que dignifiquen y diferencien a los hombres.

Es así que hizo hincapié en que los primeros educadores son los padres, ya que ellos se encargan de iniciar el proceso de aprendizaje concerniente a la moral, la ética y los principios. El colegio es tan solo el espacio en donde los niños y jóvenes los consolidan y los ponen cada día en práctica.

El trabajo realizado y ese espíritu de servicio de nuestro director corporativo hacen que nos sumemos con la veeduría a la que nos llama a ser parte.

Recibir y dar el regalo de la retroalimentación a nuestros docentes, con la finalidad de mejorar nuestra experiencia de aprendizaje, es a lo que nos comprometimos cuando le preguntábamos de qué forma podemos retribuir los estudiantes el esfuerzo de nuestros docentes y directivos. (I)