Los chicos forman parte de los 94 nuevos integrantes del grupo de alto rendimiento (GAR)
La clave de los mil puntos estuvo en la preparación
No se consideran fuera de lo común ni mucho menos superdotados. Se catalogan como cualquier otro estudiante, que tienen una meta y se esfuerzan por conseguirla, afirman Pablo Velasco y Álex Hidalgo, los estudiantes que alcanzaron la calificación perfecta de mil puntos en el Examen Nacional de Educación Superior (ENES), en marzo.
Álex terminó el bachillerato hace casi dos años en el Colegio Técnico de Ascázubi, en el cantón Cayambe de la provincia de Pichincha; tomó un curso adicional de cuatro meses para lograr el puntaje que le permitió inscribirse en la carrera anhelada: Ingeniería Eléctrica.
Tiene 19 años y fue su cuarta prueba ENES. En las tres anteriores no obtuvo el puntaje requerido para lograr un cupo en la especialidad añorada. En la primera consiguió 656 puntos, en la segunda 873 y en la tercera 844.
Aún sorprendido y emocionado por la perfección de su puntaje, admitió que mientras cursó la secundaria no fue un alumno destacado, sino que estuvo entre los más ‘vagos’ de su clase. ¿Entonces cómo hizo para tener ese puntaje?
“La verdad es que en las anteriores ocasiones nunca me preparé. Fui y di la prueba de lo que sabía y no me fue tan mal, entonces decidí que en esta ocasión no habría más plazo y que era la oportunidad definitiva. Sinceramente no pensé llegar a los mil puntos, pero lo hice y hasta ahora parece un sueño”.
Fue el último domingo por la noche cuando recibió una llamada de la Senescyt (Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación) a través de la cual se enteró de su logro. “Yo no creía, pensé que era una broma, pero al escuchar la seriedad con la que me hablaban me convencí. Es increíble, aún parece irreal lo que estoy viviendo”.
Álex, quien reside en el valle de Guayllabamba (nororiente de Pichincha), reconoció que el ser parte del Grupo de Alto Rendimiento (GAR) cambiará por completo su vida y la de su familia.
Ahora será más responsable para retribuir la beca de la que gozará, aunque no sabe aún en cuál universidad estudiará. Sus padres, Carmen Cadena y Carlos Hidalgo, apoyarán la decisión que tome. “Estamos orgullosos de él, sabemos lo importante que esto es para su carrera y agradecidos con Dios por la oportunidad que ha recibido”, indicó su progenitor.
Pablo Velasco, por su parte, tiene 17 años y está en tercer año de bachillerato en la Unidad Educativa Particular Atahualpa, en la ciudad de Ibarra (Imbabura). Allá viaja diariamente desde Otavalo. El trayecto le toma 20 minutos.
Él es parte del cuadro de honor de su institución y desde hace 18 meses en su domicilio ensayó ejercicios similares a los que presenta la prueba ENES. “Yo le prometí a mi familia ingresar al GAR. Y para eso me preparé. Creo que es cuestión personal establecer la rutina con la que ensayas. Yo generalmente lo hacía después de terminar las tareas. No creo que soy un genio, simplemente aprendí a razonar y a trazarme metas para cumplirlas”.
Pablo quiere estudiar cinematografía. Aunque aún no decide si será director o guionista, ya tiene definidas dos alternativas universitarias para conseguir su título.
La primera es la Universidad de Carolina del Sur, en Estados Unidos, porque ahí estudió su máximo referente del cine ecuatoriano, Sebastián Cordero, a quien conoció en Cotacachi -hace un mes-, cuando el cineasta dio una conferencia sobre la película Europa Report.
“Ahí también me dijeron que intentó estudiar Steven Spielberg, aunque le negaron el ingreso. Creo que debe ser buena”.
La segunda opción está en Europa, específicamente en Francia.
Sus padres, Pablo y Maira, son conscientes del gran paso que esto significa, aunque les duele pensar en lo lejos que estará su hijo. “Es lo que él siempre anheló. Su responsabilidad nos hace confiar mucho en él”, expresó Maira.