Jorge Scala: “Hay que elegir entre Jesús y el Anticristo”
Familias enteras bajan presurosas de sus autos para asistir a la conferencia que se desarrollará en la iglesia Santa Teresita de Entre Ríos.
Al tratar de entrar al Salón de actos, una joven indica que ya no hay espacio en la planta baja, pero que “con gusto” se puede ver la charla desde el piso superior.
Inicia puntual el evento auspiciado por la Casa de la Vida, fundación creada por el sacerdote Paulino Toral, a quien muchos recuerdan también por haber escrito en una carta pública que, en un reportaje publicado en una revista local, se “callaban los traumas psicológicos y los descarríos morales que las familias alternativas generan”.
El sacerdote se refería entonces a las reconocidas constitucionalmente, en un estado laico, como familias diversas.
La presentadora describe la hoja de vida de Jorge Scala, argentino, doctor en Bioética, que durante varios días ha dado talleres sobre lo que él considera “igualdad de género”.
Scala empieza diciendo que la base de la sociedad es tener un “ethos”, una ética común como la que había en América hace 500 años, una “ética católica”.
El conferencista continúa diciendo que hace 30 años a la actualidad, Latinoamérica tiene su propio código, una “ética anticatólica”.
Se pone serio. Comenta que ahora que no hay una ética en común, toda la sociedad vive confundida y de ahí nace la Cristofobia: odio a los católicos y especialmente a Cristo, que no es reconocido por ciertas minorías porque “se interpone en sus planes”.
Destaca que no puede haber un punto medio entre lo católico y lo anticatólico. Motiva a los feligreses a que tienen que elegir entre Jesús y los Cristofóbicos o, mejor dicho, el Anticristo.
“Sólo falta que alguien se levante y me grite que sí es un Cristofóbico y me lance un tomate”, dice, provocando carcajadas entre los asistentes.
Es momento, entonces, para que Scala entre al asunto de la “Ideología de género”, su segundo tema de la noche.
Los que ya están atentos se acomodan en sus sillas; aquellos que dormitan despiertan lentamente, mientras varias adolescentes sentadas en el piso prefieren atender los mensajes y mails de sus teléfonos móviles.
Scala define, como hizo hace pocos días en otra charla, la ideología como un grupo de doctrinas falsas que suenan lógicas y buscan que las personas no razonen, como ocurrió -dice otra vez- con los nazis.
Profundiza “explicando” el mecanismo de la ideología: el sexo sólo es el aspecto biológico y el género es el sexo construido social o culturalmente. Todos se miran confundidos. “¿No entendieron? Así funciona la ideología”, exclama.
En tono burlón habla de los que escogen ser hombre o mujer independiente de su genitalidad, construyendo una metáfora audaz: “el pájaro, aunque quiera pensar, no podrá, es pájaro, no humano”. Fin de la fábula.
Menciona que este pensamiento se liga con la Cristofobia al poner a hombres y mujeres como seres idénticos. “Idénticas son dos gotas de agua, los humanos somos iguales en la diferencia, pero nunca idénticos”, y advierte que eso sería el fin del matrimonio y la familia, como la historia de los pueblos y la Iglesia Católica han enseñado. “La sociedad es quien debe definir qué es varón y qué es mujer”, comenta Scala.
“Me da miedo que a mi hija adolescente, de 17 años, le impongan algún libro que enseñe eso de la ideología de género o que un homosexual o transexual le venga a dar clases”, dice un padre de familia al abrirse el micrófono para preguntas del público al terminar la charla. Todos asienten y, claro, aplauden.