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La familia Vázquez elabora cruces durante más de medio siglo

La mayoría de las cruces elaboradas por Wilmer Vázquez se llevan al exterior como recuerdo; otras son colocadas en las casas.
La mayoría de las cruces elaboradas por Wilmer Vázquez se llevan al exterior como recuerdo; otras son colocadas en las casas.
Fotos: Fernando Machado / EL TELÉGRAFO
30 de agosto de 2019 - 00:00 - Redacción Intercultural

La colocación de una cruz en la parte alta de las viviendas es parte de la tradición en la provincia de Azuay.

Los dueños de las casas las envían a fabricar, ya sea en mármol o metal, que son los elementos que duran con el paso del tiempo.

En el sector campesino, a este acto con matices religiosos le llaman también “huachipichana” y es tomado con tanta seriedad que hasta nombran un compadre para la fiesta de colocación.

Wilmer Vázquez fabrica cruces hace más de 30 años, pero su padre llamado Amadeo fue el que inició este trabajo y pese a su edad (73), aún las elabora.

Vázquez comenta que la venta de estos elementos no ha disminuido. “Antes eran los dueños de casa que las adquirían, ahora son los turistas que quieren tener un recuerdo”, indica.

Vázquez trabaja en metal, poco a poco le da forma; el precio de las cruces varía de acuerdo al tamaño y el material, “las hay desde los $ 30, pero otras llegan a costar $ 500 o más”.

Según él, en ocasiones le toma entre ocho y nueve días elaborar las cruces; “hay que trabajar, hay que limar, uno se pasa sentado varias horas”, indica y agrega que también fabrica estos objetos para iglesias; esta labor le toma más de 15 días.

Elvia Durazno explica que en otros tiempos había mucha demanda de cruces, sobre todo por los cuencanos y las personas que llegaban desde distintos sectores de Azuay.

“Yo ayudaba a mi marido, incluso muchos clientes querían que les entregara la cruz bendecida, otros las llevaban a las iglesias para hacerlas bendecir”, manifiesta la mujer, quien recuerda que cuando se colocaba una cruz el compadre tenía que dar capillos (dinero) desde la parte alta del inmueble, “para que todo vaya bien y la casa dure mucho tiempo”.

Para Durazno, ahora se envía a elaborar las cruces, pero no precisamente para colocarlas en el techo de la vivienda, sino que “sirven más bien como adorno del hogar, son ubicadas en el mejor sitio de la casa”. (I)  

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