Las ong que vigilan los diálogos cuestionan el lento avance
El G-77 exige mecanismos claros para compensar al Sur por el cambio climático
Un nuevo borrador de negociación fue presentado ayer en la conferencia sobre cambio climático de la ONU, pero con escasos avances, luego de tres días de intensas discusiones entre los 195 países.
El pulso entre el Norte y el Sur se mantiene en todos los frentes, en particular sobre quién y cómo pagará el enorme desafío que representa impedir que la temperatura del planeta aumente más de 2ºC.
Para lograr ese objetivo, los científicos recomiendan iniciar una transición energética hacia un mundo sin combustibles fósiles, idealmente en 2050, y además luchar contra la deforestación, la segunda mayor causa del calentamiento del planeta por detrás del transporte y la industria.
El nuevo borrador de acuerdo, puesto a disposición de los negociadores, contiene 50 páginas en lugar de 54, del texto original.
Pero el número de corchetes aumentó, de 1.250 a 1.400, según cálculos de una ONG, la fundación francesa Nicolas Hulot. Cada uno de esos paréntesis representa puntos de discordia entre las delegaciones.
A los negociadores les cuesta entrar en materia y nadie parece ceder en lo principal, constatan por igual delegados y organizaciones no gubernamentales que vigilan las discusiones de París.
“Es normal que haya uno o dos días de puesta en marcha de la máquina”, relativizó la ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal. “Es un momento de maduración necesario”, insistió la funcionaria que comanda los diálogos.
“Hubo una noche de trabajo intensivo el miércoles, y lo mismo pasará esta tarde y noche (jueves)”, aseguró una fuente cercana a la delegación francesa.
DATOS
Representantes de pueblos indígenas que participan en la cumbre mundial sobre cambio climático pidieron a los gobiernos que asuman compromisos serios para combatir ese fenómeno.
“Venimos a este evento para que haya presencia de nuestras comunidades en las discusiones sobre cambio climático, los derechos de nuestros pueblos y cómo nos afecta lo que ocurre en dicha materia”, declaró Tashka Yawanawá, originario de Brasil.
Giríbati, del pueblo Ashaninca de la Amazonía peruana, quiere un grito por el planeta, por todo el desequilibrio ecológico y medioambiental existente en la Amazonía.
“Queremos hacer escuchar nuestra voz para que entiendan, sobre todo las grandes industrias que emiten gases tóxicos al medio ambiente, que debemos ser respetados”, manifestó el dirigente indígena en París.Los negociadores deben entregar en principio su último borrador al canciller francés, Laurent Fabius, mañana, al mediodía. Los ministros de Relaciones Exteriores deben retomar el testigo a partir del lunes, hasta el viernes 11, cuando debe terminar esta COP21 que quiere ser histórica. El objetivo es que la cita termine con un acuerdo vinculante que permita frenar el calentamiento global.
El acuerdo de París sería el primero de carácter universal, que involucre a todos los países, por eso debe ser adoptado unánimemente, es decir, 195 delegaciones deben dar su visto bueno, ya que cada una tiene poder de veto. Sin embargo, aún no está claro si será legalmente vinculante.
Estados Unidos es reacio a que el acuerdo sea vinculante, todo lo contrario de lo que aspiran Latinoamérica y la propia Unión Europea, pero el presidente norteamericano, Barack Obama, antes de dejar París, aceptó la posibilidad de que el texto tenga mecanismos de revisión en la reducción de gases contaminantes, lo que ha destrabado los diálogos en ese punto.
“En líneas generales, el texto ha cambiado poco respecto a lo que había antes de París”, reaccionó en una nota de prensa la ONG World Wild Fund.
“Han pasado tres días y lo han reducido en solo cuatro páginas. A este paso, cuando los ministros lleguen la semana que viene se preguntarán dónde está el progreso”, añadió por su parte la organización Greenpeace.
A propuesta del grupo de países más numeroso, el G-77, que reúne a 134 países en vías de desarrollo y a China, la manera de trabajar cambió.
Hay menos reuniones de pequeños grupos de trabajo sobre partes del texto y más intervenciones en asamblea plenaria, para que los países puedan intercambiar directamente propuestas de un lado a otro, que ayuden a desbloquear los puntos más difíciles.
El acuerdo de París debe entrar en vigor a partir de 2020, y la financiación de este ambicioso paquete de medidas es clave. “El nivel de los apoyos financieros que los países desarrollados destinarán a los países en vías de desarrollo a partir de 2020 debe clarificarse”, advirtió el G-77+China.
Los países desarrollados replican que desde el último gran acuerdo, el Protocolo de Kioto, de 1998, el mundo ha cambiado mucho, y que la propia China es un país que, además de ser el primer emisor de gases mundial, puede contribuir con dinero.
En principio, los países en vías de desarrollo deben recibir 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Pero la organización de países industrializados, la OCDE, calculó hace meses que prácticamente dos tercios de esa suma ya está siendo destinada gracias a los bancos multilaterales y los acuerdos bilaterales.
En París hubo de nuevo una lluvia de anuncios de donaciones y ayudas al inicio de la conferencia. Pero el G-77 recordó compromisos adoptados en el pasado, como cuando se creó la Convención de la ONU sobre cambio climático, en 1992.
“Según la Convención, los países desarrollados están obligados a suministrar recursos financieros, incluida transferencia de tecnología (...). Esto es una obligación legal. No es ayuda ni caridad”, advirtieron los países en un comunicado.
Por eso la noción de responsabilidad histórica, la de los países ricos que iniciaron la Revolución Industrial, vuelve al tapete.
Esa es la visión de países como Venezuela o Nicaragua, que se niegan por el momento a presentar sus planes de reducción de emisiones de gases, o de Ecuador, que planteó un tribunal internacional de justicia climática. (I)
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Aún no presentará INDC
Venezuela espera los resultados de la cumbre
Venezuela se reserva el derecho a presentar su plan nacional de reducción de emisión de gases de efecto invernadero (INDC en inglés) en función del resultado de la actual Conferencia sobre el Clima de París (COP21), declaró el ministro de Ecosocialismo de ese país, Guillermo Barreto.
“Hemos preparado nuestro INDC, pero no sabemos cuál será el resultado de esta conferencia, porque aún no está claro cuáles serán sus consecuencias legales”, declaró Barreto en rueda de prensa.
“Nos reservamos el derecho a presentarlo una vez que sepamos cuál será el resultado de esta conferencia”, añadió.
Los planes de cada país son esenciales en esa lucha, puesto que las emisiones de gases representan la principal fuente de calentamiento del planeta.
Un total de 184 países ya presentó sus INDC hasta la fecha, lo que representa más del 95% de las emisiones del planeta.
Junto a Venezuela, la lista de países que no han presentado INDC incluye a Nicaragua, Panamá o Corea del Norte.
Pero los motivos para cada país son variados, algunos no lo han hecho por motivos económicos. “No sabemos cuáles serán las contribuciones de los países desarrollados a la carga financiera que representan esos objetivos ambiciosos”, explicó el ministro venezolano.
Caracas considera que los países desarrollados tienen una deuda ecológica que las naciones pobres no poseen. (I)