Ecoturismo, una respuesta para el desarrollo rural
El ecoturismo es la respuesta que necesita América Latina para impulsar el desarrollo de poblaciones rurales, la biodiversidad que rodea las zonas sumada a su cultura y la gastronomía local le dan un valor agregado.
Así opina el experto en arquitectura ambiental, ecoturismo y planeación sostenible, el mexicano Héctor Ceballos, quien dice que Latinoamérica en su conjunto es una parte del mundo que tiene la mayor biodiversidad del planeta.
Sin embargo, la desigualdad social es uno de sus mayores obstáculos, por lo cual debe trabajar en políticas sustentables para alcanzar el desarrollo.
“Es curioso que las zonas más pobres son las que tienen mayor riqueza biológica y esa es una contradicción porque en nuestra región hay pobreza y grandes desigualdades. Pero el ecoturismo puede ayudar, si logramos conservar el medio ambiente natural y dar un desarrollo sustentable a todas las poblaciones del país”, manifestó Ceballos.
Capacitaciones
En los últimos años, Costa Rica ha trabajado en capacitar a distintas comunidades para que sean accesibles a recibir visitantes, tanto nacionales como extranjeros.
El objetivo es que los turistas conozcan la autenticidad de los habitantes en estas zonas y ellos puedan ofrecer una variedad de opciones para el disfrute de los foráneos.
Un ejemplo de ello es la Asociación Agroecológica Juanilama, ubicada en la localidad de Pocosol, en el cantón de San Carlos, al norte del país.
La comunidad está integrada por 525 personas, de las cuales 25 familias se dedican al turismo rural comunitario, la mayoría mujeres amas de casa.
Con el apoyo de instituciones gubernamentales, así como voluntariados y su propio esfuerzo, han creado distintas actividades para ofrecer a los turistas, como senderos para observar la flora y fauna que finaliza en una catarata, construcción de un vivero de árboles frutales, un tour de agricultura, clases de cocina tradicional, baile y cursos para elaborar jabones artesanales.
“El turismo rural comunitario es una forma para que nosotras las amas de casa no tengamos que salir a trabajar a otro lugar, sino que podamos aprovechar los espacios, que en un momento el gobierno nos ayudó y nosotros empezamos a trabajar en conjunto”, expresó a EFE una de las coordinadoras del programa, Yamilet Soto.
Según la lideresa social, “tenemos la tierra y la trabajamos; aquí podemos ofrecer al turista por ejemplo un tour de agricultura y de cómo cosechar la tierra”.
La productora indicó que el ecoturismo es un “beneficio para su familia y la comunidad”, ya no necesita ir al supermercado a comprar piña, ni tampoco pimiento, plátanos, bananos, carne, huevos y legumbres, porque los cultivan en su tierra.
“También somos un puente para ayudar a las escuelas, colegios y la asociación de desarrollo (…). Involucramos a nuestros hijos a ser amigables con la naturaleza, que lo que hacemos lo hacemos con amor y que aprovechando los espacios mínimos podemos salir adelante. Este proyecto con mi tierra y en mi patio, me ha permitido que mis hijos puedan ir a la universidad”, afirmó Soto.
La iniciativa surgió hace casi una veintena de años. Empezaron recibiendo ocho personas al año, mientras que en 2018 llegaron a su comunidad un total de 2.300 personas.
Esto se ha convertido para ellas en una motivación de continuar trabajando y mejorando sus procesos.
“Todo lo que aquí realizamos nos ha dado trabajo y eso ha permitido que las personas de esta comunidad no emigren para ir a buscar empleo en las zonas urbanas, sino que trabajen aquí su tierra y ofrezcan distintos servicios para los turistas. Aquí en Juanilama somos auténticos, somos campesinos y estamos orgullosos de serlo”, manifestó Sandra Molina, otra emprendedora.
El ecoturismo es la planeación turística ambientalmente responsable, desde la cual se pueden apreciar las bellezas naturales, culturales y gastronómicas, afirma el especialista Ceballos.
Según él, el ecoturismo no se constituye en la “solución de todos los problemas”, pero contribuye y puede “aliviar” en especial a zonas más necesitadas. (I)