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Personas despedidas se reinventan para sobrevivir a la crisis económica

Personas despedidas se reinventan para sobrevivir a la crisis económica
Foto: Referencial
19 de junio de 2020 - 19:33 - Xavier Andrés Rodríguez Rodríguez

En el marco de la crisis sanitaria por el coronavirus, muchas personas fueron despedidas de sus trabajos lo que acarreó graves problemas económicos. Entonces, surge una pregunta inevitable: ¿Cómo están sobreviviendo en las actuales circunstancias? Aquí presentamos una muestra con tres casos. 

Cristopher Ordóñez, de 29 años, expromotor de ventas de JNG, menciona que tras el despido intempestivo que sufrió hace casi dos meses aún la empresa no le cancela su dinero correspondiente argumentando una falta de liquidez. "Me quieren hacer una negociación con la liquidación, o sea, pagármela por partes o como ellos quieran", revela. 

Ordóñez testimonia que frente a esa situación el mercado laboral no es nada prometedor. "La verdad, lo que toca hacer ahora -o sea, gracias a Dios tengo mi carro- es taxear; me tocará taxear, porque no hay otra forma. Trabajos no hay; la gente no está contratando, antes están sacando y está muy difícil la calle".

Incluso, la actividad de realizar carreras está restringida por el semáforo amarillo en Guayaquil, por lo que no se puede laborar todos los días de la semana. "Aparte de que toca taxear, solo podemos tres veces a la semana, porque está para dos meses más lo que es el toque de queda, y está complicada la situación, complicada, complicada", declara con resignación.  

Nelly Vanegas, exempleada de la empresa Haggerston, menciona que salió exactamente la última semana de mayo, en la cual "negocié una liquidación con mi jefe que es la mitad de lo que realmente me tocaba", señala al tiempo de lamentarse y justificar que decidió aceptar lo ofrecido para evitar peleas. 

Vanegas manifiesta que en el transcurso de conseguir un trabajo nuevo ella recordó que hace algún tiempo aprendió a cepillar y planchar cabellos, entre otros oficios de peluquería cuando se había quedado también desempleada hace cuatro años. Relata que publicó un anuncio entre sus contactos y estos le solicitaron sus servicios. "Así tuve un dinero, algo más o menos, con eso he podido solventar el gasto de la comida", apunta.

Pero eso no es lo único que hace, pues la tranquilidad económica la logra con otra labor esporádica, desempeñándose como asistente en un local pequeño dedicado a la venta de productos. Vanegas precisa que en ocasiones va a "ayudar a un señor que tiene una tienda", el cual le paga por el día de labores.

Por otra parte, la exdocente de Inglés en la institución EducaMundo, Gabriela Martínez, cuenta que en su caso la llamaron del área de Talento Humano la mañana del 5 de mayo para comunicarle el término de su funciones. 

En febrero su mamá falleció de cáncer y pidió adelantado el décimo cuarto sueldo. En abril, en plena pandemia, su padre tuvo complicaciones con la enfermedad covid-19 y uno de sus tres hijos empezó a tener dolores de apendicitis. En ese contexto, la institución se retrasó en el pago de dos quincenas -la última de marzo y la primera de abril-, lo que le dificultaba pagar el arriendo, comprar comida y medicinas. Afirma que entró "en una desesperación de ver que recién perdí a mi mamá y podía perder a mi papá".

Todo esto generó en ella la necesidad de presentar reclamos ante el Ministerio de Trabajo. La respuesta por parte de la institución fue el despido intempestivo, ocasionándole un colapso emocional. 

"Yo tenía 20 dólares en la cuenta, tres hijos; mi esposo vive del día a día (trabaja como chofer en Uber, pero tiene dañado el auto), y no teníamos para alimentos, peor para medicinas de mi papá", enfatiza al tiempo de destacar que era y "es una situación muy, muy dolorosa, muy terrible".

Hasta el momento no le han pagado su liquidación, por lo que halló maneras de sortear el evento. 

Martínez expresa que ha tenido que "tocar puertas, familiares de nosotros nos han ayudado lo que han podido, la iglesia donde me congrego. Unos días después de que yo denuncié nos enviaron una funda de víveres. Con eso pudimos comer esa semana, la otra y tuvimos que desalojar la casa en la que alquilábamos". Como solución, su familia decidió ir a vivir donde el primo de su esposo. 

Por otro lado, se animó a emprender un negocio consistente en la venta de postres caseros elaborados por ella. "Ahora por el Día del Padre me han salido unos cuantos pedidos", indica.

Respecto a la educación de sus hijos, eligió que ellos estudiaran en una institución fiscal en vez de una particular. 

Actualmente, Martínez, quien tiene experiencia en niveles desde el preescolar hasta el bachillerato, está trabajando en otro colegio. "Estoy ganando la mitad de lo que ganaba; ya tengo dos semanas, pero la verdad es que es bien absorbente esto del teletrabajo. Créame que es más trabajo que la (modalidad) presencial, me la paso todo el día en la computadora y aparte con los bebés", agrega al tiempo de rescatar que "están pagando menos, pero es un ingreso más".

Martínez denuncia que "mi hermana tiene el 75% de discapacidad que eso es otro punto aparte, que ella tiene que recibir su bono y nunca lo ha recibido. No la han ido a visitar ni nada". 

Finalmente, en relación a las responsabilidades con sus acreedores, "no sé cómo haré; me tocará pagar a unos, a otros no. (...) Aunque nunca hemos sido de esos que se pegan su buen gusto. Siempre una esclavizada al trabajo para pagar deudas, entonces no me estresa la parte de que no podré pasear. Lo que me interesa es estar con vida, estar con salud". (I)

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