El Corpus Christi agradece la cosecha
Al ritmo del danzante, interpretado por la Banda Municipal de Pujilí, inició el desfile de las Octavas del Corpus Christi, declaradas Patrimonio Cultural Intangible de la Nación en 2001.
Autoridades nacionales, locales e invitados especiales encabezaron el recorrido por las principales calles de la ciudad, ataviados con ponchos y sombreros. Llevaron en sus manos el guion, un objeto cilíndrico de 2 m de altura, que lleva en la punta una media luna con piedras preciosas, conchas y pequeñas cruces, en el que resalta una cruz de mayor tamaño y cintas multicolores.
Setenta y seis comparsas y delegaciones provenientes de México, Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador participaron en el desfile que duró casi 4 horas.
Cada año se disputan los Danzantes de Oro, Plata y Bronce que el Municipio de Pujilí entrega como reconocimiento a la conservación de las expresiones culturales.
La fiesta del Corpus Christi es una celebración que conjuga el cristianismo, traído por los españoles, con las tradiciones indígenas que rinden homenaje al dios Sol y agradecen por las cosechas de mitad de año. Datos históricos señalan que esta fiesta se realiza desde el siglo XVI, 60 días después de la Pascua de Resurrección.
El antropólogo Diego Velasco explica que durante la Colonia los misioneros fusionaron la fiesta aborigen del Inti Raymi (solsticio de verano) con la conmemoración del Corpus Christi aprovechando, posiblemente, la similitud entre el sol y el símbolo de la Santa Custodia.
Después la celebración folclórica se separó de la religiosa. La primera quedó para el sábado y la segunda para el domingo. En la actualidad el evento central es el primer sábado de junio de cada año.
La fiesta cuenta con actividades culturales, ceremonias solemnes y juegos tradicionales que son parte de los festejos en los barrios y comunidades. La fiesta mayor inicia con las ‘Vísperas’, una ceremonia religiosa que se realiza el viernes en la noche y continúa con la quema de chamiza y pirotecnia.
Los danzantes, conocidos como “Tushug” o “Sacerdotes de la Lluvia”, son los personajes centrales de este festejo. Sus imponentes trajes multicolores y su especial baile es lo que más atrae a los visitantes (ver infografía).
Ellos caracterizan la fiesta realizada en la serranía ecuatoriana. Seguida por los festejos de san Juan y las de san Pedro y san Pablo que concluyen a finales de junio.
Enrique Ponce De León, ministro de Turismo y prioste mayor de las Octavas del Corpus Christi, destacó la importancia de la celebración para el turismo al ser un símbolo de identidad cultural que ha trascendido fronteras y ha conquistado a turistas de todo el mundo. “Ecuador es un escenario de culturas vivas que todos deben conocer”, enfatizó.
Para Fernando Matute, alcalde de Pujilí, esta fiesta integra a todos, comparte la gastronomía y transmite la riqueza cultural al mundo, siendo un instrumento para la unidad nacional.
La gastronomía también se destaca
Los denominados dulces de Corpus son el complemento de esta fiesta. Vienen desde tiempos de la colonia, cuando religiosas y damas de la nobleza iniciaron con la elaboración de manjares para regalar a sus allegados como un detalle. Entre ellos se destacan los turrones, alfajores, mojicones, dulce de higos, máchica traposa (mezcla del dulce de panela, mapahuira y la máchica), jucho (dulce de capulí con duraznos), caramelo de indio, (confite de muchos sabores y colores), entre otros.
El hornado, la fritada y el cuy asado son los platos representativos del cantón.
Un edificio perennizará al danzante
La importancia de la fiesta y del danzante llevó al Municipio de Pujilí a perennizarlo mediante el proyecto turístico ‘El danzante más grande del mundo’. Será un edificio de más de 40 m de altura. Se construirá en la colina de Sinchaguasín donde funcionarán museos, salas de exhibición, restaurantes y un mirador.
Pujilí cuenta con atractivos como el Santuario del Niño de Isinche, los ceramistas que confeccionan artesanías en arcilla, la laguna del Quilotoa, entre otros. (I)