Las artesanías en balsa y semillas tienen inspiración de ancestralidad
Diana Grefa, de 40 años, es originaria de la comunidad kichwa de San Silverio, a 10 minutos de Tena. Desde los 17 años se dedica a la confección de artesanías en balsa y con semillas recogidas de las entrañas de la selva.
Actualmente lidera un emprendimiento familiar, donde trabaja con su madre, hermanos y sobrinos. Además es maestra y la principal mentora de esta iniciativa en su comunidad, lo que le permite tener un ingreso económico adicional para la familia.
Ella elabora canoas pequeñas en balsa, collares, pulseras, nacimientos navideños, lanzas, etc.
Ha llevado su trabajo a las provincias de Napo y Orellana, incluso ha visitado comunidades de otra región y espera que sus artesanías se comercialicen en todo el país.
Trabaja desde los 17 años en esta labor que le permite, manifiesta, tener más tiempo y espacio para la familia y para realizar otras actividades. Incluso tiene independencia profesional.
Los materiales que utiliza para sus trabajos son semillas de la selva, balsa, plumas de aves comestibles, entre otros. Todo lo encuentra en la naturaleza e indica que la selva tiene mucha riqueza con la cual “podemos sustentarnos económicamente”.
Hay que ser creativos para la elaboración de los variados artículos artesanales que elabora Diana, tal como detalla, tomando en cuenta que son cristalizados en base a costumbres y realidades de su pueblo.
A varios les agrega imágenes de animales y flora de la jungla, incluso de seres mitológicos de la cosmovisión indígena amazónica, por eso sus trabajos casi nunca son repetidos.
Todo lo que confecciona sale de sus vivencias o de los sueños que ha tenido en sus tiempos libres o de recuerdos de niña, manifiesta.
Asimismo, acota que las “representativas canoas” que tiene en su stand son el único transporte que se ve en toda la región amazónica, por eso pensó en plasmar esa característica. Y los animales representan a la selva en estado puro; incluso con esto quiere crear conciencia en la gente para que cuide la naturaleza.
“Contamos con una riqueza ancestral inmensa a la que se le da poca importancia”, sostuvo, pero su esfuerzo se basa en dar a conocer sus conocimientos artesanales, con ferias e invitaciones a exposiciones en otras localidades.
Boris Moyano, turista guayaquileño que visitó Tena, se mostró sorprendido por la capacidad de elaboración de las artesanías, su colorido y tradición, por eso se llevó de recuerdo un collar y un pequeño bote en balsa donde inscribieron su nombre.
Mercedes Álava se acercó al stand de Diana y adquirió un recuerdo navideño para sus familiares. Ella viajó nueve horas desde Guayaquil para conocer la belleza de Napo y su capital Tena.
Cada punto de Napo y de la Amazonía tiene un toque mágico que atrae a la gente, la maravilla y la enamora. Esas son las costumbres y tradiciones que hace siglos siguen intactas. (I)