En el bar ancestral “Kañari House” se fusionan los ritmos andinos y el rock
Los amantes del folclor andino y el rock and roll cuentan con un lugar en el que estos ritmos se mezclan para ofrecer al público cuencano una alternativa de entretenimiento.
Es el “Kañari House”, un bar ancestral que ha acogido a los grupos Huayrañan, Ñukanchis Rimak, Maki, Kiimera, Nin de Otavalo, así como de Back to Back, Constrictor, Metal Skull Cahin y Almator.
Aunque “Kañari House” surgió como un “runa bar”, es decir, para acoger a los pobladores de las diferentes etnias y nacionalidades radicadas en la ciudad, posteriormente se amplió a esta propuesta intercultural.
Al referirse a “runa bar”, término kichwa que significa “ser humano”, se pretendía ser el primer bar en Cuenca, especialmente de los pueblos indígenas, como cañaris, saraguros u otavaleños.
“Luego se hizo esta combinación porque a muchas personas les encanta el rock and roll o el metal, les gusta también el folclor, es una fusión no tan perfecta, sin embargo es un aporte intercultural”, señala Cristian Churinti Pugo, propietario del local.
Lugar
Ubicado en la Calle Larga y Padre Aguirre, el bar ambientado con elementos de la cosmovisión indígena, como aya umas, mesas de madera y paredes de color rojizo, ofrece a los artistas solistas o grupos, nacionales o extranjeros, un espacio para dar a conocer su trabajo musical.
Las presentaciones se dividen en dos espacios. Los viernes están dedicados solo a los ritmos andinos y los sábados se recibe a los representantes del rock, metal, jazz, entre otros.
Esta “casa de acogida”, como la califica su propietario, funciona hace ocho meses y desde entonces ha deleitado con música en vivo de unos 100 grupos procedentes de diferentes lugares.
En cuanto a los shows en vivo, el establecimiento cuenta con una habitación exclusiva, en la cual los artistas interpretan lo mejor de sus canciones y los asistentes se unen con el baile al son de las guitarras, flautas, charangos y batería.
Festejos
Asimismo, ligados a la cosmovisión andina, en “Kañari House” se celebran los cuatro raymi kunas, que son las fiestas más importantes del calendario andino.
El pasado 21 de junio se cumplió una ceremonia por el Inti Raymi, donde alrededor de una chakana, elaborada con frutas y flores, se recordó la Fiesta del Sol en agradecimiento a la Pachamama por las cosechas.
En marzo se celebra el Pawkar Raymi, en septiembre el Killa Raymi y en diciembre el Kapac Raymi.
En estas fechas el menú que se ofrece a los comensales se amplía y se brinda comida típica, como cuy con papas, mote y la tradicional chicha de jora. Sin embargo, las picaditas de comida típica ancestral son infaltables entre semana. Estos platillos se sirven en platos y jarros de barro.
En las redes sociales
“Kañari House” para su creador significa “identificar la cosmovisión andina y mezclarla en un espacio de interculturalidad con el rock and roll”.
Aunque el propietario de “Kañari House” no invierte gran cantidad de dinero en publicidad, su presencia en redes sociales, como Facebook, ha ayudado para que sea conocido. Por este medio informan los programas que se presentan en la semana.
Lo indígena y mestizo
Esa mezcla de la música andina con el rock ha sido objeto de varios estudios. Eduardo Ramón Yumisaca analizó esta interculturalidad en el “Programa de Maestría en Estudios de la Cultura” de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB).
En su trabajo señala que “entre los diversos lenguajes musicales tenemos el rock y hip-hop, géneros musicales que sin ser de origen ecuatoriano, tienen la maleabilidad de fusionarse con la música producida en Ecuador”.
Entre los grupos que trabajan con la fusión de ritmos y que se han presentado en “Kañari House” están los Nin, que ofrecen un hip-hop andino, son originarios de la comunidad Monserrat, en la ciudad de Otavalo, provincia de Imbabura.
Los Nin son jóvenes indígenas que interpretan el hip-hop que han tomado del mundo mestizo para fusionarlo con los ritmos e instrumentos andinos indígenas.
Otro de los grupos que se ha presentado es Kiimera, con cinco músicos de Cañar, que en mayo pasado cumplió 10 años de trayectoria con la meta de “llevar a todos los rincones” la música andina. (I)