Leyendas, el cómic que tiene identidad nacional
“El Hombre Cóndor de los Llanganates se disfraza de humano para enamorar a una doncella, pero cuando su padre descubre la verdad se opone. Aturdida, ella opta por quitarse la vida y desde ahí el ave la busca entre las montañas”. Este es un drama de Leyendas, la historieta con 15 años en el mercado.
Mauricio Gil, director y creador de la revista, relata que este proyecto nació en 2013 con el objetivo de plasmar en cómics las historias urbanas de las cuatro regiones del Ecuador.
“Éramos cuatro chicos y nos planteamos: hay gente que ya está haciendo televisión, ¿qué es lo que todavía no se ha hecho en diseño en el país?. La respuesta fue la historieta. ¿Pero, de qué tema las hacemos?, y optamos por historias místicas que tengan identidad nacional”, manifestó.
Pero como todo proyecto grupal, no todos lo concluyen. “Dos se echaron para atrás y solo nos quedamos Eduardo Oneto y yo, pero él falleció en 2014”, explicó Gil.
El licenciado en Diseño Industrial indica que Oneto y él se encargaban de las investigaciones de campo y tras su deceso quedaron 7 historietas listas para ilustrar. En total, Leyendas ha presentado 17 historias urbanas en 21 revistas.
“No me meto con leyendas que todos conocen, excepto Cantuña, que fue un pedido. Las historias que ilustramos son poco conocidas, todas fueron detalladas por los residentes de las comunidades a las que pertenece”, enfatiza.
Leyendas, que contiene 16 páginas, es el cómic con más volumen de una historieta en Ecuador. Se encuentran en las bibliotecas de los colegios de Milenio del país.
La historieta en Ecuador
El 7 de noviembre de 1885 apareció la primera historieta en Ecuador, la ilustración que se llamó El Perico (un hombre con frac pero con cabeza de perico) fue elaborada por el doctor Francisco Martínez Aguirre. Desde entonces, esta fecha es referente para celebrar el aniversario de la historieta ecuatoriana.
El historiador del cómic, Juan Zabala, en un especial de Carton Piedra señala que aunque la fórmula creativa, escritor-dibujante se popularizó en Norteamérica y Europa, desde comienzos del siglo XX -y hasta la presente- la historieta nacional ha sido originalmente obra exclusiva de caricaturistas.
Scott McCloud, “el Marshall McLuhan del cómic”, planteó en el semanario Understanding Comics (Entendiendo los Cómics, 1993) que la expresión mínima de una historieta la constituyen al menos 2 viñetas yuxtapuestas, ya que durante el inconmensurable paso entre panel y panel, es donde el lector participa con su imaginación; resolviendo como sujeto la distancia narrativa que separa una representación y la siguiente, y emancipando al cómic como un lenguaje auténtico, con reglas propias.
Es importante considerar esta definición para vislumbrar que a nivel conceptual la caricatura y el cómic no son lo mismo, y para comprender por qué cuando el cómic es usado en espacios políticos se lo apoda de caricatura y goza del reconocimiento del caso, mientras que en su propio contexto sigue siendo percibido como aquel “arte menor que se supera en la edad adulta”, enfatizó Zabala en su publicación de 2015.
Para Gil existe un vacío de 70 años ya que Ecuador retomó la historieta en la década de los ochenta. “La historieta nace con la necesidad de sacar a las personas de su realidad y meterlas en un mundo de fantasías, por eso los personajes clásicos salen en la época de la gran depresión. En Ecuador, nuestra depresión salió después de los gobiernos militares”, indicó.
Lo complejo de escribir un guion
Pero el trabajo de Gil va más allá de la ilustración ya que sintetiza el guion técnico en 12 o 16 páginas por revista. Además de efectuar la investigación y documentación tiene que enfocarse en llevar una moraleja en cada obra.
En 15 años, Gil también tiene varias anécdotas como la de Edwar Jaime, ilustrador de El candelero, quien tuvo problemas para dibujarla ya que por su religión (mormona) no sabía cómo eran los interiores de las iglesias cristianas.
Pero no todas son chistosas ya que el Municipio de Esmeraldas también lo acusó de mal interpretar la leyenda de la Tunda, pero esta fue tomada del libro de Leonardo Moncayo Jalil y constan en el Archivo Histórico del Banco Central del Ecuador. (I)