Bolivia y Brasil, ejemplos en reducción de inseguridad alimentaria
Una de cada nueve personas sufre hambre en el mundo, unos 805 millones, según informa este martes la FAO, que pone como ejemplo a Brasil y Bolivia por sus políticas gubernamentales para reducir esta lacra.
Según el Informe sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo (SOFI2014) que publica por cuarto año el Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en la última década el número de personas que sufre hambre se ha reducido en 100 millones.
Esto quiere decir que los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) -- reducir a la mitad la proporción de personas en pobreza extrema para 2015-- están al alcance de la mano, dice la FAO, que pide a los países que "redoblen los esfuerzos" en el año largo que falta.
Hasta ahora, 65 países en desarrollo han logrado el objetivo y otros seis están en la buena vía para alcanzarlo en 2015, dice la organización con sede en Roma.
La FAO recuerda que se trata de la voluntad de los gobernantes y de políticas integradas en las que participen tanto el sector público como el privado.
Ejemplos de lo que los gobiernos pueden hacer, lo han demostrado países como Brasil o Bolivia, que se han dotado de instituciones y proyectos para hacer frente a esta rémora.
En el caso de Brasil, con su programa estrella Hambre Cero en el que participan nada menos que 19 ministerios y que ha reducido la pobreza del 24,3% al 8,4% entre 2001 y 2012, mientras la extrema pobreza pasó del 14% al 3,5%.
En ese periodo, los ingresos del 20% más pobre creció tres veces más que el del 20% más rico y la proporción de las personas con desnutrición pasó del 10,7% en 2000 a la mitad para 2006.
El gobierno central dedicó unos 35.000 millones de dólares para los programas de seguridad alimentaria y de nutrición. El gasto en programas sociales ha crecido 128% en 12 años.
Bolivia, "un caso excepcional" en América Latina junto con Ecuador, según la FAO, ha creado instituciones que implican a amplios sectores, y en particular a la población indígena, que hasta hace poco estaba totalmente marginada.
La agricultura en el país andino tiene un papel crucial en la estrategia de la seguridad alimentaria, pues cerca de un tercio de la población vive en áreas rurales, donde la pobreza es legión.
Esta estrategia que trata al mismo tiempo de mejorar la productividad de las familias campesinas y paliar las necesidades inmediatas de la población vulnerable mediante programas de protección social y transferencia de dinero, ha contribuido a reducir la pobreza extrema en un 17,2%.
Los ingresos del 40% de los más pobres han aumentado tres veces más que la media nacional. La reducción de la pobreza se refleja también en la caída de la desnutrición. Entre 1994 y 2008, se redujo en 7,4 puntos porcentuales.
En general, el crecimiento económico viene aparejado con un mejor acceso a los alimentos, en particular en el este y sureste asiático.
En este caso, América Latina y el Caribe han hecho los mayores progresos en materia de seguridad alimentaria, reconoce la FAO.
Aunque hay países como Haití, donde más de la mitad de la población tiene problemas crónicos de desnutrición, que sigue luchando para recuperarse del terremoto de 2010.
Otras regiones como el África subsahariana siguen muy a la zaga, con una de cada cuatro personas con desnutrición crónica, y Asia, la región más poblada, sigue albergando a 526 millones de personas con problemas de alimentos.