Nutrición
La malnutrición es una epidemia alarmante
Más de un tercio de los países de ingresos bajos y medianos enfrentan los dos extremos de la malnutrición, según un informe reciente difundido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La investigación publicada en la revista The Lancet señala que esa proporción de los países evaluados presentaba formas superpuestas de malnutrición, como la desnutrición y el sobrepeso y la obesidad, especialmente en África subsahariana, Asia meridional y oriental y el Pacífico.
En 2016 la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) contabilizaba casi 800 millones de personas víctimas del hambre crónica.
Por otra parte, más de 2.000 millones de personas en esa fecha sufrían carencias de micronutrientes; 150 millones de niños menores de cinco años mostraban retraso del crecimiento por dietas inadecuadas; 1.900 millones tenían sobrepeso y, de ellas, 600 millones calificaban como obesas.
Ecuador no está exento
Esas cifras parecen haberse disparado. La FAO dio a conocer en 2018 que por primera vez luego de 25 años, el indicador de subalimentación se incrementó de 34 millones a 42.5 millones en América Latina.
En el caso de este país andino, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (Ensanut), de 2018, la desnutrición crónica en menores de cinco años a nivel nacional es del 23.0%, pero en la ruralidad la cifra se dispara a 28.7%. En tanto, el sobrepeso y obesidad en niños de cinco a 11 años es de 35.0% a nivel de país, pero sube al 36.9% en la urbanidad.
Tomar el control de la alimentación
La especialista en nutrición Andrea Aleaga señala que existen otros trastornos que generan desnutrición como la bulimia y la anorexia. Por ello recomienda la necesidad de que se realicen estrategias de comunicación y salud para desterrar estereotipos que ponderan la delgadez extrema como símbolo de belleza.
Anota que las personas en su diario vivir pueden tomar el control para evitar estos estados de malnutrición, tanto por carencia como por exceso de nutrientes.
Mencionó la necesidad de una alimentación equilibrada y saludable y acoplada a nuestros gustos y preferencias, pero de manera informada respecto a lo que estamos comiendo. “Puede ser que a mí me gusten las papas fritas, pero ello no quiere decir que es saludable”.
Aleaga considera que el individuo debe empoderarse de su propia alimentación, regresando a la cocina. “Solamente preparando nuestros alimentos sabemos qué estamos ingiriendo y qué no, y cuán saludable es nuestra dieta”.
Advierte que la malnutrición puede dejar secuelas en el desarrollo cognitivo en edades tempranas de la vida, lo cual derivará en un problema escolar que le impedirá acceder a un empleo y tener acceso a los alimentos. Estos son los círculos de reproducción de la malnutrición que están presentes en la sociedad ecuatoriana. (I)