Ciudadanía
Quito todavía conserva árboles centenarios
En la capital existen 356 árboles declarados como patrimoniales, de los cuales cerca del 60% están ubicados en lugares emblemáticos como los parques La Alameda y El Ejido, la Plaza Grande y el Centro Cultural Metropolitano. Estos árboles, que dan sombra a los capitalinos y embellecen el paisaje, forman parte de la historia de la ciudad.
Según María Elena Estévez, directora administrativa y financiera del Jardín Botánico de Quito, encargada de coordinar los procesos arbóreos, los árboles más antiguos tienen entre 180 y 200 años de edad.
En el libro Los árboles patrimoniales de Quito se explica que en La Alameda hay especies foráneas que fueron plantadas por personajes como el Padre Luis Sodiro, el primer director del Jardín Botánico de Quito, situado en ese parque, entidad fundada por Marieta de Veintimilla durante la presidencia de su tío, el Gral. Ignacio de Veintimilla. Sodiro realizó sus trabajos botánicos entre finales del siglo XIX e inicios del XX.
Plantó cipreses, fresnos, eucaliptos, álamos, cepillos y muchos más, ejemplares que se han preservado en los años.
Según Renato Valencia, profesor de Ecología de Plantas en la Universidad Católica de Quito, la variación climática de la capital es una de las razones del porqué hay tanta diversidad de árboles. De acuerdo al libro, Quito se encuentra a una altitud aproximada de 2.800 m.s.n.m., tiene valles, quebradas y suelos de origen volcánico; al estar en la mitad del mundo mantiene temperaturas más o menos constantes durante el año, identificando al verano cuando llueve poco y al invierno cuando llueve mucho.
De acuerdo a Valencia, las especies introducidas, como las endémicas, se han adaptado a los diferentes ambientes de Quito. Por ejemplo, al arrayán se lo ve más en el sur de la ciudad, una zona muy húmeda, mientras que en el norte, una zona más seca, se observan los algarrobos.
Una de las características que definen a un árbol como patrimonial es su longevidad. Otros criterios que se consideran son: rareza, que sea nativo, forma poco habitual entre individuos de la misma especie, notables dimensiones, localización, que sea ejemplar simbólico o emblemático, ejemplar histórico, ejemplar ligado a la tradición del lugar, condición de generador de semillas, ejemplar con características motivo de una investigación de interés científico y ejemplares que albergan fauna y flora amenazadas de extinción. Se debe tomar en cuenta que estos parámetros no son excluyentes entre sí, ya que se requiere de al menos 3 para la declaratoria.
Aguacate, araucaria, arrayán, capulí, cedro, ceibo, ciprés, eucalipto, fresno, guabo, higuera, magnolia, nogal, pino y sauce son algunas de las especies de los árboles declarados como patrimoniales en la capital.
Por disposición del Municipio de Quito, el Jardín Botánico fue el responsable de identificar, fichar, catalogar y promocionar a los árboles más representativos del distrito. Según Estévez, el año anterior presentaron un informe en el que se analizaron las raíces, los troncos y las partes aéreas de los árboles; en muchos se constató que se debía hacer una poda correctiva en la que no se cambie su originalidad, una descompactación de las raíces para que puedan recibir nutrientes y darles fertilizantes biológicos.
Según el texto publicado por el Municipio de Quito, los árboles, arbustos y palmeras declarados como patrimoniales se consideran un bien protegido y a conservar. La protección implica que no pueden ser cortados, dañados, trasplantados, mutilados ni destruidos en su estado o aspecto, salvo que medie un riesgo inminente para personas o propiedades.
Se realizó una fase emergente en aquellos árboles más riesgosos; se trabajó en los árboles más grandes como los cipreses, los platanes y los cedros. “Los árboles más antiguos son una muestra de la ecología que va desapareciendo en la ciudad”, comenta Valencia.
Para Estévez, es importante preservar los árboles patrimoniales porque son parte de la historia del país, muchos de ellos han sido la herencia de barrios que tienen una historia larga. Además, según la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito, los árboles traen varios beneficios, como proteger las cuencas hidrográficas, mejorar la calidad del aire, mitigar la acción del viento, reducir la temperatura y mejorar el clima, generar sombra y disminuir contaminantes, ya que absorben el CO2 (dióxido de carbono) del aire, controlan la erosión y contribuyen a la estabilización de taludes. (I)
DATOS
En el libro Los árboles patrimoniales de Quito se detalla que la palabra ‘patrimonial’ proviene de una voz latina, patrimonium, que se refiere a lo que alguien ha heredado de progenitores. De ahí que el árbol patrimonial es aquella planta leñosa, incluyendo arbustos y palmeras, que se destaca por una o varias características de tipo biológico, paisajístico, histórico, cultural o social.
Los árboles más antiguos tienen alrededor de 200 años de edad.