El reto económico de mantener a sociedades que envejecen
Mientras más años vivimos, mayores son los efectos económicos y sociales, en particular, en los países en desarrollo.
Se estima que la prolongación de la esperanza de vida genera significativos costos financieros para los gobiernos, los sistemas de seguridad social y, por supuesto, para las personas que carecen de pensiones garantizadas. Son pocas las naciones que, en este momento, están preparadas para asumir una demanda cada vez mayor de servicios de salud.
Santiago García, economista y catedrático universitario, explica que el adulto mayor tiene una serie de necesidades, como la alimentación, pero, al mismo tiempo, otras relacionadas con el Buen Vivir. Con esto se refiere al interés por viajar, asistir a actividades culturales, deportivas y, por supuesto, familiares.
García asegura, además, que en el país se han mejorado mucho las pensiones de los jubilados. “Recordemos que antes de 2007 había pensiones muy mínimas y hoy el promedio se cuadriplicó”.
En la actualidad, el promedio de la pensión que reciben los jubilados en el país es de $ 700 a $ 800, considerado el más alto de la región andina y el cuarto de América Latina, según cifras del Panorama de Pensiones de América Latina y el Caribe.
El docente indica que cuando hablamos de pensiones se hace referencia a aquellas personas que tuvieron un trabajo estable, pero recuerda que 6 de cada 10 ecuatorianos están vinculados con la economía informal. Por esta razón considera necesario desarrollar programas sociales que garanticen una vida digna a quienes no gozaron de un empleo formal.
“Aunque continuamos siendo una sociedad joven, en términos generales la sociedad ecuatoriana se hace cada vez más vieja. Eso presiona mucho al sistema de seguridad social. Por eso hay que tomarse muy en serio el tema de la sostenibilidad en este campo”.
Según el economista, cada vez se requieren más estudios actuariales de lo que implican los fondos de pensiones.
Al referirse a la escala de pensiones en otros países, el economista e investigador Fernando Buendía, de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, expone que en Francia la relación es 1,8 o 2,5 trabajadores por cada persona jubilada.
“Como esto resulta insostenible han entrado en crisis los sistemas; eso obliga a que los Estados tengan que compensar con subsidios las prestaciones de las personas que ingresan a la condición de jubilados”.
En el caso ecuatoriano, nunca se logró llegar a la incorporación plena de la población activa al trabajo. “Más del 50% de las personas están en una condición de autoempleadas o subempleadas”.
El profesional agrega que el sistema de seguridad social de Ecuador tiene un bono demográfico de 15 a 20 años.
“Vamos a tener dificultades de sostenibilidad, como ocurre en los países europeos, dentro de las próximas décadas”.
¿Cómo funcionan las pensiones en nuestro país?
Según Víctor Hugo Villacrés, exdirector del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, el sistema de pensiones en Ecuador es de ahorro y reparto, lo que quiere decir que las cotizaciones actuales de la población con empleo pleno sirven para pagar las pensiones de los jubilados actuales.
Si por algún motivo, el dinero de los aportes actuales no alcanza para pagar las pensiones de los jubilados, se debe acudir a las reservas que el seguro de invalidez, vejez y muerte tiene invertidas, a través del Biess y que bordean los $ 9.000 millones.
Al mismo tiempo, señala que el desafío para los sistemas de beneficio definido es evitar que los gastos por pago de pensiones anuales superen los ingresos generados por aporte de los afiliados activos para no utilizar la reserva que el seguro de invalidez, vejez y muerte tiene invertido.
“Cuando se genera un déficit corriente, la reserva empieza a reducirse e incluso podría terminarse, en cuyo caso, según la legislación ecuatoriana vigente, el Estado debería asumir el pago del 100% de las pensiones”.
Si de manera hipotética pensamos que las reservas se hubieran terminado hoy, debería sumarse al presupuesto del Estado más de $ 4.000 millones, pues del gasto mencionado anteriormente deberían excluirse las transferencias no contributivas que actualmente ya paga el Gobierno central.
Frente a esta situación, el reto del que ya habla el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Iberoamericana de Seguridad Social es generar reformas legales y financieras estructurales con un solo propósito: hacer sostenibles los sistemas de seguridad social en el tiempo para evitar dificultades.
Los costos del envejecimiento
El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, advierte que si el promedio de vida para 2050 aumentara 3 años más de lo que se espera actualmente, los costos del envejecimiento —que ya son significativos— podrían aumentar 50%.
Según este organismo, una longevidad inesperada más allá de lo que recogen las previsiones constituye un riesgo financiero para los gobiernos y las entidades que ofrecen prestaciones definidas.
Hace solo unos años, el Max Planck Institute for Demographic Research Rostock de Alemania, advirtió que los 65 años de hoy son los nuevos 50.
“La frontera avanza y se pospone la senectud, lo que tiene importantes implicaciones para la jubilación”.
Otro dato que aporta este organismo es que la expectativa de vida tiene un crecimiento lineal y regular porque desde 1840 se aumenta alrededor de 2 años y medio de vida por década, 3 meses por año o, dicho de otra manera, se ganan 6 horas de vida por día. Esto implica que, por ejemplo, un niño nacido en 2010 podrá cumplir 105 años.
Para James Vaupel, del Instituto Max Planck, en las próximas décadas el hallazgo de la cura del cáncer y la demencia, la regeneración celular y la nanotecnología permitirán retrasar el reloj de la edad e, incluso, doblar la expectativa de vida. Lo que ahora se debate es dónde está el límite.
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2050 la esperanza de vida a partir de esa edad llegará a los 26 años en las economías avanzadas y a los 22 años en los países en vías de desarrollo.
Según el investigador Víctor Ruiz, en las sociedades actuales se produce un desequilibrio de las estructuras demográficas por edad, es decir, la quiebra de la pirámide de edades, con la disminución de las generaciones de niños y jóvenes en estas sociedades.
Por esto la población de adultos jóvenes tendrá que asegurar la producción del país y sostener a las poblaciones ancianas.
Sobre este tema, el libro The 100-Year Life describe cómo será vivir y trabajar en la edad de la longevidad, se indica que en un mundo de centenarios la trama de la vida no puede desarrollarse en 3 simples actos, tal y como sucede hoy, cuando la gente primero se enfoca en educarse, luego en trabajar y después de 30 años en jubilarse. En el escenario de los 100 años se necesitará un libreto diferente, porque nadie logrará sostenerse con una pensión a la edad de retiro actual.
Si las cosas siguen tal cual, dicen, las personas tendrán que saber cómo vivir con una pensión muy baja y, según ellos, no tiene sentido vivir más, pero en condiciones de pobreza. Por eso trabajar años extra se convierte en una solución.
Como insisten los economistas, el dinero para la atención a los ancianos tiene que venir de algún lado; de los impuestos y de los propios seguros.
Visiones futuristas de la longevidad
Ray Kurzweil, científico especializado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, en su libro La era de las máquinas espirituales, manifiesta que, en algún momento, será posible prolongar la vida lo suficiente para llegar al punto donde el avance científico y tecnológico permita su extensión indefinida.
Kurzweil pone ese momento alrededor de 2050, justo a la par de la singularidad tecnológica (el punto donde la inteligencia artificial iguale y supere a la humana). Será, según su punto de vista, un mundo de inmortales; la sociedad simplemente se redefiniría por completo y muchos de los paradigmas clásicos para la humanidad estarían a prueba.
La intención de Ray es llegar vivito y coleando como mínimo a 2029, ya que más o menos para esa fecha estima que podría trasvasar su mente a una computadora “mucho más inteligente” para de esa manera vivir para siempre.
Kurzweil sostiene que la tecnología médica no será capaz de evitar que su cuerpo muera, pero cree que tiene una buena oportunidad de asegurar la inmortalidad mediante este proceso. El resultado sería una computadora que pensaría como Ray y, además, creería que lo es. Pero el Raymond ‘original’ estaría muerto.
¿Por qué queremos vivir más?
Son numerosos los estudios en los cuales se revela que durante el siglo XX se incrementó de manera constante la esperanza de vida, por lo que parecía no haber límites para el cuerpo humano. Pero en las últimas décadas, como señala una investigación de la revista Nature, la tendencia ha cambiado, y esa tasa de mejora disminuye con mayor rapidez a partir de los 100 años de edad.
En la actualidad, Corea del Sur es uno de los 15 países donde más tiempo viven las personas, como lo revela el Foro Económico Mundial.
El país en donde las personas viven más, en donde se mide la expectativa de vida a los 60 años, es Japón.
En segundo lugar, hay una serie de países que abarcan el Mediterráneo y Asia Oriental, así como aquellos con sólidas economías y sistemas de salud.
Según un informe de la ONU, la pobreza en la vejez tiende a ser elevada en países que carecen de un sistema estructurado y amplio de pensiones.
Para enfrentar esta situación, recomienda la introducción de pensiones de vejez o de transferencias en efectivo para las personas de edad avanzada, un instrumento poderoso para reducir la pobreza en la vejez, tanto en países en desarrollo como en los desarrollados.
Se ha constatado que el envejecimiento de la población constituye un desafío para los sistemas nacionales de salud, porque implica un aumento de los costos de la atención médica y hospitalaria e intentos de mantener la atención de este servicio y los cuidados prolongados para la población envejeciente a un nivel y con una calidad suficientes.
El futuro demográfico en los países de América Latina
Según un informe publicado por el Observatorio de las Américas, el gran cambio demográfico en los países de América Latina se verá reflejado en la estructura por edad de la población. Este fenómeno tendrá lugar como resultado de la convergencia de 2 variables: tasas de natalidad cada vez menores y un progresivo envejecimiento de la población.
“Hacia 2050 se proyecta una desaceleración en el crecimiento poblacional y una población regional eminentemente urbana y cada vez más envejecida”, sostiene el estudio desarrollado en Chile.
De las conclusiones publicadas por este organismo, una de las más reveladoras es que cada vez habrá menores tasas brutas de natalidad, es decir nacerán menos personas.
Entre 2010 y 2015 en la región (América Latina) nacieron 17,9 personas cada 1.000 habitantes, cifra que se proyecta disminuirá al 11,3 en el período 2050-2055.
Además, cabe mencionar que en 2014 en América Latina nacieron 2,1 hijos por mujer, número que corresponde exactamente al denominado ‘nivel de reemplazo generacional’, el nivel de fecundidad necesario para garantizar la sustitución de una generación por otra de igual tamaño.
Para el período 2050-2055 se proyecta que cada mujer latina, por ejemplo, tendrá 1,85 hijos, lo que estará por debajo del mencionado ‘nivel de reemplazo generacional’.
Mientras tanto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advierte que una estructura poblacional integrada por cada vez más personas mayores genera una ‘economía envejecida’ que tiene lugar cuando los recursos económicos consumidos por las personas mayores exceden los consumidos por niños y jóvenes.
La Cepal estima, además, que en 2040 esta economía envejecida se consolidará en Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, Uruguay y en todo el Caribe, para luego establecerse en el resto de la región.
Es un hecho que la región deberá enfrentar un mundo en que hay un número mayor de personas mayores. Hoy, los especialistas manifiestan que mientras exista un sistema público con pensiones dignas es posible evitar que la calidad de vida de estas personas disminuya.
¿Qué medidas se implementan en otros países?
En 3 años más, el mundo tendrá 13 países con población muy envejecida, convirtiéndose así en un obstáculo para el crecimiento económico mundial, según lo confirma un informe de la agencia de calificación Moody’s.
La mayoría de estos países son europeos: Francia, Croacia, Portugal, Suecia, Eslovenia y Países Bajos, pero Estados Unidos, Corea del Sur y Nueva Zelanda tendrán los mismos índices demográficos hacia 2030.
Hay que indicar que Estados Unidos y la mayoría de países europeos han generado reformas en sus sistemas de seguridad social encaminadas a fortalecer su sostenibilidad en el tiempo. El problema es que este tipo de medidas es impopular y puede generar protestas de la población beneficiaria.
Quizás por ello, las experiencias aconsejan mesas de diálogo intersectoriales. Solo así se mitigarían los efectos negativos en la sociedad. Además, los países de A. Latina generaron discusiones sobre el tema, aunque los resultados podrían verse en el tiempo, ya que un sistema de seguridad social debe analizarse en un contexto dinámico.
Datos
- Los países en desarrollo que todavía cuentan con una creciente población juvenil, especialmente los de bajos ingresos, experimentarán un gran crecimiento de su fuerza de trabajo hasta 2050.
- Según la ONU, los niveles de vida suelen ser más bajos para la personas mayores. Además, el 80% de la población mundial no tiene protección suficiente en materia de salud, discapacidad y riesgos relacionados con los ingresos en su edad avanzada. (I)