El precio de Las réplicas de estatuillas de la cultura manteña oscila entre $ 3 y $ 100
La Pila se abre al mundo con sus artesanías
Ecuador es un país con una rica diversidad cultural. Las habilidades ancestrales que pasaron de generación en generación se ven reflejadas en la variedad de artesanías que se expenden en los diferentes puntos de la geografía nacional.
La exportación de estas artesanías es una de las mayores fuentes de ingresos de varias localidades a nivel nacional. En 2011, Ecuador se ubicó en el décimo lugar a nivel latinoamericano entre los países que más artesanías exportan, según datos otorgados por el Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Pro Ecuador).
Botones de plástico o de tagua, cascos para sombreros, trenzados de paja toquilla o de paja mocora, sombreros, vajillas, objetos de cerámicas, entre otros, son los artículos más despachados por los artesanos ecuatorianos hacia Europa y Norteamérica, principalmente.
A nivel mundial, nuestro país abarcó, en 2011, el 1,94 % de las exportaciones a nivel mundial.
Existen diferentes lugares en el país donde sus habitantes se dedican a este tipo de trabajo. La comercialización de las artesanías, además de generar recursos económicos, se convierte también en un atractivo que atrae a turistas, ya sean nacionales o extranjeros.
Muchas veces los talleres están ubicados a la vista de los visitantes, permitiendo a estos conocer el proceso de elaboración del producto que saldrá a la venta.
En La Pila, localidad ubicada en la vía Montecristi-Jipijapa, las manualidades han sido por años el motor de impulso a través del cual la población ha logrado tener un desarrollo sostenido. Sus productos son creaciones, principalmente, basadas en la Cultura Manteña, originaria de la zona.
La idea de realizar esculturas de barro surgió porque desde sus inicios, los ciudadanos comenzaron a explorar y excavar en distintas partes de la zona, encontrando antigüedades de este tipo. Pero el tener esta riqueza cultural no fue el detonante para empezar a comercializar las réplicas. Su venta se potenció tras una época de escasez en la localidad, cuyo mayor sustento en otros tiempos era la agricultura y la cría de animales.
Los vendedores han adornado sus locales con sus creaciones. Así, los viajeros que pasan por esta transitada vía pueden apreciar su arte. En ambos lados de la carretera hay innumerables adornos policromáticos para el hogar.
Cada día se reciben turistas provinciales y nacionales que exclusivamente llegan para la compra de estas manualidades, que atraen por su colorido y originalidad. “En la actualidad, la elaboración de estas piezas, réplicas arqueológicas, se realiza con un producto llamado barbotina, porque este, a diferencia del barro, permite decorar de mejor manera las artesanías”, expresa Yajaira Santana, encargada del Departamento de Cultura de la parroquia La Pila.
La funcionaria comenta que el proceso de elaboración antiguo era “mezclar barro con agua y arena, combinación que se dejaba reposar por tres días hasta que se hacía en forma de plastilina, y luego se pegaba en los moldes”.
Explica que con la barbotina, proveniente de Cuenca, se realiza otro tipo de proceso. “La barbotina es un líquido blanco que se coloca en los moldes cada quince minutos. Con el pasar de las horas se expone al aire libre para secar. Luego, las piezas se limpian con agua y una esponja, para después continuar el proceso de pintado, según pedido del cliente”.
Santana indica que el valor de las piezas varía dependiendo del tamaño, desde los $ 3 hasta los $ 100.
Walter Pilozo, morador de La Pila, habló de los cambios que han surgido con la utilización de ese material. “Con el barro había más dificultad para elaborarlo y realizar las piezas que uno quería, mientras que con la barbotina es muy fácil porque es blanco y menos complicado”.
En esta zona no solo se realizan estatuillas, figuras o réplicas, sino también sombreros de paja toquilla o mocora, almohadas, hamacas, sillas y demás productos que identifican las costumbres del manabita de antaño.
Cristina Lucas, moradora de esta parroquia, narra cómo nació este pueblo, sus costumbres y su desarrollo. “Al inicio era todo despoblado, con monte, era un hueco, por donde aparecían animales que venían a alimentarse. Su primer nombre fue Chivive”, dice la mujer, mientras admira la fuente del parque central. Esta parroquia se estableció como La Pila debido a la fuente de agua que posee, de aproximadamente 16 metros de profundidad, en forma de cono, de la que emana agua dulce y salobre. En su profundidad hay antigüedades. Cada tres años se realiza la limpieza de este pozo. “Esta parroquia tiene 14 años de haber sido emancipada políticamente. La fuente tiene arqueologías de todo tipo y diversas culturas, como la Anahuaca, Manteña, Valdivia y Chorrera”, afirma Santana.
En La Pila se encuentra un museo arqueológico donde pueden ser admiradas piezas históricas y conocerse cómo se vivía cientos de años atrás. El lugar tiene guías turísticos, quienes explican cada detalle de la riqueza cultural local.
El Gobierno Autónomo Descentralizado de Montecristi, junto a la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), a través de la Facultad de Marketing, efectuó talleres de capacitaciones con decenas de moradores en las temáticas de compras y ventas, imagen corporativa y atención al cliente, para el fortalecimiento del negocio propio.
La Universidad Metropolitana de Quito, en conjunto con el GAD-Montecristi, el GAD-parroquial y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) realizaron la entrega de sellos de certificación para que los artesanos puedan exportar las réplicas de las estatuillas a otros países, sin correr el riesgo de que las piezas originales sean traficadas.
Con la llegada de los cruceros en la ciudad de Manta se ha fortalecido la venta de los productos originarios de La Pila. (I)