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El Telégrafo
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Los visitantes de la zona dicen que la situación ocurre hace meses

Los muros de La Ronda, objetivo de los grafiteros

Los transeúntes consideran que el estado de la calle afecta su imagen como zona turística.
Los transeúntes consideran que el estado de la calle afecta su imagen como zona turística.
Foto: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO
14 de abril de 2017 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

Lucía Rojas Bastidas (35 años) es una visitante habitual de la calle Morales, ubicada en el Centro Histórico, y más conocida por los quiteños como La Ronda.

“A mis compañeros de trabajo y a mí nos gusta el ambiente y cuando festejamos un cumpleaños o fechas especiales, como San Valentín o hacemos el intercambio de regalos en Navidad, vamos allí”.

La tecnóloga dental dice que es una costumbre que tienen hace 4 o 5 años. La última vez que estuvo en La Ronda fue la semana pasada, para celebrar el cumpleaños de una colega.

Rojas dice que en redes sociales circulan fotos con grafitis pintados en los muros de bares, restaurantes y otros negocios que funcionan en la calle desde 2007, que tras ser rehabilitada se convirtió en una zona turística.

Coincide en que algunos meses esa imagen se ha vuelto frecuente en el lugar. “A veces pintan las paredes, supongo que los dueños de las viviendas, pero los garabatos vuelven a aparecer. Es una pena porque es un lugar bonito y los grafitis le dan un aire de descuido que nos hace quedar mal, sobre todo ante los visitantes extranjeros”, indica.

EL TELÉGRAFO recorrió La Ronda el miércoles pasado. Y en efecto, los muros de algunas de las viviendas, que forman parte del inventario patrimonial de la ciudad, muestran pintadas.

La situación es notoria en las paredes de los negocios ‘El Javiu’ y ‘Azúcar’. Sin embargo, las zonas aledañas, como los muros de las escalinatas que conectan la av. Maldonado con la Morales, también fueron tomadas por manos de los grafiteros.

Luis López, propietario del negocio de confección y venta de sombreros ‘Huamacata’, afirma resignado que la acción de los grafiteros “es un problema de toda la ciudad y no solo de esta calle”.

El artesano confirma que los dueños han intentado arreglar la situación repintando las paredes, “pero no sirve de nada porque al poco tiempo están sucias de nuevo”. Considera que las acciones vandálicas ocurren en la madrugada porque nadie ha sido testigo.

Sobre la responsabilidad de mantener en buen estado las viviendas, López tiene claro que ello le compete a los propietarios, porque se tratan de bienes privados.

Gerardo Zabala, quien vende los trompos que elabora, coincide con aquello. Sin embargo, considera que las autoridades podrían controlar más para evitar que la situación continúe.

Los zócalos de algunos inmuebles, sobre todo de aquellos que desembocan en la calle Guayaquil en dirección al occidente, también muestran signos de deterioro.

En algunos puntos de las zonas bajas de esas casas, el material de recubrimiento ha caído, probablemente como efecto de la temporada de lluvias. Pero el descuido no solo es en las paredes. El pasado miércoles, un cúmulo de escombros se encontraba sobre la vereda occidental de la calle Guayaquil, en la esquina que da a la plaza de Santo Domingo.

Esa intersección sirve de acceso a La Ronda desde el norte para los ciudadanos que llegan a pie o abordo de unidades del sistema de transporte municipal.

El proyecto turístico de la tradicional vía quiteña está compuesto por alrededor de 90 negocios establecidos en 56 casas patrimoniales.

Según datos del Municipio, unas 9.500 personas visitan ese sitio cada mes, que se convirtió en una especie de ‘zona rosa’. (I)

La caída del recubrimiento de la parte baja de las casas, causada por las lluvias, es otro aspecto que da aire de descuido en la tradicional vía. Foto: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO

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