Juegos como el trompo, la soga, el futbolín, así como los oficios de hacer sombreros de paño, juguetes de madera, arreglar pianos antiguos parecerían irse extinguiendo en Quito. Sin embargo, en la calle La Ronda tienen un espacio en el que se desarrollan y son compartidos con los visitantes de este lugar.

El proyecto “Manos en La Ronda”, que es impulsado por Quito Turismo, busca potenciar al sector durante el día, ofreciendo a los visitantes nuevas opciones, como el observar a los artesanos fabricando sus productos en ese mismo momento; con ello se pretende que el turista se acerque a las costumbres de los quiteños de antaño.

Para esto se han destinado cuatro casas tradicionales en las que se alberga a 10 artesanos que se dedican a oficios como la fabricación de trompos, trabajo que desarrolla Gerardo Zabala desde hace 50 años.

En su taller también se confeccionan yoyos, baleros, platillos voladores y muñecos de madera que cobran vida desde hace mucho tiempo y recuerdan aquellos juegos que se practicaban en el Quito del pasado. Las diferentes clases de madera y la labor en el torno hacen que el trabajo en cada pieza sea diferente, pues se piensa e inspira según las características específicas del material.

En la casa 989 se encuentra Humberto Santacruz, un “cirujano de pianos”. Su gusto por este instrumento le llegó a los 8 años. En su taller se encuentran aparatos que tienen hasta 300 años de antigüedad, los cuales son reparados para que vuelvan a ser tocados por manos virtuosas.

Santacruz también dicta clases de música y ha formado a tres estudiantinas, pues tiene conocimiento en varios tipos de instrumentos como  percusión, vientos, requinto, guitarra y, por supuesto, el piano.

En otro punto, el oficio de hacer sombreros se lo aprende de la mano de Luis López, quien es el dueño de una de las últimas sombrererías del país. Allí se  observa al artesano en plena confección de sombreros de copa, ala ancha, viseras, etc.

López destaca la importancia que tiene el hecho de potenciar el turismo en La Ronda durante el día, pues en ese lugar se pueden encontrar  oficios que estuvieron o se creían perdidos. “Están viniendo turistas extranjeros que visitan el lugar durante el día, y no tan solo los típicos turistas que llegan a divertirse en las noches”.

Un espacio para el oficio de lutier, o restaurador de guitarras, también fue destinado en la calle. Allí, esos instrumentos de cuerda y otros,  tales como requintos, toman forma y “resucitan” en las manos de un grupo de jóvenes perteneciente a la Escuela Taller Quito.

Para aquellos que gusten de la fotografía, en una de las casas se encuentra Imaginaquito, lugar en donde se aprende a tomar fotografías en blanco y negro, tal como en décadas pasadas. En  cuatro semanas se conoce cómo sacar fotos con cámaras de rollo y a revelar con líquidos en un cuarto oscuro.   

Y mientras las exposiciones de artes y oficios se realizan en las casonas 989, 925, 762 y 707, en las afueras de la calle se desarrollan presentaciones de juegos tradicionales que son presentados por personajes como “Rondín”, “Juancho”, la “Negra Mala” o la “Chola Pinganilla”, quienes desempolvan entretenidos juegos tradicionales: el sapo, la rayuela, el futbolín, el trompo, las canicas, el balero o el “hula-hula”.

Otros espacios abiertos son la librería La Ronda, que ofrece más de 100 obras que rescatan las tradiciones, leyendas, lugares, personajes, gastronomía, arte, poesía e historia de  Quito.

Además, para los más jóvenes, existe una tienda de camisetas urbanas en la que se ofrecen diseños únicos en estampados, bolsos, cuadernos biodegradables y cuadros con modelos irreverentes.

Estos espacios están abiertos al público de lunes a domingo, de 09:00 a 17:00, su acceso es completamente gratuito.

Este domingo, además, estará en exposición la muestra “Motivos del Quito Colonial”, integrada por una serie de acuarelas que retratan momentos cotidianos y rincones del Centro Histórico del Quito colonial. La cita es en la Casa de las Artes de La Ronda, entre las 09:30 y las 15:00.