Quienes laboran en la extracción de material pétreo, hasta ayer, desconocían la prohibición
La actividad agrícola también está prohibida alrededor de Catequilla (Galería y Video)
La zona ubicada al pie del cerro Catequilla, en la parroquia San Antonio de Pichincha, tiene el aspecto que, uno imagina, debe ser el de un pueblo fantasma. Y no solo por la aridez propia del sector, sino por la escasa actividad que registra.
Un vehículo cruza de vez en cuando por la calle general Eloy Alfaro, que sirve de acceso al barrio asentado al pie de la colina que le presta el nombre; la mayoría de las veces se trata de alguna de las camionetas que transportan a los vecinos que se movilizan desde y hacia la cabecera parroquial.
Entre tanto, no hay movimiento al interior y el que hay es mínimo a la entrada de la cantera San Catequilla, de donde se extraía piedra bola, basílica, material para cimientos y adoquines hasta el 12 de agosto pasado, cuando un sismo de 5,1 grados sacudió al Distrito Metropolitano.
Al día siguiente, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) suspendió temporalmente las actividades mineras en el área de San Antonio, como medida de precaución. En el borde occidental del desfiladero que forma el río Monjas, un deslave ocurrido a consecuencia del movimiento telúrico causó la muerte de 2 obreros que trabajaban en la construcción del nuevo puente sobre la corriente fluvial.
El martes, la entidad estatal anunció que en 901 hectáreas alrededor de Catequilla quedaba prohibida la realización de todo tipo de actividad extractiva e incluso agrícola, por el riesgo que implicaría en sectores que presentan grandes deformaciones del suelo.
VIDEO
Este miércoles, unos cuantos obreros rompían las últimas rocas extraídas de la cantera para obtener recursos económicos. Los pobladores de la zona, buena parte de los cuales son miembros de la familia Asitimbay y laboraban en la extracción de áridos, hasta el mediodía de ayer ignoraban la prohibición de las autoridades para que reanudaran sus trabajos.
Un equipo de la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom) que pasó por el lugar, se limitó a decirles que estaban allí para verificar que la cantera no hubiese sido reabierta ilegalmente.
Luis Asitimbay, copropietario de San Catequilla, mostró un papel enviado por la Junta Parroquial de San Antonio, en la que lo convocaban a una reunión a las 18:30 de ayer en el salón de la parroquia para hablar del tema. Estaba previsto que personal del Municipio capitalino estuviese presente anoche en el sitio.
El hombre esperaba que les permitieran continuar operando al menos un tiempo más. Asitimbay, hoy de 67 años, relató que trabaja en la extracción de áridos desde los 9 y que aprendió en su natal Cañar. A los 23 llegó a Catequilla y ha vivido allí desde entonces. Obtuvo la concesión minera en octubre de 2002, junto con otros 2 socios.
Jorge Luis Santillán (30), uno de sus trabajadores, no pasó en su casa la mañana de ayer. Según Yolanda Sangucho (23), su esposa, fue a Puembo a buscar trabajo, pues tras el cierre de la cantera no tienen ingresos desde hace 15 días. Yolanda contó que ella aporta con algún dinero ($ 10) cuando una de sus cuñadas, que es costurera, le encarga que cuide de sus hijos.
Según la mujer, otros hombres de la zona también han buscado empleo, pero sin éxito. “Si cierran la mina, ojalá nos den alguna fuente de trabajo”, señaló.