Ex presidentes y turistas recorrieron el Pasaje Amador
Los propietarios de los negocios del Pasaje Amador, ubicado entre las calles Venezuela y García Moreno, en el Centro Histórico, están preocupados por la posibilidad de que sea demolido el edificio, construido hace alrededor de 100 años.
El Pasaje Amador es una estructura que combina la arquitectura moderna con la colonial. En sus pasillos se encuentra una boutique de Adornos, la Lotería Nacional, un local de videojuegos, otro de trofeos, la peluquería Quito, Telas Bishara y dos estudios fotográficos.
Uno de los negocios más antiguos del edificio es la cafetería de Patricio Mena, que tiene aproximadamente 40 años. El establecimiento se ha convertido es un sitio de encuentro para los jubilados de la capital. Allí se reúnen los “viejos amigos” para jugar naipes, mientras toman sus bebidas favoritas.
Mena cuenta que se trata de un negocio familiar que montaron sus padres. Con orgullo recuerda que cuando inauguraron la cafetería, el Pasaje Amador era el único centro comercial de la ciudad. “El edificio era muy frecuentado y estaba bien cuidado, el Municipio le daba prioridad”.
Y recalca que la estructura es patrimonial y por ahí pasaron varias autoridades de la época, como los ex presidentes de la República José María Velasco Ibarra y Jaime Roldós Aguilera.
Luego de enterarse, a través del enlace ciudadano de hace 15 días, que el edificio está en la lista de las estructuras que podrían ser demolidas para la rehabilitación del Centro Histórico, cree que aún habrá que esperar la decisión del Municipio. “Este edificio es patrimonial. Aquí funcionan negocios de décadas. Lo que deberían hacer es remodelarlo. Eso nos ayudaría a atraer más clientes”.
En las paredes de la cafetería están colgadas las fotografías del torero ecuatoriano Fabián Mena, que son aprovechadas para que Patricio relate orgulloso los logros de su hermano.
En diagonal a la cafetería está el local de fotografías de Silva. Mena relata que ese también fue uno de los negocios que iniciaron en la misma fecha que el suyo; el primer dueño fue Joel Silva, quien falleció en 1996. Ahora el establecimiento está a cargo de sus hijos.
En la vitrina se observan los trabajos que realizó Silva, entre ellos, un retrato del ex presidente de la República Rodrigo Borja.
Otro de los negocios que aún sobreviven, desde hace 37 años, es Foto Arte. Sus propietarios Ruperto Pazmiño y Cristina Castro cuentan que eligieron el Pasaje Amador para instalar su negocio porque en esa época era uno de los más visitados. Pazmiño admite que el lugar dejó de ser comercial y por el crecimiento de la ciudad la gente ya no lo frecuenta, “pues hay más centros comerciales que son llamativos”, dijo. A pesar de eso, destaca que su negocio sobrevive porque realizan “un buen trabajo” y tienen clientes fijos.
Ante el anuncio de que el edificio podría ser demolido, Cristina Castro señala que el lugar guarda mucha historia importante para la ciudad. “Desde aquí hemos visto a mucha gente pasar, lo mejor para todos sería que lo remodelen”, comentó. A esto Pazmiño agregó que lo que necesita el Pasaje Amador es una regeneración, dotarle de iluminación, publicidad y más negocios.
Mientras tanto, los trabajadores y propietarios de los establecimientos están a la espera de la decisión del Municipio y confían en que no los perjudique.
Según Margarita Romo, directora del Instituto de Patrimonio del Municipio, el proyecto está en estudio y se lo trabaja en conjunto con el Gobierno Nacional. El futuro del Pasaje Amador aún está en análisis.
René Vallejo, titular de la Secretaría de Hábitat y Vivienda del Municipio, explicó que otra opción sería repotenciar el edificio, “porque al demolerlo quedaría un hueco en medio de dos edificios, que no se vería bien”, dijo.
El vicealcalde de la ciudad, Jorge Albán, también considera que la regeneración del casco colonial, que contemple la habilitación de los espacios públicos, debe contar con un plan integral.