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El Qmandá une barrios, familias y recuerdos (VIDEO)

El Qmandá une barrios, familias y recuerdos (VIDEO)
02 de febrero de 2014 - 00:00

La Loma y San Sebastián son 2 “vecinos” establecidos en Quito en los albores del siglo XVI. En los primeros años, ambos sectores formaban una sola entidad administrativa, pero en 1580 La Loma se “independizó” y se constituyó en una parroquia autónoma.

Desde aquella época y hasta mediados de la pasada centuria, la quebrada Jerusalén separaba a esos 2 tradicionales barrios. Pero  el accidente geográfico fue rellenado, dando paso a la existencia de la avenida 24 de Mayo (hoy un bulevar) hacia el occidente y a la zona de El Cumandá, que sirve de conjunción con La Marín, al oriente.

En la década de 1980, en la zona por donde antes cruzaba la quebrada empezó a funcionar la terminal terrestre de la ciudad, que permaneció allí por 23 años.

Los vecinos del parque confían en que el espacio público mejorará la vida y bajará la inseguridad.No obstante, esas modificaciones nunca significaron una integración real entre La Loma y San Sebastián. Más bien, la exterminal con sus cerramientos metálicos y sus seguridades, se constituyó durante más de 2 décadas en una barrera.

Hace 4 años, las funciones de la infraestructura fueron divididas entre las recientes terminales de Quitumbe (sur) y Carcelén (norte).

El objetivo de este cambio fue, en primer término, evitar la congestión que causaba el ingreso de las unidades de transporte a esa zona céntrica de la urbe junto con el arribo y salida de los pasajeros. Así mismo, se buscaba terminar con los problemas derivados de la presencia de la terminal en el área (robos, asaltos, homicidios, prostitución) y que se traducían en altos niveles de inseguridad en la zona.

Por ello, la actual administración municipal analizó durante varios meses el uso que se le daría al espacio. Y tras varias consideraciones, se decidió la construcción del complejo urbanístico que constituye el actual Parque Urbano Qmandá.  

Con ello hoy, al cabo de más de 400 años, La Loma y San Sebastián vuelven a unirse a través de un puente dividido en 2 brazos e integrado al nuevo espacio público quiteño. El uno (150 metros) parte del nuevo parque y se conecta hacia el norte con San Sebastián. El otro (200 metros) empata  al sitio de esparcimiento con el vecino sector de La Loma, hacia el sur.

Pero no se trata solo de una integración geográfica, sino también del reencuentro con los recuerdos, el amor,  la familia y las vivencias del Quito de antaño.

Imagen de uno de los pasajes antiguos y característicos del barrio La Loma.

El barrio La Loma empieza en el arco de la iglesia de Santo Domingo y culmina en el sector conocido tradicionalmente como La Mama Cuchara. En ambos costados de la calle Rocafuerte, la vía principal del sector, se levantan casas de estilo colonial que decoran la calle con sus coloridas fachadas.

El ruido y el movimiento,son parte sustancial de ese barrio, pues sus moradores van y vienen entre tiendas, restaurantes y talleres.

Pilar Morales (75 años) recuerda que La Loma de su niñez era tranquila y amigable. Dice que junto a sus hermanos y vecinos bajaba al sector de El Cumandá, cuando el sitio aún era quebrada, y jugaba hasta altas horas de la noche sin ningún problema.

“Con el tiempo todo cambió. Este lugar se convirtió en un tugurio. La gente se fue y pocos nos quedamos. Esa luz y vida de vecindad se apagó. Pero pienso  que ahora, con la apertura del nuevo parque, las cosas cambiarán; será  distinto, pues gracias al puente que nos une con San Sebastián, puedo visitar a diario a mis nietos, ya que ahora están a solo 5 minutos de distancia”, señaló la anciana.

Luis Castañeda (52 años), quien habita en el sector desde su adolescencia, dijo que en los primeros tiempos, el sector era tranquilo. Recordó que donde hoy está el parque Qmandá, existía una pequeña terminal a la que llegaban buses desde Los Chillos y una cancha de fútbol.

“Pero poco a poco la zona se volvió insegura y nuestros barrios, también. Recuerdo que antes íbamos a la función de las 21:00 en el cine Bolívar (pasaje Espejo) y regresábamos caminando con la familia y amigos; era seguro. Creo que la obra (Qmandá) es importante en cuanto la zona se encuentra integrada”, añadió.

Al otro lado del Cumandá está San Sebastián. Su principal calle (Portilla) es larga y angosta, y sus veredas están llenas de los colores pasteles de las fachadas. Al contrario de su vecino, el sector es  callado,  pocas personas transitan por sus calles y hay menos negocios.

Con un diario en la mano y despaciosamente camina Marcelo Cifuentes, quien ha vivido en el lugar más de 6 décadas. El anciano opina que El Cumandá sí era un espacio para compartir. Comenta que antes de que  fuera  terminal, había piscinas y un riachuelo;  e incluso las desaparecidas jorgas de guambras se reunían allí para disputarse el territorio. Dice que sus contrincantes venían de La Tola y  de La Loma.

Sobre la recién inaugurada obra, el hombre considera que es magnifica y que el espacio cambiará la cotidianidad  en el barrio San Sebastián. En una de las casa más antiguas del barrio vive desde su niñez Luis Báez (68 años), quien también recuerda que en El Cumandá había una cancha de fútbol donde los niños solían jugar. En su mente también está presente que en la década de 1940 se creó allí una pequeña terminal  y que había puestos de comida. Añade que el relleno fue cambiando la realidad del sector y que con la construcción de la gran terminal, la inseguridad  aumentó.

Báez comparte el optimismo respecto al nuevo espacio público, pues cree que de esa manera San Sebastián, al que considera su hogar, ganará relevancia. Pero pide trabajar mucho en el tema de la seguridad.

Evelyn Sánchez (25 años) vive desde hace 7 meses en la zona. La semana anterior paseaba tomada de la mano de su pequeño hijo por el nuevo parque capitalino. La muchacha mencionó que nunca imaginó tener cerca de su hogar un espacio de esas características y dimensiones, y asegura que el parque dignifica al  barrio San Sebastián.

Con 3 hectáreas de construcción, el Parque Urbano Qmandá es parte del Proyecto de Revitalización del Centro Histórico, pues se busca con él la unión del bulevar 24 de Mayo y el barrio de La Ronda.

NUEVO ESPACIO PÚBLICO CON MILES DE VISITAS

El recién inaugurado Parque Urbano Qmandá ha despertado  el interés de los vecinos de la ciudad. Durante el fin de semana de inauguración (19 y 20 de enero), el sitio recibió la visita de aproximadamente 60 mil personas.

Dicha afluencia disminuyó entre el lunes y el viernes pasados, cuando la cifra fue de 3.500 visitantes diarios en promedio. Esos números, para el director metropolitano de Deporte y Recreación, José Cruz, son significativos y demuestran el éxito del espacio.

Amparito Padilla, por ejemplo, salió el martes pasado  de la sesión de bailoterapia y comentó que se sentía como en casa. Ella aseguró: “Casi todas las vecinas de La Loma estamos aquí. Si antes nos sentíamos perjudicados cuando la terminal Cumandá estuvo abandonada, hoy nos beneficiamos con este gran centro deportivo”.

En tanto, la Municipalidad comunicó que el nuevo espacio público cuenta con 120 lugares de estacionamiento.

La playa de parqueo está ubicada a un costado del Qmandá, sobre la avenida 24 de Mayo, entre las calles Maldonado y Santa Cruz.

El sitio atiende de domingo a jueves, en horario de 05:00 a 21:00, y los viernes y sábados, de 05:00 a 02:00 (día siguiente).

De lunes a viernes, el uso de los estacionamientos cuesta 50 centavos de dólar la hora o fracción a partir de las 08:00. Y los fines de semana y feriados, la tarifa es la misma, con la diferencia de que  el tiempo de uso es ilimitado.

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