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Calderón, la tierra del mazapán, se enfrenta al desarrollo urbano

El intenso movimiento ciudadano y la activiad comercial son 2 de las características principales de la parroquia Calderón, aunque en sectores como las comunas Oyacoto y San Miguel del Común, aún se cultiva la tierra. Foto: Alvaro Pérez/ El Telégrafo
El intenso movimiento ciudadano y la activiad comercial son 2 de las características principales de la parroquia Calderón, aunque en sectores como las comunas Oyacoto y San Miguel del Común, aún se cultiva la tierra. Foto: Alvaro Pérez/ El Telégrafo
25 de mayo de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

Las calles están abarrotadas de vendedores ambulantes y los locales ubicados alrededor del espacio están llenos de compradores. Cumbias y bachatas provenientes de alguna tienda de música envuelven al lugar, mientras la gente va y viene cargando bolsas de compras. Esto al tiempo que el humo asciende desde los puestos de comida que a esa hora se abren con una oferta de pinchos, papas fritas, menestras y tortillas con caucara, entre otras delicias.

El martes pasado, en medio del alboroto, en una de las veredas se encontraba Mercedes Guamán (82), quien apoyaba sus pies descalzos en el suelo, mientras a su lado yacían 2 canastos. Sus arrugadas y morenas manos levantaron 2 manteles blancos que cubrían el mote y la fritada con tostado que había preparado para la venta.

La mujer dejó caer junto a sus delgados y callosos pies un bolso negro, en el que guardó una funda con monedas que extrajo de uno de sus senos.

Su rostro no demostraba cansancio y estiraba su cuello, adornado con walkas rojas y doradas,  para mirar la calle que cada vez se llenaba con más personas.

“Durante las tardes me dedico a la venta de mote. Hay días en que el canasto regresa vacío a la casa,  pero en otros no. Esta es mi forma de ganarme la vida, porque las siembras ahora solo sirven para el consumo de la familia. Esta parroquia ha cambiado mucho. Antes había pocas casas; la iglesia estaba rodeada de unas cuantas. Extraño el Calderón tranquilo de los vecinos”, afirmó Mercedes.

Calderón se ubica en la meseta del Guangüiltagua, al oeste del valle de Guayllabamba. Abarca         72 km², su clima es templado y desértico y tiene una población que sobrepasa los 250 mil habitantes.

Esta parroquia del Distrito tiene una historia ancestral, pues en el sector se asentó el pueblo Carapungo, nombre que, según el libro Karapungo, de Alberto Costales, significa “puerta lejana”.

Una de las características de las viviendas de aquella época era que sus puertas estaban formadas por trozos de cuero, particularidad que se mantuvo hasta finales del siglo XIX e inicios del XX.

En la obra Calderón, cultura y sitios interesantes, producido por la Administración Zonal de la parroquia, se señala que la población de Carapungo estaba anexada al cacicazgo de Zámbiza y que durante la época de la Colonia, el sector estaba compuesto por un sistema de haciendas. 

Así mismo, el texto menciona que el espacio que hoy constituye Calderón era la hacienda de la familia Becerra Gutiérrez (1848),  pero que en 1897, mediante ordenanza municipal, se creó la parroquia Calderón y se estableció que Carapungo fuera su cabecera parroquial.

“Recuerdo muy bien cómo era Calderón, una zona llena de haciendas de las familias Erazo y Gordón. Mis padres trabajaban en una de ellas y yo les acompañaba; tenía un perrito negro al que llamábamos Cuchipe. Era mi compañero de juego. Mi casa está, hasta hoy, en el sector de San Miguel del Común.

Todos los días trabajábamos en la hacienda cultivando chochos, maíz y otras cosas. Hasta el año 41 podíamos sembrar inclusive en nuestras propias casas”, comentó Francisco Quilumba (77).

En la parroquia Calderón se mantienen todavía algunas de sus tradiciones más antiguas, especialmente gastronómicas y las festividades religiosas. Un ejemplo de ello es la celebración del Día de los Muertos, época en que los habitantes de la zona comen ‘churos’ y ‘catsos’ (escarabajos). En ese período del año, se acostumbra también visitar los cementerios de la zona y comer junto a las tumbas.

La calle 9 de Agosto, que atraviesa el parque y el mercado, es la vía principal de la parroquia. En ella se ubica el mercado de artesanías elaboradas con mazapán.

Esta tradición se generó en tiempos remotos cuando tras la muerte de una persona su cuerpo se envolvía en túnicas, en siglos más recientes, se empezó a elaborar figuras de harina que semejaban los cuerpos amortajados. Posteriormente, mujeres de la zona empezaron a crear figuras de mazapán con apariencia similar.

En 1980 se conformó la Unión de Artesanos de Mazapán.

María Suárez y Elena Oyagato son 2 hábiles trabajadoras del material, que llevan en el oficio más de 20 años.

Cuando trabajan, sus manos son rápidas y en menos de 5 minutos son capaces de armar más de 20 figuras.

“Este es un trabajo hereditario y se pasa no solo entre madres e hijas, sino también de esposos a esposas. Desde hace más de 30 años esta actividad representa el pan para nuestros hijos. Pero actualmente, los artesanos nos encontramos en una época difícil, pues no vendemos lo suficiente y esto ha causado que varias integrantes (de la Unión) dejen el oficio. De las 26 socias originales, ahora tan solo quedamos 12”, comentó Suárez.

Por otro lado, Elena mencionó que la parroquia necesita mayor organización, pues se puede percibir, por ejemplo, deaseo en las calles principales, también se requiere mejorar la infraestructura del mercado.

La expansión urbana de Calderón ocurrió hace aproximadamente 3 décadas. El barrio Carapungo fue el primer sector en sobrepoblarse; allí viven en la actualidad más de 200 mil personas  provenientes de varios sectores del país e incluso de fuera de él, constituyéndose en una de las parroquias más pobladas del Distrito.

En Calderón, las tierras que se  han ido vendido al paso del tiempo, hoy son fábricas o conjuntos residenciales privados. 

La parroquia tiene sitios de atractivo turístico como las iglesias del barrio Bellavista y San Miguel del Común; los miradores de los barrios Tinallo y La Bolivariana; los centros culturales Umayacu y Apamuyshumgo, la feria artesanal-productiva Ayamarca y la ruta Calderón-Catequilla.

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