Desde octubre de 2006 el gobierno estadounidense -liderado entonces por George Bush (2001-2009)-, a través de su embajador en Colombia, William B. Wood, recomendaba al expresidente Álvaro Uribe incrementar la presencia de militares en la frontera con Ecuador.  

Así lo reveló el cable diplomático Nº 06BOGOTA9448_a, filtrado por la plataforma WikiLeaks, en el cual Wood sostuvo que “todos los grupos armados ilegales por medio del aumento del cultivo de coca y el tráfico de drogas” se expandían en ese territorio.

Justamente WikiLeaks, creada por Julian Assange para hacer públicos documentos diplomáticos reservados, liberó el 18 de diciembre pasado un informe sobre el ‘Programa de Asesinatos’ que  la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) denominó High Value Target (objetivos de alto valor).

El texto revela el balance que la Oficina de la CIA para Asuntos Transnacionales (OTI, por sus siglas en inglés) hizo sobre los aspectos “positivos y negativos” que tendrían los planes de asesinato contra los líderes insurgentes.

El objetivo del informe -según WikiLeaks- sería  proporcionar “políticas estadounidenses del más alto nivel, planes militares y la aplicación de la ley con análisis, advertencias y asistencia en crisis”.

El documento denominado ‘Las mejores prácticas contrainsurgencia, cómo hacer de las operaciones de ataque a objetivos de alto nivel una herramienta efectiva’ tiene 21 páginas y data de julio de 2009. Está catalogado como “secreto o para ningún ciudadano extranjero (secret//noforn)” y valora los ataques de Estados Unidos y otros países contra grupos insurgentes en Afganistán, Argelia, Colombia, Irak, Israel, Perú, Irlanda del Norte, Sri Lanka, Chechenia, Libia, Pakistán y Tailandia.

Caso Angostura

El caso está catalogado como “uno de los más exitosos” en el informe de la CIA por la captura y muerte del principal líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes, el 1 de marzo de 2008. Aquello fue resultado del ataque de la Fuerza Aérea colombiana a territorio ecuatoriano, en un campamento guerrillero asentado clandestinamente en la provincia de Sucumbíos. En el operativo, 22 personas murieron, entre insurgentes colombianos, un ecuatoriano y 4 estudiantes  mexicanos.

La muerte de Raúl Reyes ese año “dañó seriamente la moral y la disciplina” de las FARC, según “comentarios de campo” de la CIA.

El texto destaca cómo el expresidente Álvaro Uribe, desde 2001,  efectuó una campaña para convertir en “Objetivos de Alto Valor (HVT, por sus siglas en inglés)”a los altos líderes de las FARC. Fue hasta 2007 que iniciaron los “exitosos” ataques HVT con inteligencia, exactitud, planificación, despliegue, seguridad operacional y coordinación entre los servicios, según los reportes de la embajada de EE.UU. en Bogotá.

“Colombia ha integrado efectivamente los esfuerzos HVT en su amplia estrategia de contrainsurgencia y ha capitalizado el impacto psicológico producido por los ataques para potenciar la legitimidad del gobierno y para reducir la moral insurgente, según los reportes de un cuerpo clandestino de la Policía Nacional de Colombia y la Embajada de Estados Unidos en Bogotá”, se  lee en el reporte.

Este episodio rompió las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Colombia, que solo se restablecieron una vez que Uribe dejó la Presidencia.

Entre las operaciones contra ‘Objetivos del Alto Valor’ se encuentran la captura del peruano Abimael Guzmán, máximo líder del grupo armado Sendero Luminoso y de otros de sus dirigentes, a inicios de septiembre de 1992.

El informe de la CIA también cita al grupo paramilitar Al-Qaeda en Irak, incluido en las operaciones HVT desde 2004 para impedir las interacciones entre sus principales líderes. 3 años más tarde -según el reporte- se complementaron las acciones HVT con las ejecutadas por los sunitas contra Al-Qaeda, una alianza que sigue presente.

CIA: lo positivo y negativo de HVT

El informe de 2009 expone los aspectos positivos y negativos del programa de asesinatos ‘Objetivos de alto valor (HVT)’.
Las estrategias “potencialmente positivas” serían: reducir la efectividad insurgente y debilitar su fuerza; reducir los niveles de apoyo y  dividir al grupo y favorecer y reforzar la moral del gobierno del país intervenido. Mientras que, según la CIA, los efectos negativos de estas operaciones son radicalizar a los líderes restantes de estos grupos; que el gobierno descuide otros aspectos;   que se afiance la relación del grupo armado con la población; y favorecer a los integrantes al tratar de alterar su organización.