Un académico explica que el estado ha tenido mucho tacto al momento de tratar con naciones subordinadas a los EE.UU.
La CIA no superó pérdida de base de Manta
El 9 y 10 de enero de 2008 (mientras en Montecristi se desarrollaba la Asamblea Constituyente), el coronel en servicio pasivo, Mario Pazmiño, estuvo en Guayaquil, trabajando para la “central”. Se habría reunido con Luis Herrería (+), secretario de la Administración Pública del gobierno de Alfredo Palacio (2005-2007) y crítico del proyecto bolivariano.
Pazmiño y Herrería eran las principales “fuentes” de información de este grupo y “allegados” de los intereses del gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), según un informe de índole secreta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) al que tuvo acceso EL TELÉGRAFO. De esta manera se disponía a reestructurar la inteligencia militar llevada a cabo por Pazmiño, quien reemplazaría al exgeneral Manjarrez (exdirector de inteligencia) -dice el informe- “dentro de nuestra estructura”.
Cada uno tenía su misión. Otro sería el abogado y experto en temas petroleros. Ese era Augusto Tandazo, a quien a pesar de insistirle varias veces a su celular no responde las llamadas de este Diario. Tandazo se encargaría de la “conformación de relaciones públicas” y por ese tiempo ya había establecido contactos con militares y políticos.
Topos, o no, estas figuras eran utilizadas para un cometido: ganarse la confianza de aquellos que poseen la información y así tener acceso a la misma.
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Entonces, ¿cómo se reestructuraría la red ante la salida del FOL (punto de operaciones avanzadas de EE.UU.) de la Base de Manta? Pazmiño intentaría fortalecer la entonces dirección de Inteligencia del Ejército, el Servicio Secreto, el Centro militar de Investigación Quito (CIQ), y los grupos de inteligencia ubicados a lo largo de la frontera norte. Mientras que Tandazo establecería “los nuevos colaboradores alrededor de los agentes ya posesionados”. Al ser consultado al respecto, el coronel Pazmiño, exdirector de Inteligencia, dijo desconocer el informe y manifestó que no daría ninguna declaración: “El rato que tenga el documento me pronunciaré con relación a este tema, porque desconozco de qué se trata”.
Los nuevos reclutados
Entre las acciones inmediatas que se llevarían a cabo -según el informe secreto- se habla de fortalecer las relaciones “sobre todo” con Washington Pesántez y César Rodríguez, quienes fungían, en ese tiempo, como Fiscal General de la Nación y asambleísta por Alianza PAIS, respectivamente.
Al ser consultado sobre si se produjo tal fortalecimiento de relaciones, Pesántez, actual candidato presidencial por su movimiento, Unión Ecuatoriana, negó cualquier contacto con dicha agencia estadounidense y señaló que en algún momento la embajada de ese país lo felicitó públicamente por su actuación en contra del narcotráfico: “Había una actitud frontal, vertical y honesta, y si eso gusta al gobierno de algún país qué bueno (...) si la intención de ellos era contactarse conmigo por algún asunto de esa naturaleza, se ha quedado en eso”.
Otra de las pretensiones de la agencia fue “reactivar contactos socialcristianos”. Entre ellos estaba el contraalmirante Aland Molestina, quien además de ser amigo de Herrería, tenía buenas relaciones con el “grupo militar” de la embajada de Quito y había mantenido contacto con Roberto Gilbert, primo del expresidente León Febres-Cordero durante unas sesiones de tiro práctico cuando era Comandante de la Infantería de la Marina en Guayaquil. Allí también habría conocido a Jimmy Zunino, “proveedor de armas del Municipio de Guayaquil y amigo personal del alcalde (Jaime) Nebot”. Este diario intentó conocer si Rodríguez, quien hoy es el secretario del movimiento político Podemos, liderado por el prefecto del Azuay, Paúl Carrasco y el contralmirante Molestina, fue contactado por esos años para ser parte de una red de colaboradores de la central, pero a pesar de reiterados intentos no se logró obtener su respuesta.
“Simples peones”
Ayer en una entrevista con Radio Pública, Mario Ramos, director del Centro Andino de Estudios Estratégicos se refirió al documental presentado por Telesur la semana pasada en donde se revela una nueva red conformada por periodistas y políticos ecuatorianos y dirigida por la guayaquileña con ascendencia alemana y estadounidense, Karen Hollihan (ver fotos), quienes confluirían con los intereses de EE.UU..
Para Ramos las declaraciones del embajador de ese país en Ecuador, Todd Chapman, son sorpresivas y serían signo de su mala conciencia, pues es elemental “y todo el mundo lo sabe” que los servicios de inteligencia operan con la ayuda de una red de colaboradores e informantes. Hoy “más que topos o agentes” serían “simples peones”. Con esto coincide el sociólogo Fernando Buendía, quien también participó de la entrevista: “Hay muchas personas que actúan como tontos útiles” y reciben financiamiento para sus plataformas digitales utilizadas como herramientas de desestabilización. Considera que la red que perpetró la policía y las FF.AA. en el tiempo de Leila Hadad Pérez o agente ‘Swat’, no ha desaparecido, sino que “sigue viva y está buscando el momento de la revancha”. (I)
El asambleísta por CREO, Andrés Páez, y los periodistas Carlos Vera y Emilio Palacio, durante una conferencia en Miami (EE.UU.) en agosto del año pasado. En ese encuentro, también, estuvo Gustavo Lemus, quien fue jefe de los torturadores en el gobierno de León Febrés Cordero. Foto: Tomada del Facebook
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CIA buscaría minar apoyo a gobierno
El país reconfiguró los sistemas de inteligencia
A raíz del bombardeo en Angostura (Sucumbíos), ocurrido el 1 de marzo de 2008, por parte de militares colombianos en coordinación con fuerzas de Estados Unidos, el Estado ecuatoriano inició la reestructuración de las unidades de inteligencia militares y policiales.
El incidente, que según Colombia se produjo como parte de un operativo para eliminar guerrilleros de las FARC, permitió a Ecuador y sus autoridades descubrir que los sistemas de inteligencia de FF.AA. y Policía Nacional informaban directamente a contactos de la CIA. Desde entonces, esta reconfiguración de los servicios de inteligencia ha hecho que Ecuador tenga identidad en términos de seguridad y defensa, según aseguró ayer a EL TELÉGRAFO el especialista de la FLACSO en temas de seguridad Gabriel Orozco.
Los intereses nacionales que ha planteado el Estado ecuatoriano en 8 años están “en diametral oposición con los intereses de potencias como EE.UU. o países que tienen proyección de potencia regionales en el contexto latinoamericano”, dijo Orozco. Por eso, el catedrático estimó que el país tiene una relación estratégica con algunas naciones que están subordinadas a EE.UU. y “en ese sentido Ecuador ha debido tener mucho tacto y discreción en la colaboración binacional, por ejemplo, con Colombia”. Orozco consideró que los cuerpos de inteligencia nacionales funcionan en virtud de poder garantizar que no haya intromisiones, pero como se evidenció con las pruebas que arrojó el documental de Telesur respecto a la CIA y su injerencia, parece que hay un trabajo encubierto de la CIA y EE.UU.: “El interés, sin lugar a dudas de los cuerpos de seguridad extranjeros, es promover fuerzas políticas que estén a favor de la visión norteamericana en la región”, dijo.
Para eso se utiliza a los denominados “topos”, personas que se infiltran en las instituciones para promover los intereses de EE.UU. Eso -para el experto- sería una estrategia constante de la CIA “y no es de extrañar que eso suceda aquí”.
Asimismo, explicó que Ecuador se ha convertido, en los últimos años, en un referente de oposición ideológica al neoliberalismo y ha logrado influir en muchos procesos de cambio y reivindicación democrática, lo que -según Orozco- también puede leerse como una especie de afrenta, resistencia importante al orden constituido por EE.UU.
En esta línea, el experto en temas de seguridad Mario Ramos dijo que uno de los pretextos que la CIA usó para infiltrase en el país fue la lucha contra la insurgencia, que fue el elemento que articuló la estrategia de penetrar a la Policía, FF.AA. y sectores empresariales. En esta lógica, actualmente busca fortalecer la capacidad de contestación de ciertos actores que quieren difundir un pensamiento de oposición para ir minando las bases de apoyo del Gobierno, utilizando todo tipo de argumentos y mentiras (I)