Solos, en el campo o en la ciudad; conviviendo con la necesidad, el abandono y la enfermedad; sin una ocupación adecuada y sin esperanza de un cambio real en sus vidas. Este también es el panorama de miles de personas adultas mayores de Ecuador. Para ser más ser más exactos, de un 57,4% que correspondía en 2010 a 537.421 personas en condiciones de pobreza y extrema pobreza, según lo advierte el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Lo triste, aunque seamos indiferentes a esta realidad o la miremos como algo normal, es que a diario encontramos en las calles de las ciudades decenas de viejos dedicados a sobrevivir como vendedores ambulantes de cualquier producto: flores, periódicos, lotería o como albañiles, jardineros, cargadores en los mercados, lustrabotas, cuidadores de vehículos. Lo que sea para lograr un ingreso económico para ellos o para apoyar a sus familias.

En el sector rural, la vida de los adultos mayores es igual de dramática por su condición desfavorable. Debido a su edad, los viejos no son contratados por las empresas y la única alternativa que les queda es la agricultura o la crianza de animales de granja o pesca en el caso de los habitantes de la Costa.

A estas actividades se dedican 206.847 personas de más de 60 años, un 38,91%, de acuerdo a datos del INEC. Los adultos mayores trabajan solos en el campo, no están en condiciones de pagar a un trabajador, que diariamente gana 12 dólares.

Al analizar las condiciones de las personas adultas mayores por género y por área, la pobreza es significativamente mayor en el sector rural: 8 de cada 10 personas padecen pobreza y extrema pobreza.

La causa de esta situación y la imposibilidad de generar ingresos monetarios se deben a que, con el envejecimiento y a medida que aumenta la edad, la posibilidad de ser parte de la población económicamente activa disminuye por no existir plazas laborales de acuerdo a su condición.

Así lo señala la Agenda de Igualdad para Adultos Mayores 2012-2013, elaborada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).

Después de la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, los mayores de 60 años tienen como opción de rama de actividad el comercio al por mayor y menor. 81.838 personas -un equivalente a 15,39%- contribuyen a la economía familiar a través de este trabajo.

La industria manufacturera es otra alternativa de trabajo para los viejos, 37.258, esto es 7,01%, laboran en esta rama.

De acuerdo al Censo de Población y Vivienda de 2010, otras actividades que son captadoras de la mano de obra de los adultos mayores son: enseñanza. 22.879 (4,30%); transporte y almacenamiento, 22.786 (4,29%); construcción, 20.411 (3,84%); actividades en los hogares como empleadores, 16.105 (3,03%).

Las artes, entretenimiento y recreación, actividades inmobiliarias, financieras y de seguros, información y comunicación, en organizaciones extraterritoriales, son las que menos presencia tienen de viejos pobres o en extrema pobreza.