El uso de la informática representa una posibilidad para que las personas de mayor edad refuercen los lazos de amistad
¿La tecnología marcará a los futuros viejos?
El mundo cambia todo el tiempo y a una velocidad que asusta. Lo que ayer era una moda, hoy no lo es. Esa vorágine apenas nos concede un respiro para seguir adelante, sin tregua para la reflexión. Antes, dicen los viejos, la vida era más tranquila; hasta los días duraban más. “Hoy en un abrir y cerrar de ojos ya estamos en marzo, casi medio año”.
¿Qué tiempo queda para compartir, para hablar frente a frente? Nosotros, los que ahora somos los adultos mayores, somos de la generación de la palabra, del respeto a nuestros mayores, de valores aprendidos desde niños, como la solidaridad, la verdad, la ética, la moral, reflexiona Saúl Chalco, uno de los fundadores de la Universidad del Adulto Mayor de Cuenca.
¿Se puede decir las actuales generaciones de jóvenes también cuentan con los mismos valores? ¿Qué tipo de adultos mayores tendremos en el futuro? Hoy en lugar de hablar se chatea, a pesar de estar frente a frente, por citar un ejemplo, pregunta Saúl Chalco.
Un aspecto que marca una diferencia muy grande entre lo que vivieron los actuales adultos mayores en su juventud y los niños y adolescentes de ahora es la tecnología.
El creciente uso de la Internet, dispositivos móviles como smartphones y tablets, que ponen en fracciones de segundo el mundo en las manos, está más al alcance de los niños y jóvenes.
Algunos adultos mayores, en cambio, sienten que son incapaces de aprender a usar las computadoras y la Internet. Al no estar expuestos a estas nuevas tecnologías, asumen que no les aportan nada para la ampliación de su red social o a cambiar sus rutinas. De igual manera, piensan que no hay quien reciba sus correos electrónicos o no saben a quién preguntar sobre cuestiones técnicas y manejo.
En el caso de los adultos mayores, otra de las desventajas del uso de las tecnologías es su acceso. Los precios de los equipos de telefonía y demás son inaccesibles para este grupo de edad debido a sus escasos ingresos, pues en muchos casos dependen de las pensiones de jubilación o de aportaciones que les dan sus familiares.
Sin embargo, ¿en qué medida la tecnología influirá en la vejez de los actuales jóvenes? ¿Los adultos mayores del futuro serán menos comunicativos entre ellos?
Christian Espinosa, director en Cobertura Móvil y Consultoría y Capacitación Social Media y Periodismo Digital, considera que nuestras categorías de comunicación no tienen nada que ver las generaciones que vienen. Para los jóvenes, el chat refuerza sus relaciones como años atrás los novios se pasaban horas hablando por las antiguas líneas analógicas en lugar de verse cara a cara. Cuando lleguen a viejos habrá más medios para ese refuerzo.
Los viejos del futuro, explica Christian Espinosa, deberán —como ahora— diferenciar el uso de la tecnología para acercarnos con los que están lejos, pero sin perder de vista a los que están cerca. Ese es un problema de educación, no de la tecnología del futuro que venga.
Como usuarios de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), los adultos mayores tienen necesidades y demandas similares a las de las personas de otras edades, es decir, requieren tecnología útil, funcional, fácil de manejar y significativa. Su acceso a esta sigue las mismas reglas que en los otros grupos, como su poder adquisitivo o capacidad de manejo, entre otras.
Según las estadísticas mundiales, la mayoría de usuarios de computadoras y de Internet oscila entre los 6 y 20 años de edad; por el contrario, los usuarios mayores de 60 años son minoría; no obstante, cada vez son más, lo que ayuda a disipar el estereotipo occidental hacia este grupo poblacional ya que demuestra su capacidad para continuar aprendiendo y adaptándose.
DATOS
Los beneficios de las tecnologías para los adultos mayores son comunicarse con su entorno más cercano como familiares a través de aplicaciones de chat o e-mails, realizar llamadas o enviar fotografías. La comunicación se hace más fluida y rápida.
Fortalecer las relaciones intergeneracionales con lo que supone romper la brecha digital que separa a abuelos, hijos y nietos.
Mantener el control de algunos aspectos médicos y físicos, por ejemplo a través de aplicaciones que controlan el nivel de glucosa, contacto directo con servicios de urgencias o servicios sociales, activar alarmas para recordar cuándo tomar los medicamentos. Vivir un envejecimiento activo siguiendo el proceso de aprendizaje que supone enfrentarse a conocimientos nuevos. Al tener al cerebro estimulado se favorece la actividad mental, se produce un entrenamiento de las capacidades.
Disminuir la sensación de aislamiento, gracias a la posibilidad de poder comunicarse en cualquier lugar con cualquier persona solamente apretando un botón.