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“Soy mayor, pero de espíritu joven”

El aprendizaje forma parte de envejecer

El aprendizaje forma parte de envejecer
21 de junio de 2014 - 00:00

Luccy León, especialista argentina en temas relacionados a los adultos mayores, describe las cualidades de ser viejo y, sobre todo, las posibilidades de disfrutar con plenitud esta etapa divina de la vida.

El aprendizaje de nuevas tecnologías es parte de la vejez.

Es importante desechar la idea de que ciertas cualidades y emociones son propias y exclusivas de la gente joven. Es sumamente común escuchar frases como “soy mayor, pero de espíritu joven” o “me siento feliz como si tuviera 20 años”. En cambio, es sano pensar que la felicidad, la alegría y el entusiasmo pueden experimentarse y se experimentan a cualquier edad, solo hay que decidirse a vivir estas emociones con plenitud.

Para nadie es desconocido que la vejez conlleva limitaciones, que las hay sin duda, al igual que en otras edades. No obstante, para muchos, esta etapa puede ser sinónimo de libertad.

La vejez es la etapa en la que ya no hay que complacer a nadie, es el tiempo de comprobar los afectos definitivos, ya no hay espacio para las relaciones impuestas o por conveniencia, los horarios ya son relativos, se está libre de conflictos sexuales, de luchas y competencias; puede entonces volcarse la mirada hacia adentro para explorar el mundo interior sin distracciones y agradecer tanta riqueza y oportunidades. Y con esa paz silenciosa, emprender una rutina colmada de lujos.

Cuando tomamos la decisión de llegar a la vejez con una vida plena hasta el último aliento de vida, podríamos llegar a transmitir una imagen de vejez que sea envidiada y deseada.

Ese es el reto para todas las personas que están en proceso de envejecimiento, mirar que otro tipo de vejez sí es posible.

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Conviene pensar en el panorama social que nos rodeará en pocos años más al formar parte del creciente ejercicio de adultos mayores, además del círculo familiar y unos cuantos amigos que van quedando. La invisibilización de los ancianos se consolida paulatinamente en un “delito del silencio” con la complicidad de algunas estrellas de micrófono que cuentan con muchas canas y varias décadas de experiencia.

Los ancianos no solo se enfrentan al abandono, la indiferencia o al irrespeto. Detrás se esconde una serie de derechos como seguir disfrutando de una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y participación activa en las esferas económicas, sociales, culturales y políticas. Asumir este enfoque significa un nuevo paradigma en las acciones que toman los gobiernos.

Ni al interior de las mismas organizaciones de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales hay investigaciones, cifras o programas específicos sobre este colectivo, por eso no forman parte de los discursos y tampoco del imaginario social. Su vejez está condicionada a los recursos económicos de los que dispongan, a la posibilidad de una pareja, a familiares cercanos o a la soledad.

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