Alan Gross, el contratista estadounidense que fue liberado en La Habana como parte de un intercambio de prisioneros, cumplió 65 años el pasado 2 de mayo mientras aún estaba en la cárcel.

En un comunicado dijo en ese entonces: “Este será mi último cumpleaños aquí en Cuba. No es una amenaza, es una declaración de esperanza”.  Al final la espera terminó. Gross, con 100 libras menos, retornó a EE.UU. ayer.  

El empresario, quien fue apresado el 3 de diciembre de 2009, tiene 2 hijas y trabajaba como visitador social en Washington. Estudió en la Universidad de Maryland y en 2001 fundó el Centro de Desarrollo Conjunto de Negocios para conectar naciones al Internet.

Su primer trabajo con el estado norteamericano fue elaborar sistemas satelitales durante las intervenciones militares estadounidenses en Irak y Afganistán para eludir los canales autorizados. El trabajo de Gross en Cuba inició en marzo de 2009 contratado por la empresa Development Alternative Inc (DAI), a su vez subcontratada por la Usaid.

El gobierno cubano alegó, al momento de condenarlo a 15 años de prisión en Cuba en 2011, que Gross ingresó ilegalmente piezas de telecomunicaciones para realizar labores de espionaje y desestabilizar al régimen de Fidel Castro.