El papa Benedicto XVI anunció ayer que dejará el pontificado el próximo 28 de febrero por su “edad avanzada” y por sentir que le falta el vigor para seguir en el cargo. El Papa, de 85 años, hizo el anuncio durante un consistorio que celebró en el Vaticano para fijar las fechas en las que  proclamarán nuevos santos.

Aunque el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró que la decisión   fue sorpresiva, el hermano del papa, George Ratzinger, declaró  que sabía “desde hace algunos meses” que Benedicto XVI se planteaba renunciar a su cargo, a causa de su avanzada edad.

“Sé desde hace algunos meses que se planteaba” la renuncia, dijo el hermano del Papa contactado por teléfono en su domicilio de Ratisbona, en el sur de Alemania. “Se quedará en Roma”, añadió.

El anuncio de Benedicto XVI generó diversas reacciones de solidaridad y buenos deseos por parte de los mandatarios Barack Obama (EE.UU.), Francois Hollande (Francia),  entre otros, así como varias autoridades gubernamentales y eclesiásticas de varios países.

La versión del Vaticano de que el Pontífice se retira por “falta de fuerzas” es cuestionada. En México, el masón Luis Alberto García Leyton, Gran Maestro de la Logia Unida de ese país, señaló que la renuncia es una situación política por una crisis dentro del Vaticano.
 

En declaraciones recogidas por  el diario digital El Golfo, García aseguró que la situación “refleja la crisis política en el Vaticano que finalmente va a cimbrar toda la estructura administrativa de la religión”.

Considera que en los   8 años de papado   Benedicto XVI no cumplió con las expectativas de quienes verdaderamente gobiernan el Vaticano. “Esta es una situación política y no me quiero referir a situaciones religiosas porque respeto las creencias”, detalló diario El Golfo.

El pontificado de Benedicto XVI está  marcado  por una grave crisis de la Iglesia contemporánea, a la que le cuesta encontrar su espacio en el mundo occidental, por el descrédito de los abusos sexuales y el escándalo Vatileaks. 

No obstante, al igual que su predecesor Juan Pablo II se mantuvo inflexible sobre las cuestiones morales. En nombre de la defensa de la vida, mantuvo la condena del aborto, las manipulaciones genéticas, la eutanasia y el matrimonio homosexual.

El sucesor del papa Benedicto XVI podría ser un latinoamericano y hablar español o portugués.

La elección del nuevo Papa, que deberá realizarse a mediados de marzo, según las normas del código canónico, está llena de incógnitas.

El peso de América Latina, de donde proviene uno de cada dos católicos en el mundo (unos 500 millones sobre 1.200 millones de creyentes) será  determinante en la elección.
En el abanico de “papables” o candidatos a suceder a Benedicto XVI figuran también africanos, estadounidenses y asiáticos además de latinoamericanos.

Benedicto XVI al decidir dimitir a su cargo, envió un mensaje claro a la jerarquía de la Iglesia: “Hay que ceder el paso, que se vayan los viejos”, sostuvo el vaticanista Marco Politi.

“La Iglesia necesita gente joven”, dijo el experto al enumerar  la cantidad de  problemas y escándalos que marcaron el papado del Pontífice alemán sumado a la apretada agenda de trabajo para una persona anciana, de 85 años.

Benedicto XVI se trasladará a la residencia de Castel Gandolfo cuando comience la Sede Vacante y una vez que haya nuevo papa se retirará a un monasterio de clausura dentro del Vaticano, anunció  el portavoz, Federico Lombardi.