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Ahed, el rostro de la resistencia palestina en Israel

La adolescente Ahed Tamimi (c), comparece ante un tribunal militar israelí que la juzgará por 12 cargos por agredir a uniformados, cerca de Betunia.
La adolescente Ahed Tamimi (c), comparece ante un tribunal militar israelí que la juzgará por 12 cargos por agredir a uniformados, cerca de Betunia.
Foto: EFE
21 de febrero de 2018 - 00:00 - Agencia EFE

Ahed Tamimi, una adolescente palestina de 17 años que quiere ser futbolista y que cumplió dos meses en una prisión tras abofetear a un soldado, se convirtió en un símbolo de la resistencia de su pueblo contra la ocupación israelí.

Esta joven ‘demasiado peligrosa’ para Israel como para estar en libertad hasta el fin de su juicio, desconoce cuánto tiempo le queda en la cárcel de Sharón, al norte de Tel Aviv, donde espera en una celda junto con otras menores a que un tribunal militar israelí decida sobre los 12 cargos que se le imputan.

Atacar a las fuerzas de seguridad, arrojar piedras, participar en manifestaciones violentas, amenazas e incitación, son los cargos, algunos basados en hechos de hace años y que, según su abogada, Gabi Lasky, salen a la luz solo en represalia por el video en el que abofetea a un soldado en la puerta de su casa en Nabi Saleh, en la Cisjordania ocupada y que se hizo viral.

Para Lasky, Israel pretende con este caso que otros jóvenes desistan de seguir su ejemplo. Pero sus actos y, también, su detención, llevaron a convertirla en una señal de identidad del activismo palestino, que a diario la compara con Juana de Arco, Ana Frank o Nelson Mandela.

Ahed mata las horas en prisión leyendo novelas, preparándose para el ‘tawjihi’ -examen de acceso a la universidad-, haciendo deporte y busca la compañía de su madre, Nariman, encerrada en el mismo centro por cinco delitos, que también incluyen agresión a soldados.

Su padre, Basem, un activista y exprisionero de Israel, no las ha visitado porque no puede obtener un permiso para entrar en el país.

El suceso con el uniformado grabado en video es solo el último de una serie de enfrentamientos entre la joven de larga melena rubia -llamativa en esta zona- y fuerzas de seguridad israelíes.

Un pueblo de lucha
Tras la dura experiencia de la segunda Intifada, Nabi Saleh se sumó en 2009 al movimiento de la ‘resistencia no violenta’, con el vértice de sus protestas en manifestaciones contra la apropiación de la colonia judía de Halamish de un manantial usado por los residentes del pueblo durante generaciones.

Este contexto puso a Ahed, una niña de nueve años entonces, frente a frente a la ocupación: arrestos, tropas en las calles, cañones de agua de olor nauseabundo, granadas de estruendo, gas lacrimógeno, balas reencauchadas y hasta munición real como la que mató a su tío Rushdie, de 31 años, en 2012.

Nabi Saleh se convirtió en un ícono al que activistas y curiosos del mundo que pasaban por Cisjordania se acercaban para conocer a una familia que ya forma parte de la historia reciente de Palestina.

Los Tamimi fueron retratados en 2013 en un artículo del The New York Times que planteaba si no sería en esa pequeña localidad de 600 habitantes, donde estallaría la Tercera Intifada.

La llamativa melena, los ojos claros y el rostro congestionado por la ira de Ahed fueron difundidos en los medios durante años, al igual que el resto de niños del pueblo, que por decisión del clan fueron incluidos en actividades de protesta ‘para ayudarlos a procesar su realidad’.

Así, allí los menores impiden o presencian los arrestos de familiares o se enfrentan a soldados apertrechados.

Ante ellos, Ahed muestra una entereza y seriedad impropias de una adolescente que en sus ratos libres juega al fútbol u organiza coreografías de Rihanna con su prima Jana, otra ‘niña-fenómeno’ de la localidad que, a sus 11 años, es conocida como ‘la periodista más joven del mundo’.

Su actitud le valió menciones de honor del presidente palestino, Mahmud Abás o el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, e inspiró al artista irlandés Jim Fitzpatrick, autor del icónico retrato en blanco y negro del Che Guevara, para convertirla en una heroína de póster, bajo la leyenda: “Hay una Wonder Woman real”.

El caso movilizó a escritores, artistas y académicos de EE.UU., como Rosario Dawson o Angela Davis; es seguido en las redes sociales bajo el hashtag #FreeAhed y dio visibilidad a la situación de 330 menores palestinos presos en cárceles israelíes.

“Siempre dice lo mismo cuando le preguntan qué quiere ser”, dice su padre, que cree que esta joven ‘tímida, callada, valiente y fuerte’ se ha hecho famosa, entre muchas razones, porque con sus ojos azules y su pelo rubio “golpea la mentalidad occidental”. (I)

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