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El Telégrafo
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1.300 millones de toneladas de comida pierde el mundo

1.300 millones de toneladas de comida pierde el mundo
26 de mayo de 2011 - 00:00

Cerca de 1.000  millones de personas sufren de hambre en el mundo, pero irónicamente   1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician al año.

Según el informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) “Pérdidas y desperdicio de alimentos”,  elaborado por  el Instituto sueco de Alimentos y Biotecnología, esta cifra (1.300 millones) -que representa    un tercio de los productos que se producen cada año- equivale a más de la mitad de la cosecha  mundial anual de cereales.

Alan Bojanic, oficial a cargo de la Oficina Regional de la FAO  para América Latina y el Caribe, explica a El Telégrafo   que serían aproximadamente  2.300 millones de toneladas de cereales (producción de 2009/2010).
Bojanic indica que los países industrializados y aquellos en desarrollo dilapidan más o menos la misma cantidad de comida: 670 y 630 millones de toneladas, respectivamente.  Sin embargo, el representante del organismo internacional aclara  que es necesario distinguir   entre lo que es pérdida y desperdicio. La primera ocurre en las fases de producción, recolección, postcosecha o procesado de los alimentos, mientras que el segundo  se refiere a productos  que no son aprovechados.

Debido a la precariedad de las infraestructuras, el bajo nivel tecnológico y la falta de inversiones en los sistemas de producción alimentaria, las pérdidas son más frecuentes en los países en desarrollo. 

El funcionario de las Naciones Unidas (ONU) señala que, en cambio,  el desperdicio  es un   problema  en  los países industrializados y en la mayoría de los casos es provocado tanto por los minoristas como por los consumidores, que arrojan alimentos   comestibles a la basura.

Según el informe, el desperdicio per cápita entre los consumidores es de 95-115 kilogramos anuales en Europa y Norteamérica, mientras que en África subsahariana, en Asia meridional y el sudeste asiático, se pierden  solamente entre 6-11 kilogramos por persona.

Alan González, representante de la FAO en Ecuador, manifiesta que,  aunque el estudio no determina cuáles son los países que más pierden  alimentos, existe un  nivel significativo de desperdicio en el caso de Estados Unidos y de países europeos, como  Inglaterra, Francia y Alemania.

Gran parte de esta pérdida   de los alimentos es por falta de ingesta de la totalidad de los mismos. Existen políticas en los países desarrollados que  dicen “pague dos y lleve tres”, lo que ocasiona que se compren cantidades superiores que las personas   no consumirán en su totalidad y al final se desperdician, indica.

Por otro lado -agrega González-  la presentación que tienen muchos de los productos que   llegan a los mercados industrializados no son    apetecibles, las personas los compran,  pero no los consumen y se  pierden.

La región, en cambio, se  encuentra en un nivel intermedio. González precisa que  en otros continentes, como  África, el nivel de pérdidas de alimentos es superior a lo que tiene América Latina y el Caribe,   pero  un poco mejor están en  Asia y el sudeste del Pacífico. 

En el caso de Ecuador, el representante de la FAO   indica que no existen  datos del nivel de pérdidas que tiene el país,  pero    hay una brecha  importante en términos de poder tecnificar todos los procesos de producción y procesamiento de los alimentos. 

Por ello, González recomienda  vender productos agrícolas a los consumidores de forma más directa cumpliendo con las normas de calidad, pero haciendo más accesible los productos agrícolas a la población. Además es indispensable  mejorar las tecnologías para procesar alimentos, enfatiza.

La problemática mundial  del desperdicio de comida genera preocupación en organizaciones, como la  Red Global del Banco de Alimentos,  la Asociación de Bancos de Alimentos en Colombia (Abaco)  y el Banco de Alimentos de Chile.

Para la organización en Colombia,  el informe de la FAO deja claro   que se  necesitan respuestas efectivas frente al hambre y  el desperdicio. Una de ellas       son los bancos de alimentos, que reciben, redistribuyen, producen, procesan y amplían el acceso a los alimentos de poblaciones en situación de vulnerabilidad.

Jeff Klein, presidente de  Red Global del Banco  de Alimentos  (GFN, por sus siglas en inglés), cuestiona  que en una era en que suben los precios de los productos a nivel global, y el hambre afecta a casi mil millones de personas, es inaceptable que todos los años  se pierda un tercio de los alimentos que se produce para el consumo humano.

Klein  destaca a este diario que su   institución  está de acuerdo con  la FAO  que sugiere que las organizaciones comerciales y caritativas deben profundizar sus relaciones  con las empresas minoristas de alimentos y con los productores. 

Esa cooperación continua -añade-  permitirá asegurar a la    Red Global del Banco  de Alimentos y a sus entidades   aliadas en el mundo que existan bienes sustentables en las comunidades para poder atender a la gran cantidad  de personas que padecen hambre.

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