Miles de supervivientes del tifón de Filipinas esperan agua y comida
Miles de supervivientes del tifón Haiyan en Filipinas, que habría dejado más de 10.000 muertos, esperaban este martes agua y comida urgente, el mismo día en que salieron hacia la zona de la catástrofe barcos de ayuda estadounidenses y británicos.
Cinco días después del paso de uno de los tifones más potentes de la historia del país, que iba acompañado de vientos de 300 km por hora y olas de hasta cinco metros parecidas a las de un tsunami, la ONU teme "lo peor" en las zonas más afectadas, principalmente las islas de Leyte y Samar, y pidió este martes 301 millones de dólares para ayudar a las víctimas.
"Acabamos de lanzar un plan de acción que se concentra en la comida, la salud, el saneamiento, los refugios, la retirada de escombros y la protección de los más vulnerables [...] Este plan requiere 301 millones de dólares", dijo Valerie Amos, la jefa de las operaciones humanitarias de la ONU en Manila.
"Tememos lo peor", dijo John Ging, director de operaciones de la oficina de coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Naciones Unidas habló de un número de víctimas que podría alcanzar 10.000 personas sólo en la ciudad de Tacloban, la capital de la provincia de Leyte, una de las más devastadas.
En total más de diez millones de personas, el 10% de la población del país, se ha visto afectada por el tifón y al menos 660.000 personas perdieron su casa.
Las autoridades no logran hacer frente a la magnitud del trabajo para dar refugio y abastecer con agua, comida y medicamentos a los supervivientes, muchos de los cuales intentan huir de la zona.
"¿Dónde está la comida?"
"Aquí no hay nada para nosotros. Ya no tenemos casa ni dinero ni papeles" dice desesperada Carol Mampas, de 48 años, con su hijo de tres años con fiebre en los brazos.
"Por favor, digan a las autoridades que nos ayuden. ¿Dónde está la comida? ¿Donde está el agua? ¿Dónde están los soldados para recoger los cadáveres?", se pregunta esta mujer que, como miles de supervivientes, pasó la noche en el maltrecho aeropuerto de Tacoblan con la esperanza de tomar un vuelo para abandonar la ciudad.
Las calles de la ciudad siguen llenas de cadáveres en descomposición y muchas personas armadas saquean los edificios todavía en pie.
Para prevenir los saqueos las autoridades anunciaron el martes la imposición del toque de queda y el despliegue de vehículos militares.
"La presencia de policías y soldados [...] mejorará sin duda las cosas pero no se hará todo en una noche", dijo el ministro del Interior, Mar Roxas.
La lluvia que cayó sobre la ciudad en la madrugada del martes empeoró todavía más las cosas para los supervivientes.
"En los próximos días, estén seguros de ello, la ayuda llegará cada vez más deprisa", prometió el presidente filipino Benigno Aquino, que el lunes declaró el estado de catástrofe nacional.
El portaaviones George Washington y varios buques de la Marina estadounidense dejaron el puerto de Hong Kong este martes con 7.000 marines en dirección a la zona de la catástrofe. Gran Bretaña también anunció el envío de un avión de transporte y de un navío militar, pero muchos de estos barcos tardarán días en llegar.
La sombra del cambio climático
Muchos países, agencias internacionales y ONG han prometido también ayuda material y financiera. El martes tiene que llegar a Filipinas un avión de la UNICEF con 60 toneladas de ayuda.
Cada año cerca de 20 tifones o tormentas tropicales pasan por Filipinas pero los expertos aseguran que la violencia excepcional de Haiyan podría estar relacionada con el cambio climático.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también hizo un llamamiento para recaudar 24 millones de dólares para ayudar a la agricultura y la pesca, dos sectores devastados por el tifón.