Los falsos “me gusta” se venden al mejor postor
El pulgar arriba siempre ha sido un símbolo distintivo de Facebook, la red social creada por Mark Zuckerberg.
En un principio, los diseñadores de esta compañía probaron con un pulgar verde, un corazón y hasta estrellas, pero finalmente optaron por el pulgar. Pese a su popularidad, este ícono, uno de los más característicos, fue sustituido por la palabra “me gusta”. Para un usuario de Facebook, el hecho de tener varios “me gusta” resulta alentador, porque, de alguna manera, sus comentarios y mensajes tienen eco.
En el mundo empresarial, un “me gusta” adquiere aún mayor importancia, porque Facebook se ha convertido en una herramienta crucial a la hora de impulsar un negocio.
A través de esta plataforma, las empresas pueden crear vínculos con nuevos clientes y dar a conocer sus productos y servicios.
Al mismo tiempo, pueden saber si la información que publican en esta plataforma tiene o no acogida entre sus seguidores y una forma de medirlo son los “me gusta”.
Durante varios años, muchas compañías adquirieron la costumbre de comprar likes (me gusta) para tener una mayor visibilidad global, pero esto generó un negocio que hoy muchos cuestionan.
El mercado de los falsos “me gusta” no ha dejado de crecer.
Según un informe de la propia compañía Facebook, existen timadores que actúan como vendedores encargados de ofrecer a los administradores de las páginas de las empresas ofertas del tipo “compra 10 mil ‘me gusta’”. Según un informe de la propia compañía Facebook, existen timadores que actúan como vendedores encargados de ofrecer a los administradores de las páginas ofertas del tipo “compra 10 mil ‘me gusta’”.
Según un artículo de la edición electrónica de la BBC de Londres, los estafadores, con frecuencia, tratan de crear cuentas falsas o en algunos casos, incluso hackean cuentas verdaderas para enviar correos basura y adquirir nuevas aprobaciones. Estas personas se encargan de generar likes para los administradores de páginas que están convencidos de que los falsos “me gusta” les van a ayudar a obtener sus objetivos comerciales.
Para Facebook, la obtención de “me gusta” fraudulentos pone en entredicho la credibilidad de la plataforma, ya que recrea una falsa popularidad de ciertas páginas, lo cual supone un engaño a los usuarios.
Quienes dirigen estos negocios, contratan, a su vez, a cientos de personas que trabajan en condiciones precarias. A principios de este año, el diario argentino El Clarín reveló que varias organizaciones de derechos humanos alertaron sobre la situación en que trabajan algunas personas en Bangladesh donde cobran $ 120 al año por generar “me gusta” en Facebook o seguidores de Twitter falsos.
De acuerdo con una investigación publicada por el diario The Guardian, en estas nuevas ‘fábricas’, los empleados deben crear perfiles falsos en las redes para producir al día hasta mil likes, así como seguidores en la red social de microblogging.
La presencia en la Red es indispensable para las empresas, y estas lo saben. Por ello intentan aumentar su popularidad incluso recurriendo a páginas pagadas para que sus perfiles tengan más movimiento.
Nicolás Rizzo, especialista en tecnología digital, explica que en Ecuador también hay muchas empresas que ofrecen el servicio, como parte de una estrategia digital concebida para el sector corporativo. Aunque el número de seguidores puede dar mayor visibilidad a la página y mejorar su imagen, el éxito, según Rizzo, no radica en el número de seguidores.
“Puede funcionar como enganche, pero si los seguidores y los ‘me gusta’ son falsos, quién me garantiza que mi marca está bien posicionado. Todo es ficticio”, recalca este experto. Advierte, además, que las empresas buscan que quienes visiten su Facebook sean personas reales que estén interesadas por sus productos o servicios. “De lo que se trata es que nuestros productos tengan consumidores”.
Rizzo considera que la única posibilidad es que la estrategia venga después, es decir, “si tengo un grupo de seguidores de 15 a 20 años, y mi grupo objetivo es de 30 en adelante, intentaré atraer primero a los usuarios más jóvenes para que ellos, a su vez, sugieran a sus padres visitar la página, pero esto no es lo ideal”, precisa. Por lo general, las empresas se aprovechan de otras más pequeñas que no tienen equipos de marketing dedicados o expertos en la red.
Las marcas que más podrían ser seducidas por conseguir 10 mil “me gusta” son aquellas que no tienen una fortaleza de marca considerable. Ellos compran la mentira de que las opiniones se pueden obtener al por mayor. Lo más preocupante es que si a las compañías las descubren comprando “me gusta” falsos, existe la posibilidad de que estas pierdan credibilidad ante los usuarios de las redes sociales. Si se pierde la confianza, difícilmente sus productos y servicios serán bien acogidos. (ARB)
Engaño
Los falsos seguidores no son tan valiosos como los reales (nunca compran, por ejemplo) y en algunos casos pueden llegar a costar dinero.
Facebook cobra a las empresas una cuota para promover los mensajes entre todos sus seguidores. Cuanto mayor número de seguidores tenga, legítimos o no, mayor será esta cuota.
En algún momento, Facebook puede detectar y eliminar las falsificaciones y las cuentas fraudulentas podrían ser cerradas. Esto se debe a que los “me gusta” no son genuinos.
Ciertas empresas pequeñas o grandes, cuyo nicho empieza en Facebook, utilizan estas técnicas para hacer creer al usuario que tienen mayor alcance de lo que realmente tienen. Este es un engaño que puede ser descubierto.