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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Los candidatos que cierran sus cuentas llevan las de perder

Las redes sociales tienen su propio lenguaje en campañas electorales

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En los últimos días trascendió en las redes sociales la forma en que Naheed Nenshi, alcalde de la ciudad canadiense de Calgary, interactúa con los ciudadanos a través de su cuenta de Twitter (@nenshi), a partir de mensajes mordaces que fueron viralizados desde la web de marcadores sociales y agregador de noticias Reddit. Nenshi se volvió popular por sus respuestas mordaces, como la que le dio a un ciudadano que preguntaba “cuál es el punto del ridículo gasto en un puente de nuevo”. El alcalde contestó: “Creo que es para cruzar el río”.

La cuenta de Nenshi -que ha generado tan alto impacto y no solo en Calgary- evidencia que las redes sociales son poderosas herramientas de comunicación política.

En las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2008, ya se hablaba de cómo Obama había sabido aprovechar las redes sociales para promocionar su candidatura, y a partir de los comicios siguientes, cientos de millones de dólares se han invertido en estos espacios que en 2010 representaban solo el 2% del padrón electoral estadounidense.

¿Cómo funcionan en Ecuador? Tras unos días de las elecciones seccionales, quedan algunos análisis por hacer sobre su impacto. La penetración de Internet en Ecuador ha experimentado un aumento que supera con creces los 35.000 usuarios que había en 2006.

El Ministerio de Telecomunicaciones indicaba en 2013 que 8 millones de ecuatorianos (54%) contaban con el servicio de Internet, y la proyección era finalizar el año con 10 millones (80%).

En Ecuador existen 7,2 millones de perfiles de Facebook, y -según cifras de la iniciativa usuariosdigitales.org- en Twitter hay más de dos millones de cuentas. Es decir, las redes cuentan con la infraestructura para jugar un papel electoral.

Un ejemplo es el resultado de las elecciones en Quito, donde Mauricio Rodas venció a Augusto Barrera con una diferencia del 20%. El excandidato presidencial ha mantenido un crecimiento sostenido de su fan page de Facebook, que hoy alcanza los 343.000 seguidores.

Para ponerlo en perspectiva: En Quito, donde hay 1’857.000 electores, 343 mil personas significan un 18% de los votantes, y el 24% de votos válidos cuando se había escrutado el 73% de las actas, pues hubo un ausentismo de 255 mil y un volumen de votos nulos de 106 mil, y blancos de 77 mil.

La experiencia de Barrera en redes sociales fue lo contrario. El actual alcalde tuvo que cerrar su cuenta de Twitter en 2012, debido a la cantidad de mensajes críticos y bullying que recibía a través de la red social.

Si bien estos datos no se fundan en un análisis que permita afirmar categóricamente que las redes definen intenciones de voto, estas páginas sí son un espacio con función propia en campañas.

Para Christian Espinosa, analista de redes sociales y director del sitio de análisis 2.0 coberturadigital.com, las redes son sitios que amplifican mensajes, pero el panorama podría cambiar en las próximas elecciones.

Espinosa destaca la forma en que Rodas supo capitalizar sus cuentas en redes sociales. En su fan page de Facebook, el ganador de la alcaldía de Quito “tenía más de 100 mil seguidores en 2012 y en 2013 sobrepasó los 300 mil”.

Alfredo Velazco, director de Usuarios Digitales, explica que en el caso de las recientes elecciones, las redes no fueron medidores cuantitativos, “sino cualitativos, como los grupos focales”.

En ese sentido, Espinosa cree que el cierre de la cuenta de Twitter de Barrera podría haber sido clave para su derrota, pues considera que si el alcalde de Quito hubiese mantenido ese canal de información que le daba un acceso directo a las críticas de los ciudadanos, “talvez las correcciones de la estrategia de campaña las podría haber hecho mucho antes”.

Durante la campaña fue notoria la carga crítica de los mensajes en redes sociales, según Velazco. “Mucha gente criticó que funcionarios públicos usaran sus perfiles (refiriéndose a la campaña) y que lo hicieran en horas de trabajo”.

También fue notorio el lenguaje electoral propio de las redes sociales. “Esta fue una campaña llena de artimañas”, señala Velazco. Con él coincide Espinosa: “La tónica de esta campaña en las redes sociales fueron los memes burlones en Twitter y las páginas falsas de desprestigio a los candidatos”.

Algo que trascendió fue el hecho de que los candidatos pudieran seguirse promocionando en redes sociales durante el periodo del silencio electoral. Sin embargo, para Espinosa, ese es un campo que no ha sido totalmente desarrollado. “Hubo la típica propaganda al estilo 1.0 en las redes. Eran pancartas tradicionales, en lugar de compartir propuestas”.

Por otro lado, Espinosa identifica una dinámica rescatable: “En vista de que los propios candidatos no tuvieron la capacidad de socializar de manera efectiva sus propuestas, el debate se dio a través de la viralización de cartas”.

Es decir, fueron los ciudadanos los que crearon discusión en redes. Espinosa lo ejemplifica con el debate radial entre Rodas y Barrera. Desde Twitter, “la gente pidió propuestas, pues los candidatos se enfocaron en hablar mal de su oponente”, dice el analista, que también indica que en algún momento, “el debate generó más de 4.000 tuits por hora. Es decir, más de 60 por minuto”.

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