TEMA CENTRAL
El Buen Conocer como base para el Buen Vivir
Preguntar a un niño qué quiere ser cuando sea grande puede ser un termómetro de las posibilidades profesionales de un país. Científico, astronauta, inventor o matemático podrán estar entre los deseos de las nuevas generaciones porque se está creando un entorno en el que el talento humano, la formación académica, la innovación y el diseño de un nuevo modelo económico cuyo eje sea el conocimiento son prioritarios.
Dentro del Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017, el Gobierno contempla un cambio de la matriz productiva y un nuevo modelo económico. “Pasar de una economía de ‘recursos finitos’ a una de ‘recursos infinitos”, ha señalado el presidente Rafael Correa. Esta nueva economía se denomina economía social del conocimiento.
“Es completamente diferente a la economía que tenemos ahora en el Ecuador, que es sobre todo rentista, primario-exportadora y secundario-importadora, en la que el valor agregado queda fuera del país. Lo que buscamos es pasar a una economía en la que el centro del valor agregado sea el talento humano, el conocimiento, la creatividad, las ideas, la innovación. Estamos hablando de 2 modelos diferentes para el Ecuador”, explicó René Ramírez, uno de los ideólogos de la nueva economía y quien está al frente de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).
El gráfico 1 muestra la estructura de las exportaciones e importaciones de la economía ecuatoriana en los últimos años. Es claro que las ventas al exterior son mayoritariamente bienes primarios (petróleo, banano, cacao, café, etc.) con una reducida participación de tecnología. Por otra parte, las importaciones están concentradas en bienes con componentes tecnológicos de mayor o menor nivel.
La inserción del Ecuador en la economía internacional se explica básicamente por los bienes primarios y “el problema es que vender commodities —bienes cuyo elemento diferenciador es el precio— es tremendamente malo porque la economía es muy vulnerable, dependemos de precios que se fijan en el exterior, de las condiciones naturales de la producción”, detalló Rubén Díaz, asesor de la Vicepresidencia de la República en temas relacionados con el cambio de la matriz productiva.
Y en ese marco es claro que “el posicionamiento en la economía global depende cada vez más de las capacidades científicas y tecnológicas acumuladas y aplicadas en los sistemas económicos”, como lo advirtió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su informe Espacios iberoamericanos: la Economía del conocimiento (2008).
La estrategia del cambio de la matriz productiva tiene 2 lados: uno, impulsar más industrias, sustituir importaciones, aumentar la productividad y, dos, formación de talento humano e inversión (pública y privada) en ciencia, tecnología e innovación. El Gobierno ha incrementado desde hace 7 años, los recursos económicos y humanos para impulsar ambos ámbitos.
Según cifras de la Encuesta Nacional de Actividades de Ciencia Tecnología e Innovación, el gasto total destinado a esas actividades llegó en 2011 a $ 1.210,53 millones, lo que representa 1,58% del producto interno bruto (PIB). En lo relacionado con actividades de investigación y desarrollo (I+D) se invirtieron $ 269 millones o 0,35% del PIB. La meta del Gobierno es que el gasto en I+D ascienda a 1,5% en los próximos años.
"El objetivo es pasar de una economía de los’ recursos finitos’ a una de ‘recursos infinitos’. Los recursos naturales son finitos y perecibles. Las ideas, la innovación, la creatividad y la cultura no tienen -a priori- más límites que los éticos", René Ramírez, titular Senescyt.
Pero no solo importa el monto de los recursos destinados sino hacia dónde se destinan. En el gráfico 2 se puede observar cuál es la estructura de la inversión en I+D a escala mundial y en el Ecuador. En el país llegan pocos recursos a actividades vinculadas con bienes de alta, media o baja tecnología. En el ámbito económico se observa que los sectores de producción de bienes pierden importancia en la estructura económica en favor del sector servicios sobre todo ligados a las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.
Díaz grafica con un ejemplo la importancia del conocimiento en un momento histórico que el Ecuador debe aprovechar. “Google, con un valor de mercado de $ 400.000 millones, requirió para su arranque muchísimo menor capital que los grandes conglomerados industriales”, en otras épocas. Hoy “en la era del conocimiento, cualquier computadora, el talento humano... se convierten en un bien de capital y esa es una oportunidad que hay que aprovechar porque no requerimos los niveles de inversión de los setenta cuando la economía global era totalmente industrial”, expresó. “Si logramos democratizar ese conocimiento estamos asegurando la democratización de los bienes de producción”, añadió Díaz.
Economía del conocimiento, pero no cualquier conocimiento
Hoy, más que en cualquier otra época, el Gobierno ha dado prioridad a la creciente inversión en educación superior, innovación, ciencia y tecnología. También son evidentes los continuos esfuerzos por consolidar un sistema que articule todos esos componentes y los actores y por crear una normativa que permite el acceso al conocimiento a todos los ciudadanos.
La educación superior recibe del Estado un presupuesto cercano al 2% del PIB, una cifra superior a la media de lo que destinan los países de la región (1,1%) y mayor que el 1,7% de las naciones desarrolladas. El programa de becas auspiciado por el Gobierno también refleja la apuesta por la calidad del talento humano y por la formación especializada en áreas relacionadas con sectores prioritarios como ciencias y nuevas tecnologías. Solo entre 2011 y 2013, el número de becarios de cuarto nivel que estudia en el extranjero pasó de 1.754 a 7.168, como muestra el gráfico 3.
"El conocimiento debe ser común y abierto. Esa es la clave de la revolución del Conocimiento que Ecuador está poniendo en marcha. No se trata de cualquier conocimiento implica que desde lo público se genere conocimiento", Daniel Vazquez, director Flok Society.
En el tema de innovación, el país también registra avances. Según el Índice Global de Innovación, entre 2012 y 2013, el Ecuador subió 15 puestos, pasando de la ubicación 83 a la 98. A ello se suma, la inversión realizada en infraestructura educativa centrada en las nuevas universidades: Yachay, Ikiam, de las Artes y de la Educación, que ya están funcionando. “Lo que necesita el Ecuador es un sistema de educación superior pertinente a la transformación social que apuntamos. El gran problema que ha tenido el sistema de educación superior es que ha estado a espaldas de lo que necesita el país y de las transformaciones sociales que se requieren. Un tema fundamental de estos años es una articulación del sistema universitario, con el sector empresarial y con el cambio de transformación económica que se está empujando” desde el Gobierno, manifestó Ramírez.
El funcionario indicó que se está apostando por una economía que dé resultados en 2 o 3 décadas, en el mejor de los casos. “La estructura económica estará basada principalmente en el conocimiento y no cualquier conocimiento sino uno que tenga una perspectiva social; es decir, que busque satisfacer necesidades, garantizar derechos, mejorar la productividad y la empleabilidad”, dijo Ramírez.
Pero los resultados no se verán a mediano y largo plazo exclusivamente. Hay sectores en los que los cambios se podrán constatar en cortísimo plazo con la incorporación de innovación, ciencia y tecnología, el mejoramiento de industrias, procesos y productos, replicando los conocimientos que vienen de afuera. Otra fase será la creación de conocimiento y productos nuevos, que es un proceso más largo.
Al decir “no cualquier conocimiento”, el Gobierno deja clara también su postura respecto a los propietarios del conocimiento. Se busca pasar de un régimen de privatización del conocimiento (en el que se discuten temas como patentes y derechos de autor) a uno de acceso al conocimiento por parte de todos y de construcción colectiva del conocimiento.
“Un lago del que todos podemos beber, pero al que todos debemos volver a echar agua”, Daniel Vazquez, madrileño y de profesión ‘hacktivista’, es director del proyecto Flok Society en Ecuador. La iniciativa, apoyada por el Gobierno e incubada en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), busca promover una discusión amplia con expertos, académicos, organizaciones sociales y otros interesados para construir en conjunto propuestas destinadas a ser incluidas en legislaciones y a convertirse en realidad como aporte al cambio de la matriz productiva.
“El buen conocer para nosotros es el hábitat del Buen Vivir, no puede haber un Buen Vivir si no hay un Buen Conocer”, señaló Vazquez durante la Cumbre del Buen Conocer que se realizó en Quito la semana pasada. Expertos de todo el mundo aportan y dialogan para encontrar soluciones que se adapten a la realidad ecuatoriana y que ayuden a configurar la economía del conocimiento.
Vazquez cree que “el conocimiento debe ser común y abierto. Esa es la clave de la Revolución del Conocimiento que Ecuador está poniendo en marcha. No se trata de cualquier conocimiento implica que desde lo público se genere un conocimiento que sirva para lo público”.
Apuntó 2 ejemplos que en lo inmediato representan un cambio basado en el conocimiento. Por un lado está la decisión presidencial de dar paso al uso de software libre en las entidades del Estado a través del Decreto No. 1014 de abril de 2008. Con ello, el Estado ahorró $ 15 millones desde su implementación, señaló Vazquez con base en datos de la Secretaría de Gobierno Electrónico. Ese constituye un pequeño paso porque se trata de la migración de servidores en los que se almacenan datos (como el correo electrónico, páginas de internet, etc.) con tecnologías que no necesitan de compra de licencias y que pueden mejorarse de acuerdo con las necesidades. Otro ejemplo es el proyecto del IAEN para crear una plataforma virtual en la que se almacenarán contenidos para capacitación de los servidores públicos (alrededor de 560 mil). “Un curso de 40 horas supone uno costo mínimo para el Estado de $ 200 o $ 300 por funcionario. Con esta plataforma, que se está haciendo con software libre y cuyos contenidos también son libres, puede ahorrar una media de $ 120 millones por cada curso que dé el Estado a todos los funcionarios”, detalló Vazquez. “Está plataforma soluciona problemas de infraestructura (para albergar a tantos servidores públicos), libera conocimiento y a la vez genera un ahorro espectacular”, agregó.
En el Flok Society las discusiones van más allá de lo informático. Expertos como el griego Georges Dafermos, expusieron en el Ecuador las alternativas en campos como el agrícola. El acceso a diseños industriales libres de patentes, por ejemplo de maquinaria, o la creación colectiva de bancos de semillas, son algunas iniciativas exitosas en otras zonas del planeta.
El conocimiento se socializa, se discute y se aprovecha en beneficio de todos. Representa “un lago del conocimiento del que todos podamos beber, pero al que todos tenemos que volver a echar agua para que no se seque”, ilustró Vazquez.
El trabajo del Flok Society, que empezó hace 8 meses será sistematizado por coordinadores de distintas áreas en documentos que se entregarán a las autoridades. Flok significa Free Libre Open Knowledge y todos están invitados a participar a través de la página web: www.floksociety.org.
Las reglas del juego
Según el Índice Global de Innovación, el Ecuador avanzó 15 posiciones entre 2012 y 2013 en ese ranking.
La meta del Gobierno es aumentar la inversión en I+D de 0,35% a 1,5% del PIB en los próximos años.
La iniciativa Flok Society, que depende del IAEN, busca desde hace casi 8 meses generar discusión y producción de conocimiento colectivo, al acceso de todos.
El Código Orgánico de la Economía Social del Conocimiento e Innovación será enviado a la Asamblea Nacional para su discusión este año.
El diseño y funcionamiento de la economía social del conocimiento requiere de un marco jurídico. Para ello se está construyendo el Código Orgánico de la Economía Social del Conocimiento e Innovación, que según prevén las autoridades será enviado a la Asamblea Nacional en este mismo año.
Siguiendo la lógica de todos los proyectos ligados al conocimiento en el país, el código está construyéndose en colectivo; es decir, a través de internet se socializan y discuten propuestas. La iniciativa WiKiCOES+i (disponible en http://coesc.educacionsuperior.gob.ec/) es una herramienta que sigue el patrón de Wikipedia. Ahí aparecen los capítulos y temáticas. Con la creación de una cuenta de usuario, todos los que estén interesados pueden opinar, discutir y plantear propuestas. Todo será procesado para redactar el documento final, el cual se debatirá a nivel ministerial y luego pasará al Legislativo.
Desde inicios de marzo cuando se lanzó el WiKiCOES+i, la página ha recibido 400 mil visitas y estará habilitada para mantener debates al menos un mes más, según la Senescyt.
Hernán Núñez, especialista en propiedad intelectual y asesor en temas de gestión del conocimiento de Senescyt, explicó que “el espíritu del código es incentivar la generación del conocimiento de forma colaborativa porque creemos que mientras más personas participan en algo siempre va a ser mejor”.
El código contemplará aspectos como: parámetros para proyectos de investigación, generación de incentivos tributarios y no tributarios para los creadores, científicos, inventores, etc., entre otros. Está compuesto de 3 libros: gestión del conocimiento, Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología, Innovación y Saberes Ancestrales e investigación responsable, el emprendimiento social y solidario y la innovación social.
El código también prevé “eliminar cierta regulación que impide, por ejemplo, hacer ingeniería inversa, para que el conocimiento sea visto como un bien público que es lo que necesitamos en este momento y no como un bien cerrado o privado”, indicó Ramírez, en referencia a la actual Ley de Propiedad Intelectual.
Este tema puede ser abordado como un régimen “muy mercantilista con estándares muy altos de propiedad intelectual, con la idea de privatizar el conocimiento y limitar al máximo su difusión” (como permite la ley actual) o como un modelo “social” con mayores flexibilidades que posibilite el “emparejamiento tecnológico” y que mire al conocimiento como “una construcción social”, señaló Núñez.
“Partimos de la regla general de que el conocimiento es libremente utilizable y como excepción es ‘privatizable’”, enfatizó el asesor de la Senescyt.
Los expertos apuntan que para que se concrete el cambio de la matriz productiva es necesario tener como base una diferente matriz cognitiva, la cual se compone de talento humano, infraestructura, incentivos, institucionalidad, financiamiento, normatividad y propiedad intelectual. En cada uno de esos ámbitos está trabajando el Gobierno. Y si bien la gestión del Estado es crucial, la idea es que este sea el que dé el primer impulso para que luego se sume el sector privado.
En ese marco, el código contempla —por primera vez en el país—, un Sistema Nacional de Innovación para articular la generación del conocimiento y la acción de todos los actores involucrados: universidades, institutos públicos de investigación, empresas e instituciones públicas y a todos actores privados.
“Los sistemas de innovación no buscan superar solo las ‘fallas de mercado’ sino también eliminar aquellos obstáculos que emanan de las relaciones descoordinadas entre la sociedad, el empresariado y el Estado” como se deduce de las experiencias en países desarrollados, según Juan Fernando Terán, economista y docente de Economía Política y Planificación para el Desarrollo. “Tenemos que construir un entorno propicio para la generación de la investigación científica”, finalizó, por su parte, Núñez.