En la negociación del acuerdo comercial entre Ecuador y la Unión Europea (UE) “hay la urgencia, pero no vamos a negociar a cualquier precio”, confesó recientemente el presidente Rafael Correa. Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la firma del convenio entre las partes generaría un efecto positivo para el Ecuador en consumo, inversiones, exportación e importación de bienes y servicios. El producto interno bruto (PIB) se incrementaría 0,10% y las exportaciones crecerían 0,11% anualmente. Mientras que si no se suscribe el acuerdo, el PIB se reduciría en cerca de 0,2% (equivalente a $ 200 millones). Otros sectores han expresado reparos.La semana pasada culminó la tercera ronda de negociaciones en Bruselas. A su regreso, el ministro de Comercio Exterior, Francisco Rivadeneria, informó que “no se llegó a un acuerdo pero avanzamos positivamente”. La próxima reunión se realizará a finales de julio cuando las autoridades esperan sellar el trato. 

Michel Leví, coordinador del Centro de Andino de Estudios Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar y editor del libro La Unión Europea y América Latina, hace un recuento del proceso de negociación y destaca los aspectos positivos de un eventual acuerdo.

¿Cómo evalúa la negociación entre Ecuador y la Unión Europea?

Ha sido productiva porque hay voluntad de las 2 partes de llegar a un acuerdo. Hasta 2008 hubo 4 rondas de negociación con el Ecuador como parte de la Comunidad Andina, en ellas se avanzó en algunos aspectos de base que son importantes para la negociación actual. Colombia y Perú negociaron y terminaron la negociación en 2010 luego de 8 rondas. De forma equivalente, si se realiza en julio una cuarta ronda con Ecuador, tendría también 8 rondas. En esa perspectiva, los avances han sido importantes porque se ve que ambas partes quieren concretar el acuerdo.

El ministro Rivadeneria, mencionó que “a veces es preferible no cerrar ciertas mesas, sobre todo al final de un proceso negociador, para poder lograr un acuerdo ganar - ganar” ¿Cómo mira esta estrategia?

Al principio se pensaba que la tercera ronda iba a ser la definitiva y esa era la idea del Gobierno ecuatoriano. Sin embargo, a mediados de semana (del 9 al 13 de junio), en el boletín informativo de la Comisión Europea, ya se manifestó que no se iba a cerrar la negociación. Con esa tercera reunión, a lo que se refiere el ministro de Comercio Exterior, es que hace falta una ronda política que permita que Ecuador posicione sus intereses.

¿Desde su visión, cuáles han sido los puntos más críticos durante la negociación?

Los temas claves son aquellos que están fuera de la estructura del comercio. Entre estos están: servicios, propiedad intelectual y compras públicas. De lado de la Unión Europea, un tema de fondo es el Impuesto de Salida de Divisas porque está relacionado con la repatriación de capitales, lo cual no es conveniente para las inversiones. Con ese enfoque lo importante sería llegar a concretar temas importantes como las denominaciones de origen, que es un aspecto clave tanto para la Unión Europea como para el Ecuador. Talvez hoy el Ecuador no tenga denominaciones de origen porque no se ha integrado a un mercado tan competitivo y tan desarrollado. Sin embargo, con el acuerdo, las ventajas que tendría el Ecuador y con la nueva visión del Gobierno de modificar la matriz productiva, está claro que las denominaciones de origen sí pueden ser un tema de fondo a mediano plazo. No hablo del cacao fino de aroma, ni de los sombreros de paja toquilla, sino que hablo de otros bienes o servicios que pueden crearse (en el futuro). Así como la Unión Europea tiene denominaciones como el Champagne de Francia o el queso Gruyèr, nosotros también podríamos tener como denominación algún producto medicinal de Vilcabamba, por mencionar un ejemplo.

Otro tema importante es el de las compras públicas, ¿qué ocurre con eso?

El tema de las compras públicas es muy sensible. Talvez la base que el Ecuador pidió para que las empresas europeas puedan participar en los concursos públicos fue muy alta, pero al final de cuentas lo que esa mediación lograría es que las empresas tengan capacidad de participar en concursos grandes y, adicionalmente, que esas compañías tengan la opción de participar con otras empresas ecuatorianas en el desarrollo de trabajos en conjunto.

El tranvía de Cuenca es un ejemplo típico de algo que puede darse en cualquier otra alcaldía. En ese caso, Francia pone la maquinaria y la tecnología, y el Ecuador se encarga del desarrollo de la infraestructura local y de la conexión.

¿Cómo ve la negociación de la propiedad intelectual?

Se refiere a la ‘patentabilidad’ de los conocimientos ancestrales. Tanto Colombia como Perú lograron importantes acuerdos para evitar que ciertos conocimientos sean utilizados por empresas sin previo consentimiento de los dueños. Entiendo que Ecuador ya lo logró como derecho propio. En los acuerdos con Colombia y Perú ya consta esa concesión.

Las autoridades del Parlamento Europeo cambiarán tras las últimas elecciones, ¿cree que esa transición afectará la negociación con Ecuador?

La estructura de la Unión Europea es fuerte y no depende tanto de los cambios de las cabezas. No obstante, esta vez se dará un cambio radical de figuras y sí es importante que la negociación concluya antes de que salga la estructura actual. Los cambios se darán a nivel de presidente de la Comisión Europea, por tanto, va a cambiar el Colegio de Comisarios. También vendrá un nuevo presidente del Consejo de la Unión Europea y un nuevo representante de la política exterior. Si bien quienes manejan la negociación son los miembros de la Dirección General de Comercio de la Unión Europea, el acuerdo tiene que ser sellado en el Parlamento Europeo y ratificarse en los parlamentos nacionales. En ese sentido es conveniente que se cierre en este momento el acuerdo porque una vez cerrado, el proceso administrativo de ratificación ya solo sería un procedimiento administrativo y no estaría sujeto a cambios de la estructura política de la Unión Europea.

Este cambio se dará en noviembre, y la próxima ronda se realizará en julio, ¿Ecuador estará a tiempo de cerrar la negociación?

Claro. El momento en que las autoridades dejan sus puestos con un acuerdo cerrado en julio, ya solo queda lo administrativo. Hay que tener en cuenta que para la Unión Europea, el acuerdo con Ecuador, no es algo de peso. Hay que entender que la asimetría que existe entre Ecuador y la Unión Europea es considerable. Para ellos no es un tema de fondo y es por eso que el tema puede quedarse relegado en la agenda porque la Unión Europea tiene otras prioridades comerciales. Por eso hay que aprovechar la oportunidad en este momento. Es un tren que pasa una sola vez. Nos subimos o no nos subimos porque no volverá a pasar.

Entonces, ¿considera que sí se firmará el acuerdo?

Creo que la Unión Europea esperaba la voluntad política del Gobierno ecuatoriano. Entiendo que el Presidente manifestó públicamente durante su sabatina (del 14 de junio) su voluntad de cerrar ese acuerdo. Entonces, ese es un mensaje positivo que indica que la Unión Europea también buscará cerrar el acuerdo.

"El hecho de que Ecuador sea un país dolarizado hace que no pueda recibir (de la Unión Europea) el mismo trato que Colombia y Perú".

¿Cree que Ecuador logre un trato con mejores condiciones que las que consiguieron Perú y Colombia?

El Ecuador, en el marco de la Comunidad Andina, ya tiene preferencias a nivel de comercio por ser un país de menores ingresos que Perú y Colombia. Ecuador y Bolivia tienen un trato diferenciado, según el Acuerdo de Cartagena. El país ha sacado provecho de esa condición y ha planteado ese mismo tratamiento a la Unión Europea, haciéndole ver que la relación con Colombia y Perú es diferente. En ese sentido, las concesiones que pueda obtener Ecuador podrían ser en algunos aspectos mejores que Perú y Colombia porque los acuerdos de base son similares.

¿En qué aspectos, por ejemplo?

En compras públicas. El hecho de que Ecuador sea un país dolarizado hace que no pueda recibir el mismo trato que Colombia y Perú. Esos países sí pueden emitir moneda propia y, por lo tanto, pueden devaluarla para ser más competitivos. Otro tema de fondo es el trato nacional a las empresas que no están domiciliadas en el país y las diversas formas de prestación de servicios. El trato nacional se refiere a que las empresas operen bajo las mismas condiciones, incluso si no están domiciliadas en el Ecuador.

¿Cómo ve el escenario para el Ecuador si no se concreta la firma del acuerdo este año?

Se perderían las preferencias arancelarias que otorga la Unión Europea. Los productos se comercializarían sin ningún tipo de beneficio y no serían competitivos frente a los de otros países que sí tienen acuerdos. El convenio permite que la producción ecuatoriana y la europea sean más competitivas. Eso sí, no hay que ver el acuerdo como si pudiera cambiar todos los males del país porque los acuerdos no sirven para eso, sino para generar ventajas de acceso a mercados bilateralmente y depende de cada país que el acuerdo sea beneficioso. Sin acuerdo, las condiciones de competencia y los volúmenes disminuirían. En el caso del banano sería catastrófico.

Me gustaría añadir que con el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) que se estableció entre la Comunidad Andina y Europa para combatir el narcotráfico, el país que más lo aprovechó fue el Ecuador, la nación que más ítems puso en el mercado europeo fue el Ecuador. Esto demuestra que tiene capacidad de negociar y de implementar un acuerdo y que los sectores productivos tienen la capacidad de cumplir ese acuerdo. El pensamiento de muchos sectores es demasiado negativo. Creo que el país podría dar mucho más si tuvieran una visión más positiva.