Riña nocturna en Otavalo por desalojo de vendedores
Eran las 20:00 del viernes y decenas de agentes de la Policía, guardias municipales de Otavalo, Ibarra y Antonio Ante, e incluso celadores privados, se apostaban cerca de la calle 31 de Octubre, entre Abdón Calderón y Juan Montalvo, en Otavalo, Imbabura. Parecía que se preparaban para una batalla. Llegaron con cascos, escudos, toletes y gases lacrimógenos.
El objetivo: desalojar de la vía pública a más de 750 comerciantes informales, que desde el miércoles regresaron al lugar, luego de 5 meses. “Tenemos la orden de desalojar a los vendedores por las buenas o por las malas”, advirtió el guardia Juan Perugachi. Los comerciantes, por su parte, “armados” con escobas y frutas, esperaban la arremetida.
Entrelazaron sus brazos y formaron una barrera humana para impedir el paso de la fuerza pública.
“De aquí me sacan muerta. Este es mi lugar de trabajo desde hace 35 años y así alimento a mi familia”, gritaba Yolanda Sánchez, vendedora de legumbres.
En ese momento, un pelotón de policías ingresó por la calle Juan Montalvo, mientras otro esperaba en la Abdón Calderón. Los comerciantes medían fuerzas con los uniformados. María Pérez, vendedora de mariscos, repelía la avanzada con una escoba, un empujón la dejó en el suelo y eso provocó una batalla campal. Los comerciantes se defendían con piedras, palos, a puño limpio e incluso con frutas. Más de 12 mujeres resultaron golpeadas, pero impidieron el desalojo.
Mauricio Gutiérrez, comandante de Policía en Imbabura, invitó a los dirigentes de las 5 asociaciones a un diálogo con Mario Conejo, alcalde de la ciudad, quien -según los vendedores- había ordenado el ingreso de tractores y volquetes con material de construcción. El burgomaestre fue claro: “No existe posibilidad de que vuelvan a ocupar la calle 31 de Octubre. En ese lugar estamos construyendo un puente que convertirá a esa arteria en una vía de descongestión de la ciudad”.