Padre clama justicia por el asesinato de su hijo
Tras veinte años del suceso, la muerte de los menores Marco Zambrano y José Javier Rada, quienes aparecieron supuestamente ahogados en la piscina del colegio Vicente Rocafuerte, sigue en la impunidad.
El caso llegó hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que en su veredicto concluyó que los jóvenes fueron asesinados; además, obligó al Estado ecuatoriano a negociar un acuerdo amistoso con los familiares.
En teoría, el pacto se logró; pero no en la práctica, porque los familiares de las víctimas aún no reciben el pago de 250 mil dólares que se acordó como indemnización, afirma Marco Zambrano (padre).
“El Estado ecuatoriano no ha cumplido con el acuerdo amistoso, hasta la fecha no recibimos la indemnización... Sabemos que con el dinero no vamos a revivir a nuestros hijos, pero ese fue el compromiso adquirido y se debe respetar”, expresó Zambrano.
Luego de que la causa penal, iniciada el 20 de diciembre de 1991, concluyó diez años después con el sobreseimiento definitivo de los sindicados, el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en Guayaquil planteó una denuncia ante el organismo internacional en contra del Estado ecuatoriano.
El 30 de junio de 2007 la CIDH aceptó que hubo violación del derecho a la vida y que el Estado fue culpable de los homicidios. El mes siguiente los familiares de Marco Zambrano y José Rada, de 16 y 15 años, respectivamente, iniciaron la negociación con el Estado y en julio de 2008 se acordó el pago de 250 mil dólares de indemnización para cada familia.
Un crimen sin respuesta
El progenitor de Marco Zambrano comenta que en su búsqueda de la justicia ha recorrido sin éxito varios juzgados y tribunales, ya que nunca ha encontrado respuesta sobre la muerte de su hijo.
De las investigaciones policiales -menciona Zambrano- se concluye que el 13 de diciembre de 1991 el menor fue asesinado en la piscina por Carlos Tamayo Acosta (supuesto miembro de la pandilla Los Contras), quien actuó inducido por el guardia del plantel, Jacinto Arámbulo. Ambos fueron sindicados.
Menciona que según el relato de un testigo, Tamayo se lanzó sobre Marco cuando estaba en la piscina y lo golpeó hasta dejarlo inconsciente. Su compañero y amigo José Rada observó lo sucedido y ayudó a trasladarlo hasta la enfermería del plantel donde falleció. Esa fue la última vez que también se vio con vida a Rada, ya que su cuerpo fue hallado muerto a la medianoche del mismo día. “Lo mataron por ser testigo del asesinato de su amigo”, dice Zambrano.
Las autoridades del colegio deslindaron su responsabilidad en el suceso y afirmaron que los menores Zambrano y Rada se ahogaron en la piscina mientras jugaban con otros alumnos.
“Ellos son los responsables de lo sucedido y no descansaré hasta que digan qué pasó. Por qué masacraron a mi hijo en la piscina”, dijo Zambrano, quien considera que las autoridades del colegio encubrieron el crimen para no desprestigiar el plantel.
También acusa a las autoridades de justicia de no haber realizado una exhaustiva investigación y de dilatar el proceso, lo que condujo a la prescripción del juicio.
“Me duele lo que hicieron con mi hijo y lo único que quiero es justicia”, afirma el hombre, quien confiesa estar decepcionado del actual sistema de justicia.