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El Telégrafo

Las tierras adjudicadas ya están en plena producción

Las tierras adjudicadas ya están en plena producción
08 de octubre de 2012 - 00:00

Desde 2009 cientos de personas entraron en predios que estaban en manos del Fideicomiso AGD-CFN, Banco Central del Ecuador o Corporación Financiera Nacional, los que mayoritariamente  se encontraban improductivos.

Entre los campesinos que se posesionaron estaban trabajadores de las haciendas que se quedaron sin sustento, una vez que los dueños de estos lugares huyeron del país dejando sin trabajo a sus colaboradores luego del feriado bancario.

Fue poco después  que inició un proceso a través del Ministerio de Agricultura para que las tierras  improductivas pasen a manos de sus ocupantes. El objetivo era que  beneficien a quienes más lo necesitan: miles de familias sin trabajo.

Luego de un año, dos de los predios más grandes que fueron adjudicados en Guayas ya empiezan a dar sus frutos y sus dueños trabajan para sacar adelante a sus familias.

Uno de ellos es la hacienda La Paquita, que tiene 600 hectáreas (ha) que son trabajadas por 103 socios. El otro es La Indiana, que tiene más del doble de extensión:  1.400 ha que se han distribuido entre  250 familias.

Los nuevos dueños de las tierras han sido agricultores durante toda su vida. Y es que esta es la principal actividad en el cantón Bucay y en la parroquia  Puerto Inca. Ambos lugares ubicados  en la provincia de Guayas en donde están las haciendas.

“Me levanto a las 05:00 y empiezo a trabajar en el campo hasta las 11:00 y de ahí regreso a las 12:00 hasta las 14:00. Ese siempre ha sido mi horario, pero antes era para ganar un jornal que me servía para apenas mantener a mis cuatro hijos; además, los dejaba solos, ahora trabajo en mi tierra y ellos están a mi lado”,  dijo con orgullo Dirma Vera, una de las socias de La Paquita, mientras agrupaba el bambú verde que tenía previsto entregar posteriormente.
Ella es parte de los agricultores  que trabajan en asociación en los  cultivos de cacao, maíz y piña, que son garantía del crédito que les entregó el Banco Nacional de Fomento (BNF).

Ellos han dividido 5 hectáreas para cada socio, allí siembran los tres productos: hay 150 ha de maíz, 100 de cacao y 147 de piña. Adicionalmente cada socio tiene un espacio de terreno proporcional para otros cultivos de ciclo corto porque las ganancias de la venta de productos principales no se ven de forma inmediata y necesitan ingresos para sostener a sus familias.

Hay unos que tienen plantas ornamentales, maní, maracuyá, etc.

Ese el caso de Francisco Castañeda, quien junto a su madre recoge las plantas de izora (una variedad ornamental que se utiliza para decorar jardines)  que vende en 20 centavos de dólar cada una y que en el mercado se las compra en 80 centavos.

Cada agricultor utiliza el terreno libre para sembrar  el producto en el que más experiencia tiene.
Castañeda, en más de media cuadra, tiene 13 mil plantas de izora, que es lo que le ayuda a la manutención diaria de su familia.

Hugo Mata, técnico del Plan Tierras, organismo adjunto a la subsecretaría del mismo nombre, mencionó que este ha sido un trabajo  arduo para lograr que cientos de personas trabajen en forma asociativa, pero que ahora está dando buenos frutos.

Lo primero que debió hacer este organismo fue razonar con los agricultores para que trabajen juntos, que aprendan a ser empresarios.

Aunque el Estado les ayudó a obtener los predios, no fue un regalo. Los beneficiarios accedieron a préstamos por parte del Banco Nacional de Fomento (BNF) para comprar las tierras, sumados a los fondos productivos que también se entregaron para trabajar en las haciendas; los que deben pagarse casi simultáneamente.

Los nuevos emprendedores están conscientes de las obligaciones adquiridas y por ello trabajan con empeño para sacar adelante su negocio. En el caso de La Paquita, el préstamo ascendió a $ 899 mil  para la compra de las tierras y  $ 347 mil  para la producción. Los agricultores no reciben dinero sino los insumos necesarios, se manejan con pro formas, indicó Mata.

Raúl Altamirano es el presidente de La Paquita y comentó que en 2009 entraron a los predios bajo el sistema de arrendamiento. “Nosotros llegamos y esto era desierto, antes la hacienda era ganadera y ahora es  agrícola.  En 2011, en La Paquita, se obtuvieron 17 mil quintales de maíz en las dos cosechas.

A esto se sumó otra ayuda de parte del Gobierno, que consiste en  un proyecto de riego que ascendió a $ 200 mil.
En La Indiana,  ubicada en Puerto Inca, el cultivo principal es la caña. En el lugar hay 600 ha de sembríos. Desde que se cruza el puente de metal que lleva a la hacienda se puede observar la caña junto con unas pocas casas de algunos agricultores que viven en el lugar -alrededor de 30 familias-, que son trabajadores fijos.

“Ellos reciben un jornal diario, pero no hay trabajo para los 250 socios,  cada uno trabaja  cinco semanas y lo que se va a hacer es entregar una hectárea por cada familia para que siembren otros productos y puedan solventar sus gastos diarios”, comentó Luis Jordán Vilela, quien es uno de los cuatro presidentes de los grupos que forman un comité de contingencia. Adicionalmente hay un administrador que lleva las riendas del negocio.

“Prácticamente somos el primer proveedor del ingenio del Grupo Gloria, conocido como La Troncal, porque no hay una producción igual y el año que viene la vamos a incrementar a 1.000 ha”, detalló Jordán, mientras dirigía a sus compañeros que estaban quemando la caña, ya que en los días siguientes llegará una cuadrilla del ingenio para cortarla y llevársela.

Jordán informó que la tonelada de caña se la pagan al precio oficial y que La Troncal se comprometió a comprar todo lo que se produzca.

La Indiana está valorada en $ 4’500.000,   de los cuales se subsidió la mitad con bonos y el resto con un préstamo que les entregó el BNF. Este predio está ocupado por las asociaciones 27 de Octubre, Arroceros de Cone y Buen Vivir, a lo que se suma la cooperativa La Indiana.

Hasta septiembre,  el  Plan Tierras entregó 18.880,37  hectáreas, que corresponden a  43 predios con lo que se benefició a  51 organizaciones de campesinos en el país, lo que significa 3.788 familias, que ahora son dueñas de sus tierras.

Según datos del plan,  un 33% de las tierras entregadas está productivo y esperan incrementar este porcentaje para el próximo ciclo.

La inversión no reembolsable, realizada desde el Ministerio de Agricultura (Magap) se ha apoyado en el proyecto Caders y 2KR (cooperación japonesa), que fue destinada para pastizales, riego y cultivos, asciende a $ 1’279.939,89.
La entidad gubernamental informó que en las próximas dos semanas se atenderá la demanda de créditos de  los agricultores que accedieron a los diferentes predios y  que requieren inversión, a través de brigadas conformadas por funcionarios del Magap y el  BNF.

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