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El Telégrafo

Acuerdo con la DP, origen de la debacle de la ID

Acuerdo con la DP, origen de la debacle de la ID
13 de junio de 2012 - 00:00

La alianza que firmó la Izquierda Democrática (ID), liderada por Rodrigo Borja, con la Democracia Popular (DP), encabezada por Osvaldo Hurtado, fue una de las que ayudó a que el primero alcanzara la presidencia de la República y mantuviera la gobernabilidad en el período  1988-1992.

Para los ex fundadores y dirigentes del “partido naranja” esa decisión fue el inicio de la debacle, que  42 años después amenaza destruir a la agrupación.

Gracias al pacto ID-DP   se nombró   a los presidente y vicepresidente del Congreso, así como de los desaparecidos  Tribunal Supremo Electoral (TSE) y  Corte Suprema de Justicia (CSJ). Luis Jarrín  califica como una “falla” el hecho de que  la  ID haya cedido  el manejo económico a la  DP, entre ellos el  Ministerio de Industrias, en el que estuvo al frente   Juan José Pons, que era parte de la Unión Demócrata Cristiana.

También se entregó el Banco Central y el Ministerio de  Finanzas.  “Ellos no supieron estar a la altura con los mandatos de la ID”, asegura Jarrín.

Marco Morillo, quien fue presidente de la ID en Pichincha, cuenta que la alianza con la Democracia Popular  se realizó en el ejercicio del poder “porque necesitábamos sumar votos en el Congreso Nacional”. Ahora reconoce que  “la DP, con seis votos, se llevó medio gobierno en el ejercicio económico y eso nos debilitó mucho de 1988  a 1990”.

Indica que  en medio período esa tendencia  se alejó y “sucedió lo que sucedió con los ministros y tuvimos que gobernar solos”. Se refiere a los juicios que enfrentaron  siete  ministros en el entonces  Congreso Nacional; algunos fueron declarados culpables, censurados y destituidos de sus  funciones.

Entre los impugnados  estuvieron Diego Tamariz, de Energía; Andrés Vallejo, de Gobierno; Juan Neira, de Transporte y Comunicaciones; Alfredo Vera, de Educación; Oscar Garzón, de Energía; y Jorge Gallardo, de Finanzas.

Neira sostiene que la alianza con la DP contribuyó a que  se genere un ambiente de estabilidad y de gobernabilidad.  A pesar de que enfrentó un juicio  en el Congreso, afirma que  luego del gobierno ninguno huyó del país.

Pero   Morillo considera que el pacto dejó la   imagen de que “la ID  hace lo mismo que los otros partidos, la gente nos vio  inmiscuidos en la partidocracia  y no supimos salir a defender esa posición, hubo debilitamiento de conceptos y no demostramos al país que  nosotros no estuvimos en la partidocracia”.

Álvaro Bermeo, otro de los fundadores del partido, comparte el criterio y piensa que una de las principales fallas fue que ciertos dirigentes se apartaron  de los principios ideológicos. Además habla de la  influencia que llegaron a tener ciertos personajes que  ingresaron al partido “sin ninguna identificación ideológica”.

Señala que la ID  triunfó en 1988  en   el país y  alcanzó por sí sola la mayoría legislativa en el  Congreso, sin embargo, cedió la presidencia  del mismo  a Wilfrido Lucero, de la DP.  

Morillo considera que quien pagó el   alto costo en esa alianza  fue la ID. “Cuando Borja solicitó el voto nuevamente, la gente ya no lo apoyó. En el  ejercicio del poder se demostró cómo se debe gobernar en democracia,  por los derechos”.

La última vez que Borja pugnó por la presidencia  fue en  2002. Según Neira, el partido lo presionó   frente al fracaso de los  gobiernos que le sucedieron. Triunfó Lucio Gutiérrez y  “el  país y todo el mundo  se jugó una suerte de novelería y luego vivimos las consecuencias”. Sobre ese gobierno sostiene que ganó  la “inexperiencia a la experiencia y la seguridad de un buen gobernante. Asumimos la derrota y el país perdió”, añadió. 

En sus inicios, la Democracia Popular se llamó Democracia Cristiana y  Morillo cuenta que el giro no lo advirtieron antes de vincularse a la tendencia. Pero ahora  acepta que “definitivamente hubo una equivocación en los análisis de los conceptos, nosotros considerábamos que los postulados eran en beneficio de las grandes mayorías y no de la derecha”. Agrega que   “la  DP giró hacia la derecha, dando prioridad a sus necesidades particulares y no al planteamiento de centroizquierda de la ID,  ahora encontramos a la DP con los sectores de la derecha”.

Luis Jarrín, uno de los fundadores del partido, es enfático y narra que el distanciamiento con ellos se dio  cuando no cedieron a las pretensiones de la DP, que era “una teoría de derecha moderna y nos tiraron abajo los ministros en el Congreso... por buena suerte la gente confiaba en Borja, que era   democrático”.

Para Neira, más bien,  la debacle del “partido naranja” se inicia  cuando Borja anunció su retiro de la vida  política “siendo el líder de todos los tiempos”.   “No se formaron los liderazgos internos para asumir el reto de llevar el partido adelante. Alejado  Borja de la política, otros líderes del partido empezaron a alejarse y el partido se vino para abajo”, reflexiona.

Expresa que  la salida del máximo líder  marcó un antes y un después. “Naturalmente  generaron legítimas aspiraciones de algunos compañeros del partido que en algunos casos, en forma desmesurada, buscando una proyección personal”, recuerda. Por ello, agrega, los problemas llegaron por ambiciones personales  de grupos que no tenían cimentada la estructura e ideología de la ID.

Pero, ¿qué ganó la ID en  estos 42 años? Morillo considera que  ganó presencia nacional e internacional como un partido organizado con tendencia socialista democrática “que luchó por las clases populares, sin ser un partido populista”. Además considera que obtuvo  prestigio de ser un partido transparente, honesto, “que no cayó en la partidocracia, pero que luego estuvimos envueltos en una sola vorágine, que -lamentablemente- no tuvimos la culpa”.

Para Neira,  la ID   fue “estabilizador de la economía, respetuoso de las libertades ciudadana”, desde  que el país volvió a  la etapa democrática.   Para él, por esa razón, “los organismos de crédito internacional, viendo la confianza en el país, y sabiendo de que había seguridad jurídica ofrecieron créditos”.

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