En Guayaquil la venta en línea de boletos no despega
Luis Moreira viaja frecuentemente a Guayas para trabajar en una camaronera, aunque vive en Ancón, provincia de Santa Elena.
Trabaja de lunes a viernes y usa los fines de semana para visitar a su familia. En casos especiales, como lo son los feriados de carnaval y Semana Santa, compra los boletos a través de internet.
Esta modalidad de adquisición está disponible desde 2017 en la página web laterminal.ec que fue creada por la Fundación Terminal Terrestre de Guayaquil (FTTG).
Para utilizarla, los usuarios deben ingresar sus datos a través de sus cuentas de Facebook o Google y disponer de una tarjeta de crédito para completar la compra.
Moreira no cuenta con este documento pero utiliza la de un familiar. Considera que debe existir otra opción para la compra. “Con la identificación de uno, la cédula debería ser suficiente”, dijo.
En el país existen otras opciones de compra 'online' de boletos para transporte terrestre hace cinco años. Algunas cooperativas tienen sus propios métodos, incluso desde antes de que la Fundación Terminal Terrestre creara multipasajes.com.
Tanto en esas páginas como en laterminal.ec, el pasajero busca el horario, lugar de salida y llegada, operadora de transporte que cubre el viaje y precio del boleto que desea adquirir.
Tras el ingreso de datos y la definición del método de pago se recibirá un correo electrónico con información del pasaje y un mensaje con la confirmación del boleto. No es necesario imprimir el boleto, basta presentar el código recibido usando un celular para que sea escaneado.
Pese a las facilidades que representa esta modalidad de compra, la gran mayoría de pasajeros ignora su existencia. Nataly Vera, estudiante de la carrera de Medicina, viaja hasta su hogar en Montañita durante los fines de semana y desconoce la opción.
Al escuchar los detalles, encuentra el obstáculo: no cuenta con tarjeta de crédito. “Los más jóvenes no tenemos historial crediticio para eso. Una tarjeta de débito también debe servir”, indicó.
La restricción que encuentra Nataly es la misma que afecta a la mayoría de usuarios. Según cifras de la FTTG, de las 1’950.000 personas que acuden a la terminal (95.000 diarias) apenas 200 personas usan la modalidad online al mes.
El sistema arrancó con cuatro cooperativas; actualmente son 11 (existen 92 en la terminal) y las gestiones para ampliar adeptos continúan, afirmó Klider Campos, director de terminales terrestres en Guayaquil.
Las operadoras pueden usar el sistema gratuitamente. Sin embargo, también requieren la adquisición de tecnología para adherirse al programa.
“Realmente no es nada complicado; cuando las cooperativas manejan su propio software de venta de boletos deben tener una API para enlazar la venta de boletos en ventanilla con la que se genera en la página web”, explicó Campos.
Una API (Interfaz de Programación de Aplicaciones, por sus siglas en inglés) es un código que las aplicaciones pueden seguir para comunicarse entre ellas.
Con la adquisición de la API, las cooperativas de la terminal evitarán que exista duplicidad en la venta de boletos de un asiento.
Por ello, sentencia Campos, la ampliación del servicio depende bastante de la decisión de los jefes de las cooperativas.
Sobre la falta de acogida, el funcionario señaló que parte de los compromisos de las operadoras de transporte fue dar publicidad al sistema, la cual no se observa ni siquiera en las boleterías.
A esto se suma que, en ocasiones, el sistema no refleja disponibilidad de rutas, como lo comprobó in situ un equipo de EL TELÉGRAFO durante una visita a la terminal terrestre.
Próximamente, la FTTG anunciará a las nuevas operadoras que se sumarán a la plataforma web. (I)