Los pasajeros del vuelo 302 ya son parte de la historia
Durante ocho horas una delgada manta rosada fue el único abrigo para una familia que pernoctó la madrugada de ayer, mientras esperaba su vuelo a Venezuela, en el nuevo aeropuerto Mariscal Sucre, ahora ubicado en Tababela.
La espesa neblina que se observaba por los grandes cristales que rodean la enorme estructura hizo que las horas se tornarán más lúgubres y la espera más larga. Con esfuerzo apenas se alcanzaba a divisar las copas de los árboles de un espeso bosque cercano. Turistas extranjeros aprovecharon para captar imágenes del paisaje cuando la niebla lo permitía.
Vestida con calentador azul y zapatillas blancas, Luz María Yépez trataba de acomodarse en una silla. Trabaja como comerciante de ropa en Caracas, país al que emigró hace 15 años junto a su esposo y una hermana. Hace 20 días llegaron al Ecuador para visitar a sus padres, quienes viven en Riobamba y se dedican a la agricultura. Ellos forman parte de los primeros pasajeros que utilizaron ayer los servicios del Nuevo Aeropuerto Internacional de Quito.
Como desconocían las distancias y el tiempo de llegada, Luz María y su familia decidieron viajar en bus interprovincial desde Riobamba, el martes en la noche, llegaron a la terminal terrestre de Quitumbe, en el sur de Quito, y optaron por ir directamente hacia el aeropuerto, pues no tenían un lugar en donde quedarse.
Antes de la medianoche un taxi que les cobró 25 dólares los dejó frente a la salida internacional. “Fuimos los primeros en llegar al aeropuerto, pero no nos imaginamos el frío que hacía”, dice Luz María, mientras acomoda en sus brazos al último de sus hijos que está dormido.
Mientras tanto, su hermana Zoila explica que su vuelo debía salir a las 07:45; sin embargo, días atrás la empresa Tame les notificó que debido a la mudanza del aeropuerto los vuelos se habían retrasado, y que el suyo saldría a las 10:00, haciendo una escala en Bogotá.
Las grandes maletas negras que llevaban se convirtieron en improvisadas camas para los otros dos hijos de Luz María. Su esposo, Jorge Lema, decidió dormir un rato sobre el piso, mientras ambas mujeres trataban de darse calor mutuamente, cobijadas bajo la misma manta, al tiempo que intentaban conversar de cualquier cosa para que la espera fuera más llevadera.
Unos metros más allá la historia se repite y varias mochilas arrinconadas en una esquina dejan entrever las siluetas de tres cuerpos enroscados en sus “sleepings”. La gente pasa y los mira, pero ellos no se mueven, el cansancio y el frío hacen que cada vez se junten más tratando de darse calor. Estas fueron las imágenes recurrentes en el primer día de operaciones de la nueva terminal.
Para calmar el frío y disipar las horas de espera, muchos pasajeros intentaron comprar algo de comer y tomar dentro de la terminal, pero se encontraron con precios sumamente altos para nuestra realidad, pues un café costaba $ 3,75, mientras una hamburguesa cerca de 15, un vaso de leche 2,25 y un jugo 3,25 dólares.
Muchos aseguraron que los costos eran una exageración y señalaron que los restaurantes únicamente ofertaban comida rápida. En otro de los locales, llamado “De Volada”, ocurría todo lo contrario, la fila de clientes se incrementaba al igual que sus quejas, pues por problemas en los sistemas de cobro una persona permanecía hasta 40 minutos en la fila antes de llegar a la caja.
Mientras el frío se disipaba el movimiento de la terminal iba asumiendo su rutina: llegaban personas ajetreadas, buses, taxis y carros particulares llenos de pasajeros y maletas.
A las 09:30 con un cielo completamente despejado, el vuelo 302 de la aerolínea Tame procedente de Guayaquil aterrizó en la pista ante la mirada atenta de quienes con cámara en mano no quisieron perderse el momento histórico. Luego del primer aterrizaje, cada 10 minutos un avión llegaba a la pista sin siquiera provocar el estruendoso ruido al que los quiteños estaban acostumbrados durante las 24 horas del día en el antiguo aeropuerto.
Como si se abrieran paso en medio de una carrera, Amparo Díaz y Yolanda Terán caminaban ágilmente por la terminal cargando un libro grande de pasta café y con esfero en mano se acercaron a los pasajeros y tripulantes que llegaron en el primer vuelo para pedirles de favor que escriban su testimonio y lo sellen con su firma. Lo mismo hicieron la noche del martes con los últimos pasajeros que llegaron al antiguo “Mariscal Sucre”, donde se apagaron las luces de la pista luego de 50 años de funcionamiento. “Esto es historia”, dice Yolanda, mientras las páginas del libro se llenan de firmas.
Cada persona que llegó en los primeros vuelos procedentes de Guayaquil, Cuenca, Loja y Latacunga recibieron un certificado de “pasajero pionero” del Mariscal Sucre. Lenín Vivanco llegó desde Miami y mientras miraba el papel en su manos, decía que eso será un recuerdo que podrá mostrar a sus nietos.
El primer vuelo en despegar de la nueva pista lo hizo a las 10:00, llevando a Luz María y su familia. Los aviones de las compañías Aerogal y LAN también hicieron sus arribos durante todo el día, con 129 operaciones aéreas de las 240 que realizan regularmente.
Desde Quito, buses de servicio público, taxis y autos particulares fueron los medios de transporte utilizados por empleados y pasajeros que de ahora en adelante deberán dirigirse a Tababela.
Los trabajadores optaron por acudir a las paradas de Quitumbe y Río Coca para tomar los buses de transporte público que salieron desde las 06:00, con una tarifa de 2 dólares. Aunque todo estaba planificado, los usuarios tuvieron dificultades para llegar a las paradas y, sobre todo, porque partieron con 30 minutos de retraso de acuerdo a lo anunciado por las autoridades a cargo del aeropuerto. “Estoy desde las 05:00, porque nos indicaron que el primer bus saldría a esa hora”, dijo Efrén Quintasi, empleado de Aerogal, mientras esperaba en la parada Quitumbe del Trolebús.
En la estación de la Río Coca, en cambio, la falta de información hizo que los usuarios se confundieran sobre el lugar donde debían tomar los buses a Tababela. Según Juan Herrera, presidente de Cosibo, una de las compañías que desde ayer presta este servicio, las demoras están dentro de los rangos permitidos por ser el primer día de operaciones, pero confía en que todo se normalizará en el transcurso de la semana.
Varios de los usuarios también prefirieron salir con anticipación para no atrasarse a sus trabajos, sobre todo por la congestión vehicular de Quito. Y aunque el tiempo de recorrido estimado hasta Tababela es de dos horas, ayer los buses no tardaron más de 90 minutos. Juan Sigüenza, conductor de uno de los buses exclusivos para pasajeros, por ejemplo, llegó al aeropuerto en una hora.
Diego Toapanta, en cambio, decidió tomar taxi desde La Villa Flora, en el sur de la ciudad, y a pesar de que existe mucha distancia, llegó en una hora. Él debía viajar a Lago Agrio y considera que uno de los factores para llegar pronto fue que no salió en las horas pico, donde hay mayor congestión. Lo mismo opinó Yoly Segarra, quien se dirigía a Madrid: “Mi prima me trajo. Ella tomó una ruta por Nayón y llegamos pronto”.
La única vía usada para el movimiento de pasajeros y empleados es la Interoceánica, que desde ayer incrementó su afluencia. Se espera que en horas pico circulen por ahí hasta 60.000 autos.
Si bien la nostalgia invadió a muchos la noche del martes, cuando se apagaron las luces de la pista del antiguo aeropuerto, con los primeros rayos del sol que cubrieron ayer a Tababela comenzó una nueva historia, de la que pocos podrán decir: “yo estuve en el primer vuelo”.
AYER ALGUNAS AEROLÍNEAS DEBIERON CANCELAR SUS VUELOS INTERNACIONALES
Antes de las 05:00 Cecilia A. llegó con sus dos compañeros de viaje al nuevo aeropuerto Mariscal Sucre de Tababela. Desde hace cuatro meses los jóvenes planearon un viaje a Galápagos y hasta la noche del martes todo estaba confirmado.
Sin embargo, al acercarse al counter de la aerolínea LAN para realizar el prechequeo, les informaron que su vuelo había sido cancelado debido a la mudanza del aeropuerto.
Los jóvenes intentaban no perder la paciencia, mientras la empleada de la aerolínea no podía explicarles el motivo por el cual no les notificaron a tiempo de la cancelación. El vuelo que salía a las 07:40 hacia San Cristobal, lo haría desde Guayaquil, sin embargo los pasajeros de Quito no tenían posibilidad de trasladarse hasta allá antes de las 09:00.
Ante su malestar, la mujer les indicó que tratarían de agilitar las cosas, pero que tendrían que pagar una penalidad. Otro de los empleados les ofreció un vuelo para el domingo. Finalmente los jóvenes viajaron hasta Baltra y de ahí debían desplazarse hasta San Cristóbal, en donde tenían ya sus reservaciones.
Fredy Egüez, gerente general de Servicios Aeroportuarios, señaló que desde hace un mes se notificó a todas las aerolíneas que habría la suspensión de servicios durante 14 horas, el tiempo en el que se cerraban las operaciones del antiguo aeropuerto, y que era responsabilidad de cada empresa informar a sus clientes.
BUSES SALIERON CON RETRASO
A las 06:00 -30 minutos tarde- salieron las unidades de servicio público desde las estaciones Quitumbe, en el sur, y la Río Coca, en el norte.
Las paradas con mayor demanda de pasajeros -sobre todo trabajadores del aeropuerto- fueron el Puente de Guajaló y el Redondel de Alpachaca.
90 MINUTOS DURA EL TRAYECTO
Cerca de 90 minutos duró el trayecto hasta la terminal de Tababela. 50 personas llegaron en el primer turno de las tres líneas de transporte público (incluido Aeroservicios, que salió desde Chaupicruz). Los pasajes para buses y taxis que salen cada 30 minutos se compran en la planta baja.
REGISTRO FUE ÁGIL EN EL PRIMER DÍA
A partir de las 10:00 empezaron a llegar pasajeros y familiares. Varios acompañaban a los viajeros con la intención de conocer la nueva terminal. La señalética facilitó la ubicación de los usuarios, que se chequearon y pasaron los controles migratorios sin problema.
LIBRO RECOGE EL HECHO HISTÓRICO
Yolanda Terán y Amparo Díaz, moradoras de Chaupicruz, llegaron de madrugada a Tababela para presenciar el aterrizaje del primer avión. Portaban un libro de memorias donde firmaron los pasajeros de ese vuelo. Lo propio hicieron la noche del martes en el antiguo Mariscal Sucre.
LOS NEGOCIOS NO ESTUVIERON LISTOS
Algunos locales no estuvieron listos para atender ayer a los usuarios del aeropuerto. Uno de ellos, por ejemplo, no tenía los precios de sus productos y demoró hasta 30 minutos en facturar una compra. Tampoco funcionó el internet inalámbrico.
DE CUENCA LLEGÓ EL SEGUNDO VUELO
Los pasajeros cuencanos estuvieron entre los primeros que arribaron ayer a la pista de 4.100 metros. El vuelo de la compañía ecuatoriana Tame despegó de esa ciudad a las 08:30 y ya tenían solucionado su traslado desde Tababela hasta Quito.