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Las expresiones políticas de los movimientos sociales del Ecuador son constantes, dinámicas y diversas. No cabe duda de que en su lógica y demandas hay un protagonismo para el fortalecimiento de la democracia. Quizá hay una diferencia que no se destaca: ese movimiento social no necesariamente pasa por ser de oposición al Gobierno. Al contrario, aunque no se resalte en la mayoría de la prensa privada, el apoyo es a las obligaciones constitucionales, a la garantía de los derechos y a la búsqueda de mejores formas de convivencia.
Un ejemplo claro es el apoyo a la Ley de Aguas por parte de comunidades indígenas y actores sociales. A pesar de que un grupo muy pequeño ha hecho una marcha en su contra, solo por el gran despliegue mediático, parecería que esa es la tónica de todo el movimiento social. No solo es saludable la existencia de posturas a favor o en contra, sino que el producto de la elaboración de las leyes y de los cambios conlleve un diálogo público y hasta callejero.