“Mediocre”, “ridícula”, “cínica”, “estúpida” son algunos de los calificativos que reciben a través de las redes sociales las mujeres que ejercen funciones públicas, actúan como líderes de opinión o, simplemente, expresan sus ideas en la autopista de la información o en medios de comunicación tradicionales.

La Corporación Participación Ciudadana (CPC), que monitorea la violencia política contra el género femenino en el país, señala que solo entre diciembre pasado y enero de este año se registraron 31 ataques de este tipo. Diez son los epítetos más utilizados en este tipo de desvalorizaciones; sin embargo, la CPC cita 195 términos despectivos o insultantes registrados.

El Observatorio Nacional de la Participación Política de la Mujer señala que entre las víctimas registradas se encuentran ministras, asambleístas, prefectas, viceprefectas, alcaldesas, concejalas, periodistas y activistas políticas.

Ninguna descalificación, sea contra quien sea, es aceptable. Sin embargo, el caso de los insultos dirigidos contra las mujeres tiene una carga negativa adicional. El análisis de Participación Ciudadana muestra que las críticas expresadas durante el monitoreo no se relacionan con las ideas expuestas. No, en el caso de las mujeres, los ataques se refieren más bien a cuestiones relacionadas con la apariencia física, el rol de género (“Mejor ándate a lavar la ropa”), la clase social. También desvalorizan el rol de la mujer en la política.

Y esta situación es específica, pues no ocurre cuando el objetivo de la pugna es un hombre. A ellos sí se les refutan los conceptos y pocas veces se pone en duda su capacidad para ejercer cualquier cargo o expresar opiniones.

En el caso de las mujeres, en cambio, se aplican estigmatizaciones propias de sociedades patriarcales y machistas, y se les niega el derecho a desarrollarse de manera integral como personas.

Un país no puede avanzar si no apoya a sus habitantes y, en este caso, a la mitad más uno de su población. Todo debate es bienvenido, pero debe realizarse con altura y en el campo de las ideas. (O)