Las vacunas contra el covid han estado toda esta semana en el centro de la diana debido a la llegada al Ecuador de la primera remesa.

Han corrido ríos de tinta en las redes sociales sobre la cantidad, la cadena de frío, la vacunación, la farmacéutica, incluso algunos ecuatorianos cuestionaron que la más alta autoridad de Salud, el ministro Juan Carlos Zevallos, haya sido vacunado prontamente.

Desde luego, ese cuestionamiento respondería más a las vísceras que a otra cosa porque el ministro, bien o mal, no está ejerciendo funciones desde un acorazado sino desde diferentes frentes (como hospitales), por tanto no solamente que es vulnerable sino que puede ser fuente de contagio.

Ginés González García, ministro de Salud argentino, sabe de eso, por ello en cuanto llegó la vacuna a la Argentina recibió inmediatamente la dosis.

La disposición de las vacunas, entonces, se maneja en función de la exposición al virus, de ahí que el personal de salud de primera línea figure en el listado prioritario de vacunación.

Lamentablemente, el tráfico de influencias es otro virus que azota al Ecuador, por eso una funcionaria pecho frío, y quién sabe cuántos más, no tuvo reparos en escamotearle la dosis a un compañero suyo que sí la requería. Fue separada de la institución, anunciaron.  Las prerrogativas solo pueden ser desterradas con decisiones radicales como esta.