UNES al parecer se queda solo en su aventura de derrocar al Gobierno
25 de junio de 202212 días después de iniciado el paro nacional ocurrió y al día 13 esperan consumarlo. Sí, la bancada de UNES presentó el viernes una solicitud ante la Presidencia de la Asamblea Nacional para comenzar el proceso de muerte cruzada, con el objetivo de que se adelanten las elecciones de 2025 a enero de 2023 y destituir al presidente Guillermo Lasso hasta entonces. Pero, al parecer, no contaban con un aspecto importante para que dicho cometido trascienda de un teatro político a la realidad: los votos.
El correísmo se convirtió durante las recientes manifestaciones en ese personaje del que todos hablan y se sabe que está allí, pero que no aparece, o se esconde, hasta el clímax de la historia. Sus miembros más activos carecieron del protagonismo que sí tuvieron en 2019, cuando inclusive algunos de ellos fueron acusados de rebelión.
La situación cambió con el tuit de la asambleísta Marcela Holguín en el que ponía a su cargo a disposición para anticipar los próximos comicios. De la propia Holguín ya había nacido el rumor en redes sociales días atrás, cuando filtraron un borrador con su moción para destituir al presidente Lasso, aunque la legisladora lo desmintió.
El golpe a la democracia parecía ya planificado, pero se esperaba al momento justo, cuando en una misma semana fallecieron durante las manifestaciones cuatro personas, en situaciones aún por dilucidarse judicialmente y se observaron escenas dantescas en Puyo y en el norte de Quito. En medio de esa coyuntura abrieron la Constitución y con el dedo apuntaron al artículo 130. Muerte cruzada.
Y es que en el ‘tablero’ no solo estaba acabar con la presidencia de Lasso, sino apuntar a unas elecciones seccionales que en 2023 coincidirían con las nacionales y legislativas. Este intento de arar los surcos para recuperar el monopolio del país avizoraba un escenario que para el más expectante del correísmo solo traería triunfos. Pero el ‘rey’ se precipitó en moverse.
Dentro de este juego de ajedrez, el detalle con el que no contaba UNES es que públicamente sus posibles aliados para consumar el derrocamiento se echaron para atrás. La bancada correísta sabía que con 49 votos estaba aún bastante lejos de los 92 para “bajarse” a Lasso, por eso necesitaban del brazo político del movimiento indígena, de los representantes de aquellas aproximadamente 20.000 almas que llegaron a Quito para demandar 10 puntos a rajatabla.
El cálculo no les funcionó. Esperaban los 25 votos de Pachakutik, también los de la oposición del Gobierno, pero al parecer se les escapó que una de las legisladoras más leales a la revolución había calificado de “alfombra de un banquero y lacayo del imperio” a la figura política más reconocida del partido de las nacionalidades indígenas, Salvador Quishpe.
También debemos recordar que UNES participó en la destitución de Guadalupe Llori como presidenta de la Asamblea Nacional. Entonces fue Rafael Correa quien dijo que había un “descarado apoyo” de Pachakutik al Gobierno, en un tuit que él acompañó con el ícono de dinero ($$$).
Esperaban contar con los 15 votos del Partido Social Cristiano, agrupación de Jaime Nebot, cuando este partido desde temprano el viernes se deslindó de las intenciones de derrocamiento a Guillermo Lasso, a quien apoyaron en la campaña electoral. Ni se diga de la Izquierda Democrática, luego de que UNES impulsara un proceso de destitución en contra de su legisladora Yeseña Guamaní.
UNES se habría quedado solo dentro de la Asamblea. Los votos que consiga de independientes y los “rebeldes” de Pachakutik e Izquierda Democrática no alcanzan para el fin de sacar de Carondelet a Lasso.
Con simples sumas y restas, todas las más prestigiosas voces del análisis político nacional han coincido en que UNES, en el mejor escenario, conseguiría aproximadamente 70 votos afirmativos y con ello, desechará la única opción en este periodo legislativo para aplicar la muerte cruzada. Un mal cálculo político, quizás anticipado o sin consolidar, cuyo beneficiario será el oficialismo.
Un intento de derrocamiento, dos semanas después de las vinculaciones del asambleísta de UNES con el prófugo Xavier Jordán y este último con el narcotraficante Leandro Norero; un mes después de que se denegara el hábeas corpus que permitía la libertad a Jorge Glas; y a un mes también del escándalo de que jueces, a los que se ha relacionado con el correísmo, dictaran medidas a favor de la prelibertad de sentenciados por corrupción y narcotráfico.
Este ajedrez era un engranaje de tiempo y de matemáticas. Al parecer UNES terminó con ambas cosas en contra. La aventura está por llegar a su fin y si las cosas toman el camino que aparentemente está a simple vista, UNES no solo perdió su cometido, sino que le puso el condimento que faltaba para hacer estrepitoso su paso en falso.