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Tras la culminación del Mundial de Fútbol, Brasil es ahora el centro planetario de atención política. Pero sobre todo -aunque algunos lo vean con recelo- es el lugar de nacimiento de una nueva época para las relaciones comerciales y el desarrollo de procesos económicos de distinta naturaleza a los que hemos observado bajo la hegemonía de naciones y grupos tradicionales tras el fin de la llamada Guerra Fría.
Con la creación de un banco de desarrollo y un fondo de reserva de los integrantes del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y las reuniones sostenidas con mandatarios de América del Sur, sin lugar a dudas, el futuro que muchos soñaban y al que otros se resistían está presente.
Al menos hay un escenario para imaginar condiciones más favorables a una relación horizontal, menos impositiva e inequitativa para los países de menor desarrollo, al tiempo de generar mayor riqueza para todas las naciones que sufrieron el embate de políticas neoliberales extremas.