Hoy terminan los 45 días de campaña por la consulta popular y referendo constitucional planteado por el Ejecutivo. Y a pesar de que el motor principal de la convocatoria era la inseguridad ciudadana, otros temas de interés general deberán ser analizados por los ecuatorianos: el asunto de la tortura de animales, el rol de los medios de comunicación, la legitimidad de los juegos de azar, el combate a la corrupción y la afiliación al Seguro Social.
Este es un proceso democrático que permitirá poner en orden unos cuantos temas ciudadanos.
Es cierto que se han abierto espacios de discusión y análisis en los medios de comunicación y en la academia, pero han resultado ineficientes por la prevalencia del discurso ideológico, a veces ajeno a los problemas de la gente común, del pueblo llano. En términos generales, han derivado en críticas personales contra el presidente Rafael Correa para favorecer el voto por No.
Lo que sí se ha conseguido es que, por primera vez, los ecuatorianos se han puesto a debatir sobre dificultades que deben afrontar en el día a día.
La ineficiencia de la Función Judicial es un problema que vienen cargando sobre sus espaldas durante décadas, y se percibe que están invadidos por un sentimiento de abatimiento que afecta a hombres y mujeres, jóvenes y ancianos.
Así que no importa cuál sea el resultado del referendo del próximo sábado, porque todos estamos conscientes de que el ámbito de la justicia no puede seguir como está.
Que la etapa de reflexión que comienza hoy sea aprovechada por todos quienes formamos parte de los diferentes estratos de la sociedad para leer detenidamente las preguntas y sus anexos, de manera que nuestro voto sea meditado y altamente responsable.
Los actores políticos entienden que, a estas alturas, nadie puede dar marcha atrás y todos estamos en la obligación de aceptar el resultado y el veredicto del pueblo, orientado a redefinir una parte importante de nuestro futuro.