Con la aprobación del Código Orgánico Integral Penal, Ecuador supera una larga espera y una postergada adecuación de sus leyes a las circunstancias de esta contemporaneidad.
Casi un siglo ha pasado para reelaborar el Código mencionado y, por lo mismo, con toda su complejidad, ello conlleva una amplia discusión para su verdadera y justa aplicación.
A diferencia de lo que hace la oposición, la ciudadanía se pone a reflexionar sobre las ventajas de una normativa que prevenga los delitos, sancione con justicia a los infractores y conlleve un sistema de reparación y castigo para las nuevas realidades.
Evidentemente es un avance significativo para el país y un punto de partida para la administración real de justicia ante los excesos y errores humanos.