Durante décadas, los más pobres fueron víctimas del chulco. En su afán de obtener mejores condiciones de vida cayeron en bandas de prestamistas, ligadas muchas veces al narcotráfico. La dificultad para acceder a un crédito digno se convirtió en una causa de violencia.
Estudios internacionales destacan el espíritu emprendedor de los ecuatorianos. Pero los proyectos fracasan por falta de financiamiento o porque sus creadores no tienen conocimientos administrativos.
Por eso, la creación del ‘Banco del Pueblo’ es una gran noticia para el país. Sobre todo porque imitará un modelo exitoso, el de Mohamed Yunus, quien ganó el Nobel de la Paz 2006. Nacido en uno de los países más paupérrimos del mundo, Bangladesh, demostró que los pobres honran sus deudas y que es posible dejar atrás la miseria con las oportunidades adecuadas.
Ese esquema se reproducirá en Ecuador. Si funciona, será el fin del chulco y su espiral de violencia. (O)